La demencial autor¨ªa de Vincent Gallo
Vincent Gallo es un actor con pinta de perturbado, y huellas de interiorizaci¨®n permanente en el estilo del Actors Studio. Es de esas presencias turbias a las que la c¨¢mara se empe?a en hacer caso, en mimarle. Gallo tiene un p¨²blico tan restringido y moderno como fiel. Le habr¨¢n visto interpretando a personajes en el l¨ªmite en t¨ªtulos como Arizona dreams, El funeral y Tetro. Acabamos de ver su protagonismo en la Mostra con Essential killing. La dirige el polaco Jerzy Skolimowski, un hombre que pertenece a la misma generaci¨®n de Polanski aunque su carrera no haya alcanzado ni de lejos el reconocimiento que ha logrado la de su colega. Siendo muy irregular, Skolimowski ha parido pel¨ªculas tan ins¨®litas y atractivas como Le depart, Moonlighting y El buque faro. Su obra ha tenido escasa continuidad en los ¨²ltimos tiempos, por lo que cualquier cosa que vaya firmada por ¨¦l mantiene inicialmente las expectativas. El arranque de Essential killing tiene inter¨¦s durante 10 minutos, en los que el Ej¨¦rcito estadounidense persigue en Afganist¨¢n por cuevas y paisajes agrestes a un talib¨¢n que se ha cargado a tres soldados. Hay poder¨ªo visual y di¨¢logos m¨ªnimos. El problema es que todo el metraje estar¨¢ dedicado con pretenciosa vocaci¨®n de cine mudo al mismo tema, despu¨¦s de que el talib¨¢n capturado y torturado haya conseguido fugarse del cami¨®n que le conduce a una c¨¢rcel secreta. Aunque los intentos de supervivencia de este hombre acosado al que persigue la uniformada jaur¨ªa sean muy dolorosos, llega un momento en el que desconectas de su tragedia. Lo haces porque el director no sabe mantener el suspense y su tono narrativo es pl¨²mbeo. Lo curioso es que haya elegido a un actor estadounidense como Vincent Gallo para interpretar con verosimilitud a un talib¨¢n afgano. Este luce largas y espesas barbas, exhibe permanente gesto de animal acorralado y est¨¢ corriendo toda la pel¨ªcula, por lo cual deduzco que su desgaste f¨ªsico y mental durante el rodaje ha sido exhaustivo. Pero tampoco hace m¨¦ritos art¨ªsticos para que le den el Oscar. Es una pel¨ªcula espesa e inocua, con in¨²til vocaci¨®n de originalidad en cada plano.
A Gallo la c¨¢mara le filma con expresi¨®n narcisista, y cuando habla es peor
El momento estelar del exc¨¦ntrico Vincent Gallo llegar¨¢ m¨¢s tarde, con la proyecci¨®n en la secci¨®n oficial de Promesas escritas en el agua, que dirige ¨¦l mismo. No hab¨ªa informaci¨®n previa de ella porque Gallo hab¨ªa prohibido a la Mostra que nos ofrecieran ning¨²n dato antes de la proyecci¨®n. Y est¨¢s preparado para asistir al mayor de los dislates, ya que este hombre present¨® hace a?os en el Festival de Cannes The brown bunny, uno de los mayores engendros que se recuerdan en el cine moderno, una indescriptible road-movie sin sentido del rid¨ªculo que solo lograba espabilarte y que alucinaras cuando Chlo? Sevigny, que entonces era la pareja de Gallo, le hac¨ªa una felaci¨®n real a ¨¦ste prolongada hasta las ¨²ltimas y desbordantes consecuencias.
En los t¨ªtulos de cr¨¦dito de Promesas escritas en el agua te aparecen los temblores al constatar que Gallo asume la autor¨ªa absoluta al escribirla, producirla, musicarla, montarla, dirigirla e interpretarla. Esa responsabilidad total est¨¢ al servicio de un nuevo disparate, fruto de una personalidad que parece estar ¨ªntimamente familiarizada con los problemas del frenop¨¢tico. No hay argumento ni nada l¨®gico, aunque se supone que el protagonista realiza algo tan concreto como maquillar cad¨¢veres en una funeraria. Tambi¨¦n se relaciona con una mujer que al parecer es adicta al sexo pero ¨¦l, que es muy rom¨¢ntico, se lo niega. Se limita a encadenar planos de duraci¨®n interminable en los que la c¨¢mara filma a Gallo con expresi¨®n entre ensimismada y narcisista, con un permanente cigarrillo en la boca. A veces habla, pero entonces es peor. Quiero decir que repite hasta 10 veces seguidas la misma frase. Todo ello en blanco y negro y con el lenguaje visual que acredita a un cortometrajista aficionado. Y por supuesto que cualquiera tiene el derecho de hacer lo que le d¨¦ la gana con una c¨¢mara. Pero hay que exigir responsabilidades a los organizadores por obligarnos a ser testigos del delirio sin gracia que se le ha ocurrido a un zumbado pretencioso, aunque esta pel¨ªcula tampoco desentona con el aberrante nivel medio de la secci¨®n oficial. Desde que Marco M¨¹ller se hizo cargo de este festival tiene por juguetona norma exhibir una pel¨ªcula sorpresa. Maldita la falta que hace. Por supuesto, esa indeseable sorpresa nunca viene firmada por alg¨²n maestro del cine, sino que casi siempre se encarga de ella alg¨²n director chino plasta. Este a?o la sorpresa se titula The ditch y la dirige el novel Wang Bing. Cuenta de forma lamentable la vida de los prisioneros en un campo de trabajos forzados a finales de los a?os cincuenta. Cualquier persona medianamente sensata abomina de las salvajadas que ejerci¨® la Revoluci¨®n Cultural que acaudillaba el Gran Timonel, pero merecen ser reconstruidas con buen cine. Aqu¨ª se limitan a describir de forma repetitiva y esquem¨¢tica un cat¨¢logo de torturas.
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