Hachas y serpientes
Si yo fuera guionista de cortos y me dieran la oportunidad -hist¨®rica y tal- de dise?ar el video del alto el fuego, o lo que sea, de ETA, tengan por seguro que lo har¨ªa como m¨ªnimo un pel¨ªn m¨¢s interesante. Para empezar, decretar¨ªa que fuera mudo. Es decir, les ahorrar¨ªa las sopor¨ªferas parrafadas de autobombo-fuera-del-mundo. ?Para qu¨¦, si no hay mucho que decir, y adem¨¢s se puede expresar perfectamente de otra forma? Veamos. Empezar¨ªa en blanco y negro, con un fondo de txalaparta, en principio bajito, pero que ir¨ªa in crescendo a medida que avanzara la pel¨ªcula. El mismo escenario: la mesa, las tres banderas y el gran cartel con el anagrama de la banda en la pared. Aparece entonces uno de los encapuchados. Sube a una silla y descuelga el cartel. Entran los otros dos protagonistas portando unos pinceles y otros utensilios que no se distinguen. Los tres parecen muy aplicados realizando alguna tarea de manualidades encima de la mesa. Por fin vuelven a colgar el cartel. Tras contemplar su obra, se sientan mirando al frente. Sus retoques pueden parecer un poco chapuceros, caseros, pero se entienden: donde rezaba "bietan jarrai" (seguir en las dos) se lee ahora "batean jarrai" (seguir en una), y la serpiente enroscada al hacha aparece ahora como una serpiente sinuosa, s¨ª, pero sin hacha. Empiezan a resaltar los colores en pantalla. La txalaparta suena pura e intensa como los latidos de los espectadores. Entonces, el streaptease: se quitan despacio la capucha, se peinan un poco con la mano y, puestos en pie, levantan el brazo y sueltan un irrintzi memorable. Fin.
Ya s¨¦, ya, que no tengo mucho m¨¦rito. Cualquier ciudadano de este pa¨ªs (o casi) pod¨ªa haber escrito un gui¨®n mejor que el representado el otro d¨ªa. Pero as¨ª est¨¢n las cosas. Ning¨²n indicio de que renuncien de manera definitiva e irrevocable al "bietan jarrai", a la conjunci¨®n de lucha militar (el hacha de la violencia y el terror) y lucha pol¨ªtica (la serpiente es el animal m¨¢s astuto, como ya dej¨® sentenciado el libro del G¨¦nesis, y la acci¨®n pol¨ªtica ha de entenderse, vienen a decirnos los s¨ªmbolos, como el juego feroz en el que el m¨¢s astuto y sibilino gana). Ninguna garant¨ªa de que no vuelvan a afilar el hacha si no les contenta el panorama pol¨ªtico que se avecina (y es poco probable que les contente).
Seguramente es verdad que no se puede esperar mucho m¨¢s de ellos, que nunca har¨¢n una escenificaci¨®n expl¨ªcita de su derrota. Tampoco nos hace falta, mientras ¨¦sta se produzca. Si las agrias lecciones de todas las treguas anteriores est¨¢n aprendidas, si la uni¨®n de los partidos en la pol¨ªtica antiterrorista es firme, todo ir¨¢ bien. La izquierda abertzale ya sabe lo que tiene que hacer si quiere dedicarse en serio a la pol¨ªtica democr¨¢tica. Y que no nos digan que la pelota est¨¢ en otro sitio, porque por ah¨ª sigue, rebotando.
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