Reba?ar la legislatura
La cosa no solo es perfectamente legal, sino que adem¨¢s tiene precedentes: al t¨¦rmino de sus dos primeras legislaturas de gobierno, Jordi Pujol convoc¨® las elecciones de 1984 y de 1988 habiendo superado -en 39 d¨ªas y en un mes, para ser exactos- los cuatro a?os desde los comicios anteriores. Aun as¨ª, convengamos que, en las circunstancias presentes, la decisi¨®n del presidente Montilla de no disolver el Parlament justo a la vuelta de vacaciones, de apurar los plazos, de crear suspense en torno a la fecha electoral, de acercarla a diciembre..., todo esto llama la atenci¨®n. M¨¢xime si viene aderezado con rumores -hoy afortunadamente desmentidos- sobre la eventualidad de convocar a las urnas en un d¨ªa laborable, como en los tiempos de la UCD. Parece evidente, pues, que para el presidente y para su partido, el PSC, el calendario electoral se ha convertido en objeto de especulaci¨®n pol¨ªtica y que consideran beneficioso para sus intereses ganar algo de tiempo.
?Poseen los socialistas catalanes alguna arma secreta que, con unas semanas m¨¢s, les permita revertir los sondeos y ganar?
Muy bien, pero ganar tiempo, ?para qu¨¦? Aparte de reba?ar la cuota de pantalla institucional, ?poseen los socialistas catalanes y su l¨ªder alg¨²n b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s, alguna arma secreta que les permita, con cuatro o cinco semanas m¨¢s de margen, revertir los sondeos y llegar a la meta en cabeza? Lo que, en este terreno, ha podido verse durante la primera decena de septiembre no resulta muy espectacular. Tocante al negocio de los coches chinos, los responsables de la marca Chery prefirieron, con prudencia confuciana, no cerrar ning¨²n acuerdo -a lo mejor incluso saben que el catal¨¢n es hoy un Gobierno casi en funciones- y ce?irse a constituir un grupo de trabajo que no concluir¨¢ sus labores hasta dentro de un a?o o dos. De momento, pues, todas las cifras de inversi¨®n futura, y puestos de trabajo que crear, y municipios beneficiados, son eso que los franceses llaman ch?teaux en Espagne (en catal¨¢n, terra a l'Havana).
El otro golpe de efecto ha sido el fichaje, o la recuperaci¨®n, de Celestino Corbacho como galvanizador del hoga?o descolorido cintur¨®n rojo. Sin ensa?arse -como ha hecho y har¨¢ la oposici¨®n- con el "ministro de los cuatro millones de parados", al que "los sindicatos despiden con una huelga general", s¨ª es relevante recordar que, en aquel cintur¨®n rojo, la tasa de paro bordea hoy el 25%, siete puntos por encima de la media catalana. ?Podr¨¢ el flamante ex ministro de Trabajo levantar grandes entusiasmos en ese clima? Y si lo que el PSC valora de ¨¦l no es tanto su gesti¨®n ministerial como su perfil pol¨ªtico-identitario, ?no es este exactamente el mismo que el del propio Jos¨¦ Montilla? Ambos nacidos en provincias lim¨ªtrofes de la Espa?a meridional, ambos brillantes alcaldes metropolitanos, ambos presidentes de la Diputaci¨®n de Barcelona, ambos ministros de Rodr¨ªguez Zapatero... Confieso que no alcanzo a ver qu¨¦ aportar¨¢ Corbacho -un pol¨ªtico serio y experimentado, eso s¨ª- a las listas del PSC distinto de lo que ya representa el presidente y presidenciable Montilla.
A reserva, pues, de que nuevos y m¨¢s grandes conejos puedan salir de la chistera, tal parece que los socialistas han decidido exprimir la legislatura casi hasta la ¨²ltima gota sin otra estrategia que el af¨¢n de durar, de aguantar, de resistir; tal vez con el deseo de prolongar y hacer m¨¢s reiterativa y aburrida la precampa?a -lo que podr¨ªa hastiar y desmovilizar al electorado rival casi tanto como ya lo est¨¢ el suyo- y, desde luego, con la esperanza de que entretanto Artur Mas pise alguna piel de pl¨¢tano y se descalabre.
Si me disculpan la met¨¢fora futbol¨ªstica, es m¨¢s o menos lo que hace el equipo que tiene el marcador en contra cuando, cumplidos los 90 minutos reglamentarios, desea que el ¨¢rbitro a?ada cuantos m¨¢s mejor y conf¨ªa en ese tiempo de descuento para forzar la suerte, para chutar a la porter¨ªa contraria desde cualquier ¨¢ngulo o distancia, a ver si pilla al guardameta distra¨ªdo... Claro que, en tales situaciones, tambi¨¦n existe el riesgo del contragolpe que aumente la ventaja del ganador.
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