Adaptaciones y plagios
Un colega defin¨ªa con sorna no exenta de l¨®gica la situaci¨®n de llevar 10 d¨ªas en la isla de Lido vislumbrando con a?oranza la irresistible Venecia y sin poder pisarla debido a los tir¨¢nicos horarios de la programaci¨®n, torturados f¨ªsica y mentalmente por infinitas horas de anticine, de productos inanes que solo pueden despertar indiferencia, irritaci¨®n o bochorno, como algo comparable a lo que deb¨ªan de sentir los presos de Alcatraz cuando sal¨ªan al patio en el recreo y miraban so?adoramente la preciosa San Francisco, sabiendo que aunque la tuvieran enfrente jam¨¢s les permitir¨ªan dar un paseo por ella. A diferencia de los presos de Alcatraz, nuestro consuelo estriba en que el s¨¢bado finaliza este odioso cautiverio y podremos aprovechar en el futuro un puente o unas vacaciones para visitar una ciudad que sigue despertando siempre algo especial aunque ya la conozcas de memoria. Tambi¨¦n se impone con urgencia al llegar a tu casa revisar las pel¨ªculas que amas para asegurarte de que el cine es una de las mejores cosas que te han ocurrido en la vida, lo opuesto a la ingente basura seudoart¨ªstica que has consumido en la Mostra. Y as¨ª llevamos demasiados a?os.
En este panorama al que acudes temeroso cada ma?ana, como si arrastraras cadenas, padec¨ªa ayer en la secci¨®n oficial la pel¨ªcula italiana La soledad de los n¨²meros primos, dirigida por Severio Constanzo. De acuerdo en que el t¨ªtulo es enigm¨¢tico y fascinante. De la triunfante novela que adapta no puedo hablar porque no la he le¨ªdo, pero he o¨ªdo interminables comentarios de lectores para los que el texto de Paolo Giordano les supuso una experiencia inolvidable. Sin embargo, lo que veo y escucho en la pantalla es un relato ca¨®tico y desprovisto de la menor capacidad de emoci¨®n sobre la relaci¨®n a lo largo del tiempo de dos personas marcadas desde cr¨ªos por el tormento, por la dolorosa sensaci¨®n de saberse disminuidos, raros y aislados ante la presunta normalidad y el lazo umbilical que establecen los que por accidentes f¨ªsicos o ps¨ªquicos se saben eternamente incomprendidos y desplazados, tan solos como los n¨²meros primos. El tema es jugoso, pero lo que nos ofrece su adaptaci¨®n al cine es nada, una sucesi¨®n de dislates tan retorcidos como pobremente expresados.
La japonesa 13 asesinos, dirigida por el excesivamente prol¨ªfico Takashi Mike, afortunadamente no va de psicologismo morboso, sino de acci¨®n pura y dura. No apasiona lo m¨¢s m¨ªnimo, pero tampoco enerva demasiado. Se limita a copiar descaradamente, como tantas veces lo ha hecho el cine, el argumento de Los siete samur¨¢is, aquel cl¨¢sico firmado por Kurosawa. Hay ligeros cambios sobre el original que no lograr¨¢n despistar a nadie. El villano aqu¨ª es un se?or feudal especialmente s¨¢dico en los tormentos que aplica caprichosamente a sus s¨²bditos. No solo se ensa?a con los hombres sino que mutila y asesina a placer a las mujeres y a los ni?os. Los samur¨¢is son contratados con ¨¦xito para frenar los desmanes del todopoderoso. A diferencia de Los siete samur¨¢is, en esta no nos ofrecen explicaciones sobre la personalidad y las razones de los justicieros. Supondr¨ªa restar tiempo para las batallas, que es lo que m¨¢s preocupa al director. Todo suena a visto y o¨ªdo.
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