El placer de leer a Bioy Casares
Cuando el escritor argentino Adolfo Bioy Casares (1914-1999) recibi¨® el Premio Cervantes en 1990, pareci¨® que el largo contencioso entre la cr¨ªtica acad¨¦mica y su obra quedaba por fin resuelto a su favor. Comenzaba no s¨®lo a aceptarse la naturaleza metaf¨ªsica de su literatura, que dir¨ªa Octavio Paz, sino que ello serv¨ªa para "volver" a su obra, para redefinirla en el contexto de un espacio narrativo mucho m¨¢s rico que el simple reducto de compilador y autor de literatura fant¨¢stica. La invenci¨®n de Morel y Plan de evasi¨®n son obras incontestables en su g¨¦nero. Pero esa evidencia no le serv¨ªa al gran escritor argentino para desligarse para siempre de la tutela a la cual casi se le obligaba a respetar en relaci¨®n con la obra de su inseparable amigo Jorge Luis Borges. Aquel premio informaba de que Bioy era algo mucho m¨¢s relevante que el autor de aquellos libros. Era tambi¨¦n el autor de esa novela de "tr¨¢gica plenitud" (Borges), El sue?o de los h¨¦roes (1954). Soy un lector de esa novela cada vez que se me presenta una ocasi¨®n. Y si no la invento. De igual manera que me gusta saber que existe otra novela suya Un fot¨®grafo en La Plata. Ahora tenemos la oportunidad de conocer m¨¢s de cerca a Bioy Casares. Se edita Unos d¨ªas en el Brasil. (Diario de viaje).
Unos d¨ªas en el Brasil (Diario de viaje)
Adolfo Bioy Casares
Posfacio de Michel Lafon
P¨¢ginas de Espuma. Madrid, 2010
82 p¨¢ginas. 10 euros
Si el posible lector de esta rese?a tuvo el privilegio de leer Borges, parte del diario de Bioy Casares (Destino, 2006), recordar¨¢ que entre el 21 de julio de 1960 y el 31 del mismo mes, hay un vac¨ªo. (Recu¨¦rdese que este diario s¨®lo habla de la relaci¨®n de Bioy con Borges). Pues bien, Unos d¨ªas en el Brasil llena ese vac¨ªo. El autor de La guerra del cerdo fue invitado a un congreso del PEN Club celebrado en Brasilia en aquellos d¨ªas. Bioy Casares suspende su diario, pero abre otro de peque?o formato para comentar solo sus impresiones del congreso (editado en una tirada no venal de 300 ejemplares, en 1991, para ser obsequiado a los amigos del escritor). El sucinto diario mantiene vivo el tono ir¨®nico de su autor. Durante el congreso conoce a Moravia (de quien escucha palabras nada amables de la obra de Giorgio Bassani), conoce a su mujer (a la que llama se?ora Moravia, porque no se acordaba que era Elsa Morante). Como est¨¢ en Brasil, Bioy Casares elabora una teor¨ªa del patriotismo muy interesante: hay patriotas negativos (a los que se les eriza la piel cuando alguien critica a su pa¨ªs) y los patriotas positivos (los que hacen algo ¨²til por su patria). Si uno recuerda su Borges, tendr¨¢ presente el constante aliento irreverente de sus p¨¢ginas, su humor devastador. En Unos d¨ªas en el Brasil, se mantiene constante esa caracter¨ªstica, guardando siempre una educaci¨®n exquisita ante quien se hace merecedor de algunos gramos de su sarcasmo. Escucha con suma atenci¨®n a quienes tienen algo interesante que comunicarle sobre el modo de ser de los brasile?os. Oye decir que hay un racismo muy soterrado extendido en todo el pa¨ªs, sobre todo respecto a los negros. Y luego no puede disimular su condici¨®n de seductor irrefrenable, sus tentaciones enamoradizas que no oculta. No tienen desperdicio sus opiniones sobre Brasilia, sobre la injustificada necesidad de crear una nueva capitalidad. En fin, ha sido un inmenso placer volver a leerlo se?or Adolfo Bioy Casares.
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