La paradoja del ¨¦xito
Seth Lakeman (Buckland Monachorum, Reino Unido, 1977) baja del escenario, descorcha una botella de vino y sale a disfrutar de la noche en cualquier rinc¨®n del mundo adondequiera que haya viajado para entretener y emocionar al p¨²blico con su viol¨ªn y sus canciones. "Hago m¨²sica ac¨²stica, folk del oeste de Inglaterra, de Dartmoor, una regi¨®n muy bonita que me sirve de inspiraci¨®n". "Escribo canciones sobre esa parte del mundo con letras sobre la gente de all¨ª y las cosas de aquella zona". Violinista, guitarrista, compositor y cantante lleno de nervio y energ¨ªa, la reputaci¨®n de Lakeman de m¨²sico folk capaz de romper estereotipos, abrir nuevos caminos y magnetizar a los esc¨¦pticos se extendi¨® como la p¨®lvora con ayuda de premios y nominaciones: Mercury Awards 2005 y Folk Singer de 2007 de la BBC. Hearts & Minds es su quinto disco, segundo con producci¨®n comercial. Lakeman usa la viola como instrumento principal, pero guitarras el¨¦ctricas insidiosas y bater¨ªas de pesadilla asfixian al oyente entre arreglos innecesarios y carentes de originalidad. Hearts & Minds ascendi¨® hasta el puesto decimos¨¦ptimo de las listas en una semana para desplomarse hasta el cien a la siguiente. La cr¨ªtica lo ha defenestrado sin piedad ninguna: concesiones a la moda y todo tipo de vulgarismos pop-roqueros ensucian el talento ancestral del violinista. La m¨²sica de Lakeman es la m¨²sica de la gente, de sus abuelos, de sus bisabuelos y de los abuelos y bisabuelos de sus vecinos: la m¨²sica que ha hecho llorar, re¨ªr y bailar a generaci¨®n tras generaci¨®n de granjeros y marineros en la costa atl¨¢ntica inglesa. La val¨ªa del folk es su veracidad y los trucos y frusler¨ªas del estudio de grabaci¨®n la trivializan y la deval¨²an. "Me inspiro en las canciones tradicionales y en los poetas". Los tres primeros discos del violinista fueron piezas crudas, oscuras e inquietantes, reflejo de la atm¨®sfera turbulenta y melanc¨®lica de las leyendas y tradiciones que los originaron. Sus letras hablan de naufragios, de barcos perdidos y de h¨¦roes navales, pero tambi¨¦n de los padecimientos de los mineros y de las clases explotadas, del sufrimiento de los trabajadores acuciados por la crisis y de tumbas misteriosas cubiertas de hierba en los cruces de caminos.
Lakeman convierte en universales las historias locales y pone de pie y hace vibrar a los espectadores con la ¨²nica ayuda del sol-re-la-mi de su viol¨ªn. En YouTube, los v¨ªdeos de sus ¨²ltimos conciertos le muestran tan febril y efervescente como siempre marcando el ritmo con el pie, cantando mientras toca el viol¨ªn e hipnotizando irremediablemente a los oyentes. ?Por qu¨¦ en disco no lo logra? En calles, plazas y caminos, en teatros, clubes y festivales, la m¨²sica de Seth Lakeman est¨¢ bastante m¨¢s viva que su ¨²ltimo disco. Ha llegado la hora de que el mel¨®mano recapitule: disco y m¨²sica no son lo mismo y la industria del disco, a pesar de las llantinas de los damnificados por su hundimiento, pertenece ya al pasado. Como las f¨¢bricas de orinales y escupideras.
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