Ustedes nos han hartado
Aunque ya sabemos que las vacaciones no duran nada; aunque los pol¨ªticos sigan presentes en televisiones y prensa tambi¨¦n durante el verano, y en este que termina hayan aumentado el n¨²mero de sus apariciones para demostrar que en ¨¦poca de crisis no regatean esfuerzos; aunque seamos conscientes de que cada nueva temporada no merece el adjetivo y es una agotadora repetici¨®n de lo mismo; aun con todo eso, resulta inevitable levantar la vista en septiembre y otear el horizonte como si pudi¨¦ramos divisar en ¨¦l alg¨²n signo de renovaci¨®n o frescura, sobre todo en la vida p¨²blica. Hacerlo en nuestro pa¨ªs es descorazonador y deprimente, y la perspectiva de volver a ver y escuchar a nuestros representantes a tiempo completo, sin clemencia alguna por su parte, s¨®lo provoca pereza, aburrimiento infinito, gran desd¨¦n, desesperaci¨®n, desaliento. ?Por qu¨¦ no se quedan en sus lugares de veraneo, donde sin duda no estaban mal y se hac¨ªan algo menos visibles y audibles? ?No se dan cuenta de que nadie los ha echado de menos, de que no nos ha costado nada olvidarlos (en la medida en que nos lo han permitido, siempre insuficiente), de que el pa¨ªs ha seguido funcionando -mal, pero bueno- sin necesidad de sus intervenciones y exabruptos, de que les veamos las caras, de que oigamos sus gritonas voces y su l¨¦xico propio de perros? Ay, Se?or, hace escasas semanas la Ministra de Defensa, hablando de los piratas del ?ndico, habl¨® de la conveniencia de que ¨¦stos "sean ajusticiados en un juicio justo". No sab¨ªa que se hubiera restaurado la pena de muerte en Europa, porque lo que ella pidi¨® con sus palabras fue que se los ejecutara uno tras otro, eso s¨ª, "en un juicio justo".
"Seguro que en cada partido hay personas m¨¢s inteligentes, que no roben y sean cabales"
Seg¨²n he le¨ªdo en las columnas de Carlos Cu¨¦ durante agosto, hay algunos pol¨ªticos -¨¦l los trata de cerca- que, en contra de lo que parece, se preocupan por la mala fama del gremio o por la suya en particular, e incluso piensan en c¨®mo poner remedio a situaci¨®n tan desagradable. Para m¨ª lo ser¨ªa, y creo que para cualquiera: pertenecer a un oficio desprestigiado en su conjunto, percibido en s¨ª mismo como un problema seg¨²n las encuestas del CIS (el tercero mayor que padece Espa?a); las declaraciones de cuyos integrantes son escuchadas con escepticismo e incredulidad en el mejor de los casos, en el peor como falacias y enga?os, y en el intermedio como algo vacuo y jam¨¢s pensado por quienes las pronuncian, sino tan s¨®lo dictado por los "aparatos" que los controlan y esclavizan. Ser vistos como gente servil con sus superiores, a menudo corrupta y ladrona, mendaz, desconsiderada y c¨ªnica, incoherente, contradictoria y con una cara que se la pisa, me parece una de las maldiciones mayores que puede sufrir cualquier sujeto.
Las valoraciones que la ciudadan¨ªa hace de los l¨ªderes cada cierto tiempo, arrojan invariablemente el mismo mensaje: la gente suspende -con alguna extra?¨ªsima excepci¨®n y puntuaciones humillantes- a todos estos pol¨ªticos, sin que eso signifique que no considera necesaria la existencia de pol¨ªticos. ?stos lo son, y mucho, pero hace ya demasiados a?os que el veredicto es inequ¨ªvoco: estos no nos gustan; es m¨¢s, los encontramos calamitosos, una desdicha, una plaga, una ruina; as¨ª que c¨¢mbienlos. Denles boleta a los insustanciales Zapatero, Rajoy, Fern¨¢ndez de la Vega, Salgado, Arenas, Blanco, Montoro, Gonz¨¢lez Pons, Mas, Herrera y Cayo Lara. No nos saquen m¨¢s a las engre¨ªdas y redichas Paj¨ªn y S¨¢enz de Santamar¨ªa, que cada vez que se dirigen a nosotros lo hacen como si fu¨¦ramos p¨¢rvulos y ellas nos tuvieran que explicar el mundo desde el abecedario. No nos hagan leer m¨¢s entrevistas con la iletrada y presuntuosa A¨ªdo, con los cerriles Puigcerc¨®s y Urkullu, con la envanecida Rosa D¨ªez, con el desvergonzado Trillo. El mejor favor que se pueden hacer a s¨ª mismos es dejarse ver poco y callar mucho, procurar pasar inadvertidos. No nos jaleen m¨¢s a las chabacanas Barber¨¢ y Aguirre, a los iluminados y fatuos Camps y Bono, al melifluo Gallard¨®n que destroza. Tampoco queremos verle a Moratinos m¨¢s humillaciones ni m¨¢s disfraces. Seguro que en cada partido hay personas m¨¢s inteligentes, menos pagadas de s¨ª mismas, que no hablen como ga?anes ni suelten tantas sandeces, que no roben y sean cabales, que no se crean que son votadas por sus m¨¦ritos o su carisma, sino porque los "aparatos" los han colocado en buen puesto y porque los electores, desquiciados, echan la papeleta de quienes odian un ¨¢pice menos. Dejen a Rubalcaba si quieren y recuperen a Rato y Solbes que no ofenden y parecen saber lo que se dicen.
Espero que no sea cierto, pero leo que los pol¨ªticos "est¨¢n rumiando una ley para que las televisiones privadas" (las p¨²blicas no digamos) "se vean obligadas a emitir equis minutos con las buenas obras de cada partido parlamentario". El argumento es, por lo visto, que "hay que luchar contra el abstencionismo". Ya es bastante alarmante que se pretenda imponer algo a ning¨²n medio -una medida propia de dictaduras-; pero m¨¢s a¨²n la imbecilidad que denota: puesto que tenemos tan mala prensa, que se nos ensalce por ley y decreto. ?De verdad la clase pol¨ªtica actual no se da cuenta de que eso ser¨ªa contraproducente y de que la tirria y la desconfianza que se le profesa s¨®lo ir¨ªan en aumento? ?De verdad no se dan cuenta los partidos de que les tocar¨ªa retirar al 80% de sus cargos (incluidos alcaldes) y sustituirlos por gente impoluta y nueva, o por lo menos no tan bruta? No es que yo crea demasiado en ellas, pero lo que las encuestas expresan desde hace tiempo es meridiano: traigan a otros, ustedes nos han hartado.?
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