Las escuchas se hacen o¨ªr en Downing Street
Los Comunes investigan al jefe de prensa de Cameron por grabaciones publicadas cuando dirig¨ªa un tabloide de Murdoch
El New York Times le ha intentado dar una patada al magnate medi¨¢tico Rupert Murdoch y esta ha acabado estrell¨¢ndose en el trasero de David Cameron, el primer ministro brit¨¢nico. El peri¨®dico neoyorquino y gran musa de la izquierda europea public¨® hace unos d¨ªas unas declaraciones de un antiguo periodista del tabloide londinense The News Of The World, propiedad de Murdoch, en las que asegura que el entonces director del peri¨®dico y ahora director de Comunicaci¨®n de Downing Street, Andy Coulson, estaba al corriente y alentaba las escuchas ilegales para obtener informaci¨®n, un esc¨¢ndalo destapado en 2007.
El caso ya fue juzgado hace tres a?os y se cerr¨® con la condena del responsable de las informaciones del peri¨®dico sobre la familia real brit¨¢nica, Clive Goodman, y del investigador privado Glenn Mulcaire. Este hab¨ªa pinchado el buz¨®n de voz del m¨®vil del pr¨ªncipe Guillermo, segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n de la reina Isabel II, y Goodman se aprovech¨® de esos mensajes para escribir sus cr¨®nicas. Coulson nunca admiti¨® estar al corriente de esas pr¨¢cticas a pesar de que Mulcaire cobraba muy buen dinero del diario cada mes, pero dimiti¨® al aceptar su responsabilidad como director.
Un periodista que trabaj¨® para Coulson ha dicho que este alent¨® las escuchas
Hay quien ve detr¨¢s una pelea entre 'The New York Times' y los medios de Murdoch
Antes de trabajar para el 'premier' dirigi¨® 'The News of the World'
El diario lleg¨® a pinchar el tel¨¦fono m¨®vil del pr¨ªncipe Guillermo
Muchos creen que el error de Goodman fue aprovechar de forma demasiado directa un comentario del pr¨ªncipe, rompiendo as¨ª la consigna de que esas grabaciones, que presuntamente han afectado al menos a casi un centenar de personajes famosos y pol¨ªticos, entre ellos el ex ministro y ex comisario europeo Peter Mandelson, serv¨ªan sobre todo para obtener pistas a seguir. Por ejemplo, saber d¨®nde iba a cenar y poder as¨ª sorprenderles all¨ª o acceder a historias que se pod¨ªan empezar a investigar.
Lo que ha hecho The New York Times ya lo hab¨ªan hecho antes peri¨®dicos como The Guardian sin conseguir demostrar que no estamos ante un caso aislado sino ante una pr¨¢ctica generalizada en uno de los medios con menos escr¨²pulos del imperio de Rupert Murdoch, propietario de medios como The Sun, The Times y la cadena Sky en el Reino Unido pero tambi¨¦n de la cadena Fox, Dow Jones y The Wall Street Journal en Estados Unidos, adem¨¢s de otros intereses en Asia, por ejemplo.
El hecho de que Andy Coulson sea ahora el director de Comunicaci¨®n de Downing Street le ha dado al caso una relevancia pol¨ªtica que no ten¨ªa en 2007 y el jueves pasado los Comunes decidieron poner en marcha una investigaci¨®n. No es la primera: la comisi¨®n de Cultura y Medios ya hizo su informe, muy duro en el tono pero poco m¨¢s. Tambi¨¦n la Comisi¨®n de Interior se est¨¢ ocupando del asunto. Pero ahora es la comisi¨®n de Est¨¢ndares y Privilegios la que va a abrir una investigaci¨®n y, a pesar de su nombre m¨¢s bien pomposo, es la comisi¨®n parlamentaria m¨¢s poderosa de los Comunes porque puede obligar a los testigos a prestar declaraci¨®n y no s¨®lo rogarles que se presenten.
"Lo primero que hay que decir es que se trata de un caso muy excepcional. Se est¨¢ utilizando como arma arrojadiza por parte de cierta gente que quiere utilizar este esc¨¢ndalo sobre todo por motivos propios", afirma Charlie Beckett, fundador y director de Polis, un foro de debate sobre los medios puesto en marcha de forma conjunta por la London School of Economics (LSE) y el London College of Communication. "Por ejemplo", a?ade Beckett, "el New York Times odia a Rupert Murdoch y est¨¢ encantado de decir que sus medios no son fiables". "En parte tiene que ver con las batallas con The Wall Street Journal. No creo que el art¨ªculo del Times a?adiera muchas cosas nuevas. Era un buen art¨ªculo pero no aportaba muchas cosas", afirma Beckett,
"La historia tendr¨ªa que estar acabada. Hubo un juicio, dos personas fueron juzgadas y el director del News of The World dimiti¨® o fue despedido, como prefiera cada uno. Aunque todos sabemos que hab¨ªa mucho m¨¢s, es muy dif¨ªcil para la polic¨ªa poder probarlo y es casi imposible que pueda probar que Andy Coulson estaba involucrado. Y ser¨ªa completamente desproporcionado que destinaran a 200 polic¨ªas a este caso", sostiene Beckett.
La tesis de que el trasfondo de las informaciones de estos d¨ªas es la batalla entre The New York Times y The Wall Street Journal por el mercado neoyorquino est¨¢ muy extendida, dada la feroz enemistad entre el Times y Rupert Murdoch. Las dos partes se odian mutuamente y el magnate australiano-estadounidense parece haberse marcado como objetivo la destrucci¨®n del gran s¨ªmbolo de la progres¨ªa mundial.
Murdoch, que empez¨® a forjar su imperio en su nativa Australia y lo extendi¨® luego al Reino Unido, se ha convertido en uno de los hombres m¨¢s poderosos de Estados Unidos. Tradicional defensor del papel prensa, consolid¨® su dominio gracias a la televisi¨®n -Sky en Europa, Fox en Am¨¦rica- y parece haberse adaptado mejor que muchos al mundo de Internet.
Si en 1981 dio el golpe al comprar el Times de Londres, en 2007 logr¨® algo semejante al adquirir Dow Jones y acceder as¨ª a su gran cabecera de papel, The Wall Street Journal. Murdoch ha sabido convertir el Journal en su gran ariete con una estrategia que le ha llevado a convertirlo en el peri¨®dico m¨¢s vendido en Estados Unidos -por delante de USA Today-, l¨ªder del mercado en Internet y a pelear codo a codo con The New York Times con el lanzamiento de una edici¨®n local neoyorquina la pasada primavera. Mientras muchos viajan de lo local a lo global, Murdoch parece consolidar su imperio en direcci¨®n contraria: de lo global, a lo local.
La guerra entre el New York Times y el Wall Street Journal es tan encarnizada que esta misma semana se ha sabido que el Journal proyecta lanzar un suplemento literario los domingos. Puede parecer algo banal pero es una aut¨¦ntica bomba en esta batalla. ?Por qu¨¦ Murdoch apuesta por un producto claramente en retirada en papel prensa?, se preguntan los expertos. Porque las 20 p¨¢ginas de cr¨ªtica literaria siguen siendo una de las se?as de identidad de la edici¨®n dominical del New York Times, se responden. Y la edici¨®n dominical del Times es uno de los balones de ox¨ªgeno de un diario que apenas se vende entre semana porque los neoyorquinos lo leen en la oficina.
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