Todos contra los sindicatos
El partido de Aguirre y el de enfrente se han puesto de acuerdo en que la clase obrera es el enemigo
Anacr¨®nico es una palabra con los cristales rotos, a la que por dentro se le ven los andamios y por encima una capa de polvo del grosor del maquillaje de una folcl¨®rica; tiene sonido de reloj oxidado y forma de ara?a de 10 patas, de modo que cuando alguien le pone a algo ese adjetivo, lo que est¨¢ diciendo es que se trata de una cosa o persona que no es de este mundo, que hay que llevar a un museo o a un desguace, hay que pisarlo, ponerle veneno, arrojarlo a la basura o echarlo al inodoro y tirar de la cadena. La presidenta de la Comunidad de Madrid dice que los liberados sindicales son anacr¨®nicos y act¨²a en consecuencia. Nos cuentan a Juan Urbano y a m¨ª que hace poco fue al psic¨®logo y cuando este le pidi¨® que dijese en tres segundos lo primero que le sugirieran las siglas CC OO y UGT, respondi¨®: ?Cercenado urgente!
Igual no es verdad, pero tampoco es incre¨ªble, y en cualquier caso me parece una buena idea: hay que intentar saber lo que tiene esa gente en la cabeza, no en la boca, porque "hablar es ocultar", como dice desde el m¨¢s all¨¢ y en su libro Poes¨ªa y sofismas, reci¨¦n editado por Visor, el escritor Vicente N¨²?ez, y si eso vale para cualquiera, imag¨ªnense para los pol¨ªticos. Por ejemplo, ?se han fijado en que, de un tiempo a esta parte, cuando el presidente del Gobierno habla de los trabajadores y del mercado laboral se da vueltas con los dedos al anillo de casado? Igual es una simple coincidencia, o que a uno la crisis que hay y la que viene lo llenan de espinas, pero el caso es que Sigmund Freud habla en una de sus obras de una paciente que mientras alardeaba de su felicidad dom¨¦stica se pon¨ªa y se quitaba inconscientemente su alianza matrimonial y que, tras dar muchos rodeos, termin¨® por confesarle que su vida era una calamidad y su marido un tirano insufrible.
Esperanza Aguirre se va a cargar a los liberados sindicales porque ella es as¨ª y porque rema con el viento a favor, ahora que su partido y el de enfrente se han puesto de acuerdo en que la clase obrera es el enemigo y, por tanto, hay que disparar a las bombillas y fundirle la luz a sus representantes para as¨ª poderse mover a oscuras y hacia atr¨¢s, hasta un tiempo en el que las empresas est¨¦n en el siglo XXI y sus empleados en el XIX. Hay que salvar a los ricos de los pobres.
La Sanidad y la Educaci¨®n, como siempre, son el laboratorio donde la presidenta de Madrid ensaya la manera de quitarle el cascabel al gato y busca f¨®rmulas que le permitan sacar las manos limpias del lodo y ampliar o reducir el tama?o de las cosas a su antojo. En estos momentos, ella y sus rivales rivalizan por encontrar un colirio que al ech¨¢rsenos en los ojos nos haga ver las cosas de otra forma, que nos ayude a poner los principios al final como hacen ellos y as¨ª nos demos cuenta de que el paro es mentira y los sindicatos son sus causantes. A Juan Urbano y a m¨ª tambi¨¦n nos han contado que despu¨¦s de fusionar las cajas de ahorro se van a fusionar ellos tambi¨¦n, y que su bandera ¨²nica va a ser la pirata, pero seguro que eso tambi¨¦n es un bulo. Ya saben, cuando el miedo crece, los rumores se multiplican.
"Es posible que una parte del paro sea mentira", dice Juan Urbano, mientras salimos del bar en el que est¨¢bamos desayunando, "pero como tambi¨¦n lo es gran parte del empleo, una cosa contrarresta a la otra". Seguro que tiene raz¨®n, en eso y en que con tanto trabajo sumergido y temporal, la cat¨¢strofe no pod¨ªa estar lejos: no hay nada m¨¢s f¨¢cil que pasar de sumergido a hundido. Y como otra cosa muy sencilla es sacar el hacha cuando sale el sol y meterse en el bosque a hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo, Esperanza Aguirre se ha puesto las botas de cazar, ha bajado a la ciudad y como ha visto que hay barra libre con los sindicatos, se va a pagar una ronda de anest¨¦sico. La cosa est¨¢ que no arde.
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