La violencia callejera desaparece tras el cese de acciones decidido por ETA
La ausencia de 'kale borroka' se ajusta a la apuesta pol¨ªtica de Batasuna
Aunque tensa, la calma ha regresado a las calles de Euskadi. La violencia callejera de baja intensidad que rebrot¨® en agosto ha vuelto a desaparecer tras el cese de las "acciones armadas ofensivas" que ETA decret¨® el d¨ªa 5. Ni siquiera la suspensi¨®n de la manifestaci¨®n por los derechos civiles y pol¨ªticos convocada por partida doble para el pasado s¨¢bado en Bilbao o la desarticulaci¨®n de la c¨²pula de Ekin han encontrado respuesta en acciones violentas. As¨ª se da cobertura, a priori, a la anunciada apuesta exclusiva por las v¨ªas pac¨ªficas en la que la izquierda abertzale asegura haberse embarcado.
La campa?a de tolerancia cero contra el enaltecimiento del terrorismo emprendida por Interior est¨¢ siendo menos agitada durante el segundo verano que los socialistas afrontan en Ajuria Enea. Las fiestas populares no son ya el campo de batalla al que tiempo atr¨¢s se parecieron. Se ha podido comprobar recientemente en Lekeitio, donde el sosiego ha guiado unas celebraciones que se han sacudido el vandalismo de 2009, cuando decenas de encapuchados quemaron una treintena de contenedores y causaron da?os en veh¨ªculos, comercios y mobiliario urbano durante cinco horas de revuelta.
La respuesta a las detenciones de Ekin y la suspensi¨®n de actos ha sido pac¨ªfica
Entre el 7 de agosto y el 3 de septiembre, Euskadi fue escenario de 16 acciones de violencia callejera. Apenas la mitad de las que se registraron el a?o pasado. La mayor¨ªa de ellas, adem¨¢s, fueron de baja intensidad. El incidente m¨¢s grave tuvo lugar en Zarautz, donde dos ertzainas resultaron heridos leves al intentar apagar las llamas que calcinaron 33 contenedores. Incluso las fiestas de Bilbao se desarrollaron con plena normalidad pese a la sanci¨®n impuesta a dos de las comparsas por haber exhibido carteles de etarras en 2009. El ¨²ltimo acto de supuesta kale borroka ocurri¨® en Vitoria dos d¨ªas antes de que la banda terrorista anunciara su tregua.
La tranquilidad se ha impuesto desde entonces, aunque no sin incertidumbre. La prohibici¨®n de la manifestaci¨®n por los derechos civiles y pol¨ªticos convocada inicialmente por la plataforma Adierazi EH provoc¨® uno de los momentos de mayor tensi¨®n. El polo abertzale mantuvo el pulso a la Justicia al organizar una segunda marcha por la libertad de expresi¨®n que tambi¨¦n fue suspendida. Tras un llamamiento expreso a "no caer en provocaciones", la protesta se redujo a un mitin improvisado que se sald¨® sin incidentes. Tampoco los actos convocados como protesta por las detenciones que han permitido desarticular la c¨²pula de Ekin han desembocado en violencia, quiz¨¢ porque la apelaci¨®n a la calma ha sido una constante en los discursos. L¨®gico, si se tiene en cuenta que el recurso a la barbarie desautorizar¨ªa ipso facto las reivindicaciones expuestas.
La remisi¨®n de la violencia callejera, en el marco de la tregua etarra, ha supuesto un bal¨®n de ox¨ªgeno para el entorno de Batasuna, que hab¨ªa encontrado en la kale borroka de agosto un inoportuno descr¨¦dito de su apuesta exclusiva por las v¨ªas pac¨ªficas. Ahora la ret¨®rica encaja y la izquierda abertzale parece dispuesta a consolidarla en el tiempo. La rotunda condena de la actuaci¨®n estatal no ha variado su discurso, pero el Gobierno tampoco parece dispuesto a mover ficha ante un anuncio de ETA que considera "insuficiente", y ha dejado la pelota en el tejado soberanista.
Pese a las acusaciones al Ejecutivo espa?ol de "intentar reventar" la oportunidad de paz, la apuesta abertzale por una "resoluci¨®n democr¨¢tica al conflicto" se mantiene. Voces contrastadas de la formaci¨®n ilegalizada como Jone Goirizelaia han insistido en que la "cerraz¨®n" del Estado no debe "apartar" de un proceso que permita "llegar a soluciones". Claro que un pronunciamiento en distinto sentido restar¨ªa credibilidad a su proyecto pol¨ªtico. A escasos meses de las elecciones municipales.
Iceta no ser¨¢ mediador
El obispo electo de Bilbao, Mario Iceta, descart¨® ayer actuar como mediador en un hipot¨¦tico proceso de paz, porque considera que no est¨¢ "en condiciones de aportar en ese sentido" por su falta de "informaci¨®n directa". "Tampoco nadie me ha pedido nada", agreg¨® durante su entrevista en Radio Euskadi, informa Vasco Press.
El futuro sucesor de Ricardo Bl¨¢zquez al frente de la di¨®cesis bilba¨ªna admiti¨® que la Iglesia puede "aportar mucho" en la consecuci¨®n de la paz, pero que su labor est¨¢ en un plano diferente al trabajo que puedan hacer los partidos pol¨ªticos o las instituciones.
Iceta, que tomar¨¢ posesi¨®n el 11 de octubre, subray¨® la importancia de "la labor de construir la cultura de la paz y la reconciliaci¨®n, y contribuir a que la sociedad se sosiegue". En esta construcci¨®n de la "espiritualidad de la paz", una "labor m¨¢s callada" que otras, es "donde m¨¢s puede aportar la Iglesia vasca", dijo. Eso s¨ª, en su intervenci¨®n dej¨® constancia de que en la Iglesia vasca no existe riesgo de un cisma o de "divisi¨®n" a pesar de las cr¨ªticas que han recibido la designaci¨®n de los prelados de las di¨®cesis de Bilbao y San Sebasti¨¢n (Munilla) desde algunos sectores eclesiales.
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