Un nuevo ¨¦xito reaviva las esperanzas en la terapia g¨¦nica
El implante de un gen consigue curar a un joven con una rara anemia - Evitar que el intento derive en un c¨¢ncer es lo m¨¢s complicado de la t¨¦cnica
A la terapia g¨¦nica (introducir genes para curar dolencias) le cuesta ganar credibilidad. En 20 a?os apenas ha habido un ¨¦xito (en Alemania en 2006 con una rara enfermedad de la sangre). Por eso la noticia de que ha funcionado otra vez es un aliciente para los miles de investigadores -y millones de pacientes- que esperan que en ella est¨¦ la soluci¨®n a muchas enfermedades. Esta vez la buena noticia viene del Hospital de Par¨ªs, han participado en ella investigadores de Harvard, y es la curaci¨®n de un joven de 18 a?os que tiene beta-talasemia (una anemia de causa gen¨¦tica), que ha conseguido estar 21 meses sin necesitar transfusiones.
El proceso es el que se ha intentado ya decenas de veces, y que tan pocas veces ha funcionado. Se trata de introducir un gen en las c¨¦lulas hematopoy¨¦ticas (las que generan los gl¨®bulos de la sangre) para que produzcan hemat¨ªes sanos. Para ello, se extrajeron las c¨¦lulas enfermas de la m¨¦dula ¨®sea del paciente, y se cultivaron junto a un virus que ten¨ªa el gen necesario. Al producirse la infecci¨®n, el microorganismo traspasa su material gen¨¦tico a las c¨¦lulas del sistema sangu¨ªneo, con lo que estas adquieren las instrucciones para fabricar gl¨®bulos rojos que funcionen. La informaci¨®n que se meti¨® fue la necesaria para producir una prote¨ªna, la beta-globulina, clave para llevar el ox¨ªgeno a los tejidos.
La beta-talasemia no tiene m¨¢s cura que un trasplante de m¨¦dula ¨®sea
Luego se inyectaron estas c¨¦lulas al paciente para que colonicen la m¨¦dula y produzcan gl¨®bulos rojos. Este paso no es nuevo, y se hace en los trasplantes de m¨¦dula ¨®sea. Dentro de ese protocolo ya conocido est¨¢, como requisito previo, someter al paciente a una intensiva sesi¨®n de quimioterapia. En este caso se busca que se destruyan las c¨¦lulas defectuosas de la m¨¦dula ¨®sea. De esta manera, cuando se inyecta el material modificado gen¨¦ticamente no encuentra competencia.
El trabajo consolida una l¨ªnea de trabajo en la que los cient¨ªficos cosechan, de momento, m¨¢s malas noticias que buenas. Y es una llamada a la esperanza para los pacientes. Esta enfermedad solo se puede tratar con un trasplante de m¨¦dula, lo que choca con la falta de donantes compatibles, o, siendo m¨¢s radical, evitarla con un diagn¨®stico preimplantacional que descarte los embriones afectados por la anomal¨ªa.
El ensayo solo ha funcionado en uno de los dos pacientes que lo iniciaron (la beta-talasemia es una enfermedad rara que se calcula que afecta a unas mil personas en EE UU, y a un centenar en Espa?a, por lo que encontrar voluntarios es muy dif¨ªcil). Uno de ellos abandon¨® porque las c¨¦lulas tratadas no consiguieron implantarse; el otro, que empez¨® el tratamiento en 2007, necesit¨® la ¨²ltima transfusi¨®n en junio de 2008. Desde entonces, es su propio organismo el encargado de producir los gl¨®bulos rojos que necesita.
Los investigadores destacan uno de los aspectos que m¨¢s preocupan en este tipo de terapias: como los genes se implantan al azar (lo hace el virus de una manera no dirigida) no hay un control sobre otro de los factores: el que regula el n¨²mero de copias del gen o el n¨²mero de veces que act¨²a. En otros casos de terapia g¨¦nica, como el famoso en que se intent¨® tratar a ni?os burbuja en los noventa, el gen sano -el que solventaba el defecto en su sistema inmunol¨®gico- se introdujo en una zona donde hab¨ªa oncogenes, y los tumores que aparecieron obligaron a suspenderlo.
Esta vez tambi¨¦n se ha visto que hay un cierto grado de sobreactuaci¨®n, el paso previo a un c¨¢ncer. Eso puede haber ayudado, en un principio, a que la terapia funcione (se producen m¨¢s gl¨®bulos rojos), pero tiene un potencial riesgo de derivar en un c¨¢ncer. Por eso los investigadores afirman que hacen falta m¨¢s ensayos.
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