No s¨¦ c¨®mo tom¨¢rmelo
Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, me ha llamado Generaci¨®n Perdida. Y no s¨¦ c¨®mo tom¨¢rmelo. Bueno, s¨ª que lo s¨¦, porque despu¨¦s de escuchar aquello de Lost Generation en las noticias, y mientras met¨ªa los platos en el lavavajillas, una l¨¢grima se col¨® en el dosificador de jab¨®n. Entonces, mir¨¦ a mi madre, que en esos momentos buscaba un trapo ma?oso con el que desenroscar la cafetera, y solt¨¦ casi convencida: "Yo no quiero ser una Generaci¨®n Perdida".
A continuaci¨®n, encend¨ª el ordenador y busqu¨¦ la fotograf¨ªa de Dominique. Luego la de Jos¨¦ Luis. Y cerr¨¦ los ojos y pens¨¦ en los griegos, en Peter Pan y en Peter Griffin. Y de esta guisa, introduje mi reci¨¦n estrenado nombre de pila en Google, dando por hecho que encontrar¨ªa, como poco, un grupo en Facebook del que hacerme fan. No fue as¨ª. En cambio, me top¨¦ con una Generaci¨®n Perdida muy diferente, la que formaron algunos escritores norteamericanos como Faulkner, Steinbeck o Scott Fitzgerald, que vivieron en Europa durante el periodo que va desde el final de la I Guerra Mundial hasta la Gran Depresi¨®n. O al menos as¨ª lo asegura la Wikipedia. Una faena de ¨¦poca, asegurar¨ªa yo. Supuse entonces que Dominique, de haberlo sabido, nos hubiera llamado algo mucho... peor. Peor porque, con 27 a?os, ni he combatido en el frente, ni he fabricado balas en la retaguardia. Yo es que he sido siempre m¨¢s de estudiar; mucho en el instituto, mucho en la carrera y mucho en el m¨¢ster. Irrelevante. Eso es lo que debieron pensar mis ¨²nicos tres empleadores que, durante dos a?os, me han ninguneado haciendo de todo y de nada para terminar firmando un recib¨ª por 500 euros, en el mejor de los meses, donde emborronaba mi nombre debajo de una casilla en la que se pod¨ªa leer "Concepto: reparaciones varias".
Dicho esto, Dominique, d¨¦jeme decirle que, en la cocina de mi casa, su Generaci¨®n Perdida rumia los d¨ªas interminables de un sistema financiero en el que apenas se ha visto involucrada. En la cocina de mi casa, Dominique, la m¨ªa, ma?ana, seguir¨¢ siendo la Generaci¨®n Esperanzada.
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