La ley del m¨¢s fuerte
La ley del m¨¢s fuerte es insuprimible. La desaparici¨®n de dicha ley conducir¨ªa a cualquier sociedad a un proceso de descomposici¨®n inexorable. No podemos prescindir de ella para la articulaci¨®n de una convivencia sostenible.
Ahora bien, el que no se pueda vivir sin ella no quiere decir que se pueda vivir aceptando su vigencia de manera ilimitada. La convivencia humana, a diferencia de la pura coexistencia animal, solo es posible si se establece alg¨²n tipo de control sobre la acci¨®n de la ley del m¨¢s fuerte. La convivencia humana es una lucha permanente para controlar al m¨¢s fuerte. Esta es la finalidad que han tenido todas las instituciones pol¨ªticas y todas las normas jur¨ªdicas que ha ido creando el ser humano en su convivencia a lo largo de toda la historia. Obligar al m¨¢s fuerte a expresarse con el l¨ªmite de la existencia de determinadas instituciones pol¨ªticas, que crean normas jur¨ªdicas a las que la acci¨®n de la ley del m¨¢s fuerte tiene que sujetarse. En esto es en lo que ha consistido en buena medida el proceso civilizatorio.
La decisi¨®n de Francia de decretar la expulsi¨®n de gitanos en masa carece de cobertura jur¨ªdica
En la propia configuraci¨®n de las instituciones pol¨ªticas y en la creaci¨®n de las normas jur¨ªdicas ya se toma nota de la existencia de la ley del m¨¢s fuerte, porque se sabe que no se puede hacer pol¨ªtica ni crear derecho desconociendo su existencia. De ah¨ª que existan miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho de veto, y de que est¨¦ abierto el debate de si la configuraci¨®n actual de dicho Consejo es la apropiada o no. De ah¨ª que el G-20 haya sustituido al G-8 de forma s¨²bita. Los ejemplos en el ¨¢mbito internacional, como en el interno de cada pa¨ªs, podr¨ªan multiplicarse.
Este reconocimiento pol¨ªtico y jur¨ªdico, institucional y normativo de la ley del m¨¢s fuerte es una excepci¨®n del principio de igualdad, del presupuesto en el que descansa la ¨²nica afirmaci¨®n de la pol¨ªtica y el derecho aceptables en la sociedad de nuestros d¨ªas y, como tal, no deber¨ªa admitirse que pudiera ser interpretado de manera expansiva. No se puede admitir que el m¨¢s fuerte se exima unilateralmente del sometimiento a los l¨ªmites com¨²nmente establecidos, porque, cuando esto ocurre, nos deslizamos inexorablemente hacia la barbarie.
Est¨¢ empezando a ocurrir con una frecuencia preocupante. La guerra de Irak, decidida por Estados Unidos con la ayuda de otros pa¨ªses, democr¨¢ticos o no, sin cobertura de Naciones Unidas es, con seguridad, el caso m¨¢s grave de manifestaci¨®n de la ley del m¨¢s fuerte al margen de todo tipo de control jur¨ªdico. De ah¨ª que no pueda extra?ar, aunque resulte profundamente repulsivo, el no respeto de las normas de derecho internacional en la denominada guerra contra el terror por la Administraci¨®n de George W. Bush, del que los vuelos clandestinos, el uso de la tortura leguleyescamente justificado y Guant¨¢namo son las expresiones m¨¢s conocidas, pero no las ¨²nicas. Todav¨ªa est¨¢ teniendo que enfrentarse la Administraci¨®n de Obama con las consecuencias de esas manifestaciones de la ley del m¨¢s fuerte al margen del derecho.
En Europa hemos asistido esta misma semana a otro ejercicio de la ley del m¨¢s fuerte al margen del control jur¨ªdico previsto en el ordenamiento comunitario, cuyo respeto es exigible a todos los Estados miembros de la UE. Estoy convencido de que, en su fuero interno, todos los presidentes de Gobierno de todos los pa¨ªses, todos los miembros de la Comisi¨®n y la casi totalidad de los europarlamentarios, por no decir nada de los servicios jur¨ªdicos y de los ¨®rganos judiciales, saben que la decisi¨®n adoptada por el Gobierno de Francia de desmantelar los campamentos de gitanos y de decretar su expulsi¨®n en masa, carece de cobertura jur¨ªdica. En el fondo y en la forma en que se ha llevado a cabo. La propia reacci¨®n chulesca del presidente Sarkozy, indic¨¢ndole a la comisaria Reding que Luxemburgo los acoja, viene a confirmarlo.
Y, sin embargo, Francia es Francia y en la reuni¨®n del Consejo Europeo celebrada el pasado jueves, no fue sobre el presidente franc¨¦s y su Gobierno sobre los que se centraron las cr¨ªticas y a los que se exigieron explicaciones, sino que todas las cr¨ªticas cayeron sobre la comisaria de Luxemburgo, Viviane Reding, a la que se oblig¨® a disculparse por las palabras que hab¨ªa utilizado para calificar la acci¨®n del Gobierno franc¨¦s.
La permisividad con este tipo de manifestaciones de la ley del m¨¢s fuerte, al margen del control de las formalidades jur¨ªdicas, no puede ser presagio de nada bueno. Hemos bajado un pelda?o en la lucha contra la ley del m¨¢s fuerte y eso siempre se acaba pagando.
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