Las huertas invaden la ciudad
El Brooklyn Grange no es un huerto org¨¢nico cualquiera. Ocupa toda la azotea de unos de los edificios industriales del Northern Boulevard, con vistas del skyline de Manhattan. Las 70 variedades de vegetales que se cultivan en ¨¦l se venden a vecinos y negocios locales. Es lo que se conoce como urban farming, y no est¨¢n solos.
El fen¨®meno de la agricultura urbana est¨¢ echando ra¨ªces en Nueva York. Como dice Ben Flanner, que junto a cuatro amigos da vida a este huerto de 3.700 metros cuadrados, hay miles de azoteas vac¨ªas en la ciudad. El huerto funciona como una empresa, y sus responsables lo abren al p¨²blico para que este compruebe que el tomate que madura en la planta sabe mejor que el que llega desde California.
El fen¨®meno de la agricultura urbana echa ra¨ªces en Nueva York
M¨¢s de 6.000 mercadillos ofrecen productos frescos en EE UU
Las autoridades esperan reducir la obesidad entre la poblaci¨®n
No puede decirse a¨²n que la agricultura con fines comerciales en los techos sea una tendencia en EE UU. Pero a medida que este tipo de cultivo se abre camino y los vecinos se conciencian de sus ventajas, van proliferando los mercadillos que los agricultores de los alrededores instalan sobre el asfalto, como el de Union Square, o el de los domingos a espaldas del Museo de Historia Natural.
Y ah¨ª s¨ª se puede hablar de un fen¨®meno en auge desde Portland (Oreg¨®n) hasta Portland (Maine). El Departamento de Agricultura de EE UU calcula que hay m¨¢s de 6.100 mercadillos por las ciudades que ofrecen productos frescos de alta calidad. Eso representa un 16% de incremento en un a?o. A las mismas puertas de la instituci¨®n, en Washington, montan uno los viernes.
Lo interesante de este fen¨®meno, como explica Kathleen Merrigan, segunda del departamento, es que estos mercados son una v¨ªa para vincular a los residentes de las grandes ciudades con la agricultura. En un mundo globalizado y dominado por las redes sociales de Internet, es como dar un salto al pasado y recuperar el contacto directo con el campo.
Comprar en estos mercadillos es divertido. Pero hay m¨¢s. Las tasas de obesidad son una verdadera lacra en EE UU. La agencia de control y prevenci¨®n de enfermedades calcula que el 34% de los adultos estadounidenses son obesos. Entre los ni?os, la obesidad llega al 20%. Y lo que es peor, el 70% de las personas obesas adultas no lo perciben como tal. Simplemente, se ven un poco gordos.
Se espera que el acercamiento de productos frescos al ciudadano contribuya a cambiar la manera en que los estadounidenses se relacionan con la comida. Merrigan se inclina a pensar que el p¨²blico est¨¢ empezando a darse cuenta de los problemas asociados a una alimentaci¨®n poco sana y espera que el nuevo fen¨®meno tenga una influencia positiva, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes.
La moribunda agricultura familiar parece as¨ª resucitar en EE UU. Y lo que es muy interesante es ver que estas nuevas generaciones de hombres y mujeres que trabajan la tierra en los suburbios de las grandes ciudades hacen el doble de dinero vendiendo sus productos directamente en los mercadillos que a un intermediario que los coloca en un supermercado. -
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