Con m¨¢s pena que gloria en la ONU
El cambio en las relaciones internacionales que Obama prometi¨® hace un a?o en su primer discurso ante la Asamblea General no ha llegado a cuajar
Hace exactamente un a?o, un Barack Obama a punto de ser premiado con el Nobel de la Paz interven¨ªa por primera vez ante la Asamblea General de la ONU para anunciar "una nueva era de compromiso mundial". "Ninguna naci¨®n puede o debe de tratar de dominar a otra", dijo en un discurso vibrante que satisfizo a los ilusos y decepcion¨® a los realistas. Estos ¨²ltimos han acabado teniendo raz¨®n. El mundo comprometido con sus intereses comunes no ha aflorado por ning¨²n lado y el cambio que Obama promet¨ªa en las relaciones internacionales no ha llegado hasta el momento.
Obama vuelve hoy a ese mismo estrado para tratar de defender su obra, justificar las decepciones y pedir confianza en su labor futura. Ser¨¢ un discurso de muchas menos expectativas, el discurso de un pol¨ªtico en horas bajas, de un l¨ªder enmudecido por el fragor insoportable de la batalla dom¨¦stica.
Dentro de EE UU, los agitadores del Tea Party han conseguido deformar la imagen del presidente, descalificar logros tan meritorios como la reforma sanitaria o la reforma financiera y ponerlo a la defensiva. Fuera de EE UU, Obama ha tenido tambi¨¦n su Tea Party. Los reg¨ªmenes de Ir¨¢n, Corea del Norte o Cuba han demostrado hasta qu¨¦ punto eran inocentes sus prop¨®sitos iniciales de buscar el di¨¢logo con los enemigos. Otros conflictos persistentes, como los de Oriente Pr¨®ximo y Afganist¨¢n, han venido a recordarle a Obama que carece de dotes m¨¢gicas para triunfar all¨ª donde tantos otros fracasaron antes.
En t¨¦rminos generales, la crisis econ¨®mica y la prevalencia evidente de los intereses propios de cada naci¨®n han convertido la voluntad de cooperaci¨®n y de construcci¨®n de un mundo m¨¢s solidario y pac¨ªfico en una mera y est¨²pida ambici¨®n juvenil.
Sin embargo, como tambi¨¦n ocurre en la arena nacional, el saldo con el que Obama se dirige hoy a la comunidad internacional es mixto: combina fracasos y ¨¦xitos en una proporci¨®n que puede ser suficiente como para calificar su gesti¨®n con un aprobado.
Entre los fracasos el m¨¢s notable es, sin duda, el de la incapacidad para haber reconducido la guerra de Afganist¨¢n en una direcci¨®n positiva pese a casi haber duplicado el n¨²mero de tropas norteamericanas en ese pa¨ªs. Cuando se aproxima la primera reevaluaci¨®n de su estrategia, que se har¨¢ en diciembre, se observa con creciente pesimismo la posibilidad de cumplir con el plazo de julio de 2011 para el comienzo de una retirada ordenada.
Entre los ¨¦xitos, destaca el de la relaci¨®n m¨¢s constructiva generada con las dos principales potencias rivales de EE UU: Rusia y China. El progreso es evidente con Rusia, con el que Obama ha firmado un nuevo tratado de reducci¨®n de armas at¨®micas, y algo m¨¢s confuso con Pek¨ªn, con el que persisten diferencias sobre asuntos comerciales y monetarios.
Obama se centrar¨¢ hoy en estos ¨¦xitos y destacar¨¢ la necesidad de persistir en la lucha contra la proliferaci¨®n nuclear, un asunto dominante en la agenda internacional del presidente norteamericano desde su llegada al poder. "Muchos de los asuntos de los que habl¨® el a?o pasado siguen preocupando hoy, como los problemas nucleares en Ir¨¢n o Corea del Norte", ha adelantado el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
EE UU consigui¨® la aprobaci¨®n por el Consejo de Seguridad de unas sanciones contra el Gobierno iran¨ª m¨¢s severas que otras que hab¨ªa impuesto antes la comunidad internacional pero hasta el momento insuficientes para doblegar la voluntad del r¨¦gimen isl¨¢mico de desarrollar su propio programa nuclear sin control de las agencias de la ONU.
Obama obtuvo el apoyo para esas sanciones de los miembros permanentes del Consejo, pero Turqu¨ªa y Brasil, dos destacados aliados norteamericanos, votaron en contra, y si se compara ese ¨¦xito de un presidente multilateralista con la coalici¨®n que otro presidente de la vieja escuela como George Bush padre construy¨® en la guerra del Golfo, entran dudas sobre las ventajas para EE UU de actuar como primus inter pares.
En esta intervenci¨®n ante la Asamblea General, Obama volver¨¢, en cierta medida, a una versi¨®n m¨¢s cl¨¢sica de la pol¨ªtica exterior norteamericana. Destacar¨¢ la importancia de la lucha contra Al Qaeda, en Afganist¨¢n y en otras partes, y alertar¨¢ sobre el peligro que representa Ir¨¢n. Pero, por el momento, el presidente norteamericano sigue confiando en la diplomacia para hacerle frente. "No creemos que una guerra entre Israel e Ir¨¢n o soluciones militares sea lo ideal para resolver ese problema, pero mantenemos todas las opciones sobre la mesa", dijo esta semana en una reuni¨®n con votantes en Virginia.
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