Normas de convivencia incumplibles
Los Ayuntamientos multan por acostarse en el c¨¦sped, tender en los balcones o mantener relaciones sexuales en la calle - Las ordenanzas son dif¨ªciles de aplicar
Acostarse en el c¨¦sped de Marbella (M¨¢laga), jugar con un avi¨®n de aeromodelismo en Sevilla, o mover a deshora los muebles en Granada tienen multa. Los Ayuntamientos andaluces han sucumbido al furor de las ordenanzas de convivencia, un caj¨®n de sastre en el que cabe todo, incluidas la prohibici¨®n de mantener relaciones sexuales en la calle, aunque, una vez aprobadas, resulten de dif¨ªcil cumplimiento.
Granada (gobernada por el PP) abri¨® la espita en noviembre de 2009 con una ordenanza inspirada en la de Barcelona sobre la prostituci¨®n. El articulado regula hasta 250 conductas, incluidas las que se desarrollan en el interior de las viviendas. Saltos, golpes, m¨²sica o portazos est¨¢n vedados a la hora de la siesta. Por la noche no se pueden hacer ni reparaciones dom¨¦sticas, ni cambios de muebles. Prev¨¦ hasta 3.000 euros por mantener relaciones sexuales en la calle, 300 euros por vender cl¨ªnex o hacer malabarismos en la calle.
En Sevilla, no se ha puesto este a?o ninguna multa a los 'gorrillas'
La asociaci¨®n de juristas y abogados Grupo 17 de Marzo la recurri¨® ante el TSJA por considerarlo "contraria" a la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad y por "vulnerar derechos fundamentales" como el de reuni¨®n, manifestaci¨®n o la libertad de expresi¨®n. Adem¨¢s, denunciaron la criminalizaci¨®n de los colectivos m¨¢s d¨¦biles.
Los problemas jur¨ªdicos de la normativa de Granada, que sigue aplic¨¢ndose, no han impedido que M¨¢laga la tome como referente. El 30 de septiembre, la capital de la Costa del Sol, llevar¨¢ a pleno su propia ordenanza de convivencia. Como ya ha hecho en Granada, Marbella o El Ejido (Almer¨ªa), sancionar¨¢ que se mantengan relaciones sexuales, con pago o sin ¨¦l, a menos de 200 metros de n¨²cleos residenciales, empresas o centros educativos. Sindicatos policiales, como la Uni¨®n de Polic¨ªas Locales y Bomberos de Andaluc¨ªa, han reclamado al Ayuntamiento malague?o "criterios claros de aplicaci¨®n", como la definici¨®n de "relaci¨®n sexual", para evitar confusiones.
Julio Andrade, edil de Participaci¨®n Ciudadana (PP), no lo cree necesario. "S¨®lo hace falta sentido com¨²n para identificar estas pr¨¢cticas", asegura. A¨²n as¨ª, dar¨¢n charlas formativas.
Ninguna de estas normas municipales hace referencia expresa a la prostituci¨®n, para evitar problemas jur¨ªdicos. "La teor¨ªa es que los ayuntamientos pueden desarrollar este tipo de prohibiciones si existe una ley que le d¨¦ soporte", explica Agust¨ªn Ruiz Robledo, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Granada. "Ya nos gustar¨ªa que hubiera un marco legal y un debate valiente a nivel nacional, pero como no lo hay, nos limitamos a regular los comportamientos en la v¨ªa p¨²blica que afectan a la convivencia", justifica Andrade.
?ngel Rodr¨ªguez, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de M¨¢laga, alaba que el Consistorio se haya atendido las inquietudes vecinales, pero cree que "se han metido en un jard¨ªn" al extender la prohibici¨®n a todo tipo de relaciones sexuales. "Deber¨ªan repensar lo de regular las manifestaciones de afectividad. Cuando se tiende a regularlo todo, se tiende a la discriminaci¨®n", comenta.
M¨¢laga se ampara en los "buenos resultados" que ha tenido la ordenanza en Granada. En los 11 meses que lleva en vigor, las prostitutas se han trasladado a los pueblos colindantes. Las que han recibido multas, han dado direcciones falsas y no llegan a pagarlas. Los clientes multados, en cambio, piden pagar pronto para que no les llegue notificaci¨®n a casa. Contra los gorrillas, otro de los colectivos afectados, se han abierto m¨¢s de 100 expedientes, pero s¨®lo se ha recaudado una multa. Las claveleras no han dejado de leer el futuro de los turistas en los alrededores de la Catedral granadina, y los mimos y artistas callejeros siguen actuando, aunque con permiso.
En Sevilla, gobernada por el PSOE, tampoco se multa a los aparcacoches ilegales, a pesar de que su ordenanza, de 2008, prev¨¦ sanciones de hasta 120 euros para quienes hostiguen a los conductores. "Son personas indigentes, indocumentadas, insolventes y sin residencia, ?c¨®mo se les va a multar?", cuestiona Luis del Val, portavoz del Sindicato de Polic¨ªas Municipales. Cuando la ordenanza entr¨® en vigor ten¨ªan instrucciones de multarles, asegura Del Val, pero las denuncias no llegaron a nada porque eran personas sin recursos. "En teor¨ªa, es una buena medida, pero hasta ah¨ª. En 2010 no hemos puesto ninguna multa a gorrillas".
La ordenanza sevillana castiga el vertido de desag¨¹es de aparatos de aire acondicionado en la calle, el uso de juguetes de aeromodelismo en lugares no autorizados, y el ofrecimiento de apuestas, como el del trile, con una multa que oscila entre 1.500 y 3.000 euros.
El municipio almeriense de Carboneras, tambi¨¦n gobernado por el PSOE, es uno de los ¨²ltimos en sumarse a las ordenanzas de convivencia. Prev¨¦ multas de 600 euros por tender en los balcones o por salpicar a un peat¨®n. La capital almeriense ya prepara la suya.
Con informaci¨®n de Valme Cort¨¦s, Elsa Cabria, Marta Soler, Gin¨¦s Donaire y Manuel J. Albert.
A la espera
- En Ja¨¦n y C¨®rdoba no existen ordenanzas de convivencia. En la primera no hay problemas de prostituci¨®n o mendicidad, mientras que en la cordobesa se concentra en dos zonas: una calle del casco viejo y otra zona, en el extrarradio, conocida como El Arenal. Hasta el momento ha habido protestas de vecinos, seg¨²n el Ayuntamiento. El Puerto de Santa Mar¨ªa, declarado Conjunto Hist¨®rico Art¨ªstico, soporta numerosas pintadas y actos vand¨¢licos, a la espera de que la ordenanza de convivencia, supere sus sucesivos retrasos y se apruebe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.