Un campe¨®n pantagru¨¦lico
Mon¨®logo y nueva exhibici¨®n de Navarro y del Bar?a en la final ante un limitado Valencia
El Bar?a no es de este mundo, no del que habitan hoy por hoy el Valencia, el Real Madrid o el Caja Laboral. Se mueve en otra dimensi¨®n. Hizo suya la Supercopa con una solvencia que anonada, para la que no se advierte r¨¦plica y menos la de un Valencia meritorio pero dejado de la mano de Augustine y Javtokas, dos p¨ªvots reci¨¦n fichados pero lesionados. El Caja Laboral logr¨® sorprender al Bar?a y le arrebat¨® la pasada edici¨®n de la Liga. Un golpe dur¨ªsimo para el hasta entonces campe¨®n de todo. La gesta de los vitorianos ha propiciado el despertar de la bestia y de su voracidad. El Bar?a, con el mismo equipo con el que ya arras¨® en la Euroliga y la ¨²nica novedad de Perovic, otro gigante para dotarle si cabe de mayor densidad e intimidaci¨®n en la zona, ha demostrado que sigue en su l¨ªnea de aplicada excelencia.
Pascual exprime al m¨¢ximo el cami¨®n de talento que conduce. Su premisa se basa en un juego solidario, intenso de principio a fin, agresivo cuando es necesario, perfectamente estudiados los relevos, los altibajos de los partidos, los puntos fuertes y d¨¦biles de los rivales. El talento de sus jugadores sale a relucir sin perderse en efectismos baratos, empezando por Navarro, que se mueve como pez en el agua y sobrevol¨® la final, todo el torneo.
El Bar?a sali¨® a galope tendido, como si el partido no fuera sino una prolongaci¨®n de su arrolladora demostraci¨®n del d¨ªa anterior ante el Real Madrid. Navarro revolucion¨® el juego y apabull¨® a la defensa del Valencia, que tuvo mil y un problemas para tomarle la medida. Rafa Mart¨ªnez no pod¨ªa con ¨¦l y las ayudas de sus compa?eros no enmendaron la plana. Navarro enlaz¨® 10 puntos consecutivos, la misma diferencia que reflejaba el marcador cuando solo hab¨ªan transcurrido tres minutos (14-4). Empezaba a tomar cuerpo la idea de una final presidida por el mon¨®logo del Bar?a. Tres minutos m¨¢s ratificaron la presunci¨®n (24-7), con Mickeal en vena de aciertos y el Bar?a, pese a todo, relajado, sin necesidad de grandes alardes, con Morris todav¨ªa a medio gas, todav¨ªa sin entrar en acci¨®n Basile, V¨¢zquez, Lorbek o Ricky Rubio, al que Xavi Pascual, tras su decepcionante papel en el reciente Mundial con la selecci¨®n, ha relegado al banquillo en beneficio de Sada.
El Valencia logr¨® cambiar ligeramente el cariz de los acontecimientos con un buen final en el primer cuarto y un parcial de 2-14 merced sobre todo a la brega y los rebotes de Lischuk y Sundov, algunas acciones de Savanovic y a una buena puesta en escena de De Colo. Se situ¨® a cinco puntos (26-21). Un espejismo.
El Bar?a ajust¨® de nuevo las piezas. Volvi¨® a exhibir Mickeal su majestuosa superioridad en los uno contra uno, volvi¨® a escaparse como una anguila Navarro de Rafa Mart¨ªnez, de Cook, de quien le pusieran por delante, volvi¨® a hacer valer su velocidad y agilidad Ndong bajo el aro, volvieron a aportar defensa, velocidad, agresividad y hasta puntos los suplentes como Grimau o Basile. Y a eso se a?ade el asombroso acierto desde m¨¢s all¨¢ de la nueva l¨ªnea de triples, como si para el Bar?a no se hubiera alejado medio metro como para todos los dem¨¢s. Siete le meti¨® al Valencia, tres de Navarro, el mejor de la final, recompensado, por supuesto, con el trofeo MVP. No hubo color.
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