Un fil¨¢ntropo precoz
Andrew Carnegie dec¨ªa que un hombre que muere rico, muere desgraciado. El cofundador de Facebook, Mark Zuckerberg, de 26 a?os, est¨¢ tomando nota desde el principio, y ha donado 100 millones de d¨®lares a las escuelas locales de Newark, una ciudad estadounidense con problemas. Es un acto generoso (y una buena reputaci¨®n probablemente le vendr¨¢n tambi¨¦n bien a la empresa del magnate de las redes sociales).
Es asombroso que Zuckerberg regale semejante porci¨®n de su fortuna con tant¨ªsima rapidez. Es verdad que tiene mucho; se le calcula un patrimonio de 6.900 millones de d¨®lares, seg¨²n la nueva lista de los ricos de Forbes, m¨¢s que Steve Jobs, de Apple, y nada menos que 2.000 millones m¨¢s que el a?o pasado. Y no le ser¨¢ dif¨ªcil vender un poco de lo que posee; inversores como Digital Sky Technologies de Rusia y Elevation Partners se mueren de ganas por comprar una parte mayor de la empresa.
Pero el flujo de caja disponible de Facebook no ha sido positivo hasta el a?o pasado, y la empresa todav¨ªa no cotiza en Bolsa, as¨ª que tendr¨¢ que vender sus participaciones en el actual mercado privado, que es un tanto gris. Y Zuckerberg es joven para permitirse grandiosos gestos filantr¨®picos. El impacto de su regalo tambi¨¦n es incierto, porque los problemas de Newark son complej¨ªsimos, y la corrupci¨®n end¨¦mica y las familias con problemas no son m¨¢s que el principio.
Sin embargo, es probable que el efecto favorable del gesto se aprecie m¨¢s f¨¢cilmente en la reputaci¨®n de Zuckerberg. Ya sea coincidencia o no, su regalo es oportuno en este sentido. The Social Network, una poco favorecedora pel¨ªcula de semificci¨®n sobre la creaci¨®n y auge de Facebook, se estrena el viernes. Aparecer ese mismo d¨ªa en el programa de televisi¨®n de Oprah Winfrey con el gobernador de Nueva Jersey y el alcalde de Newark para anunciar su donaci¨®n -como est¨¢ previsto- no es una mala r¨¦plica. Lo oportuno del regalo tambi¨¦n puede servir para contrarrestar el impacto de la lista de Forbes.
Por supuesto, a los ni?os de Newark les da completamente igual que Zuckerberg haya actuado por puro altruismo o, en parte, en inter¨¦s propio. Pero el valor de Facebook a largo plazo depende de la confianza de sus usuarios. Si los clientes piensan que quien est¨¢ al mando es generoso y posee conciencia social, es m¨¢s probable que sigan acudiendo en masa al sitio y se sientan c¨®modos revelando informaci¨®n sobre ellos mismos. La empresa puede entonces convertir esto en ingresos por publicidad y beneficios.
Puede que la generaci¨®n de Carnegie tuviese en mente su legado. Con el futuro ¨¦xito empresarial de Zuckerberg dependiendo de una reputaci¨®n favorable todav¨ªa m¨¢s de lo que depend¨ªa el de ellos, tomar la senda de la filantrop¨ªa cuanto antes puede significar que, a la larga, tenga m¨¢s que regalar.
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