"Mucho pop y 'soul', pero para rematar quer¨ªan rumba"
Pedro Calaf (Matar¨®, 1935) se ha acercado a Madrid para dar lo que ser¨¢ su primer concierto en condiciones en la capital "en, no s¨¦, 15 o 20 a?os". En compa?¨ªa de Los Manolos y Gertrudis, Peret reivindica la paternidad del glorioso invento de la rumba catalana en el primer acto del festival Tr¨¢nsit, promovido por el Institut Ramon Llull, cuya primera edici¨®n arranca ma?ana.
Sabe Peret que Madrid es hueso duro de roer, que necesita publicidad. En sus tiempos de evangelista vino a predicar y "?no se present¨® nadie! Eso no era normal: aunque no estuvieran en la Iglesia de Filadelfia, los gitanos siempre acud¨ªan a verme".
Cierto que aquel pastor de los a?os ochenta poco ten¨ªa que ver con el Peret que lleg¨® a Madrid contratado por El Duende, tablao propiedad de la bailaora Pastora Imperio y su yerno, el torero Gitanillo de Triana. Todav¨ªa no hab¨ªa alcanzado la fama discogr¨¢fica y vivi¨® aquella experiencia como una inesperada solter¨ªa. "Muchas noches, los tablaos no cerraban. El se?orito prolongaba la fiesta. No, nunca me dejaba comprar: pagaban al guitarrista y a los palmeros, yo me quedaba para disfrutar del arte que brotaba all¨ª, a veces ante gente que no sab¨ªa apreciarlo. Llegu¨¦ a llorar con el cante de Terremoto de Jerez".
"En Madrid la gente de la noche se viste como toreros, como pr¨ªncipes"
Peret se alojaba en pensiones. "Recuerdo una llamada El Hogar del Viajante. Era un Madrid peque?o, donde ibas andando a cualquier sitio. Una vida muy bohemia, dorm¨ªamos de d¨ªa. No hab¨ªa drogas. whisky y, todo lo m¨¢s, esa grifa que algunos fumaban".
Seg¨²n avanzaban los a?os sesenta y conquistaba las radios, Peret se hizo habitual de las discotecas. "Mucho pop y mucho soul pero cuando quer¨ªan rematar, pinchaban nuestra rumba". En J & J vivi¨® el aplauso de los progres durante una noche: "Me llamaron para que actuara en una gala de la mujer de Franco. No nos pagaban y, encima, me entero all¨ª de que cada artista hac¨ªa una canci¨®n pero Raphael cantaba media docena. Yo me niego a actuar y me dice un militar que mi carrera en Espa?a hab¨ªa acabado. Entro esa noche al J & J y todos venga a felicitarme. Me llevan a una mesa y yo les explico que no lo hice por antifranquismo, sino por una cuesti¨®n de dignidad profesional. ?Y estos tambi¨¦n me quer¨ªan linchar!".
Lleva Peret unos meses empe?ado en una tarea urgente, unas Memorias de la rumba que est¨¢ confeccionando con el periodista Juan Puchades. Aunque se le atascan las fechas, tiene muy presentes an¨¦cdotas y personajes. "Aquella noche del J & J, estaba con Nieves Navarro, mi partenaire en Amor a todo gas. Yo interpretaba a un taxista madrile?o que se ligaba a una actriz. ?Y daba el tipo! Estaba esperando la se?al para rodar y se meti¨® en el coche un matrimonio: 'Ll¨¦venos a Cuatro Caminos". Una duda final: en alguna ocasi¨®n, Peret ha comentado que Madrid le recuerda a Buenos Aires. "No hablo del hierro y el cemento. Me refiero a la gente de la noche. En ambas ciudades, todos se visten bien. Como toreros, como pr¨ªncipes".
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