Barrio S¨¦xamo
Tony al mejor musical de 2004, Avenue Q es un ¨¦xito all¨¢ donde se estrena: Londres, Sidney, Estocolmo, Budapest, Tel-Aviv, M¨¦xico, Estambul... David Ottone, su director, lo califica de "espect¨¢culo irreverente", pero creo m¨¢s bien que respira correcci¨®n pol¨ªtica. Sus protagonistas son r¨¦plicas de Epi, Blas y otros personajes de Barrio S¨¦samo con m¨¢s edad: superan los 20 a?os y andan con problemas laborales, afectivos y de identidad sexual.
En su ingenuidad, Barrio S¨¦samo ten¨ªa niveles de lectura diferentes para cada p¨²blico (infantil, adolescente y adulto) y, por debajo de su buen humor, cierta enjundia, ausente en el libreto de este remake para peterpanes donde se habla de relaciones sentimentales con un discurso muy b¨¢sico y donde se habla tambi¨¦n de sexo mientras sus protagonistas de gomaespuma lo practican animadamente en escena. En materia sexual, Jeff Whitty (libretista), Robert L¨®pez y Jeff Marx (autores de los cantables) se expresan con una liberalidad leg¨ªtima que se echa de menos cuando sus criaturas abordan el tema del paro que las aflige y de la ¨ªnfima calidad del mercado de trabajo. Ser¨ªa divertido que, igual que han convertido a Blas en Rod, asesor financiero de derechas incapaz de salir del armario; a Epi en Nicky, parado asexuado y gorr¨®n, y al monstruo de las galletas en un obseso de la ciberpornograf¨ªa, tambi¨¦n dejaran caer por Avenue Q a Gustavo, El Rana, transformado en reportero del movimiento antiglobalizaci¨®n, pero eso, claro, colocar¨ªa sobre arenas movedizas a este musical tan confortable.
Respira correcci¨®n pol¨ªtica, sus protagonistas son r¨¦plicas de Epi y Blas
Invenci¨®n del libretista son Princeton y Kate, pareja sin empleo ni perspectivas de encontrarlo, a la que un fil¨¢ntropo ocasional, deus ex machina, acaba obsequiando con una lluvia de millones. Entre las canciones, m¨¢s inspiradas que el libreto, destaca Si fueras gay, cuya chispeante versi¨®n espa?ola est¨¢ muy bien resuelta esc¨¦nicamente y rematada con un gui?o divertido. La m¨²sica, funcional, suena sobreamplificada en el Nuevo Apolo. Lo que salva el producto (nunca mejor dicho) es el trabajo de sus int¨¦rpretes, capaces de cantar mientras manipulan a la vista con gracia los expresivos mu?ecos dise?ados por Eduardo Guerrero. El p¨²blico de la noche del estreno con alfombra lo aplaudi¨® todo, hasta un cambio escenogr¨¢fico (como sucede en Broadway), y sali¨® del teatro feliz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.