Cuentas de emergencia
El Presupuesto busca la estabilidad financiera; es dudoso que sirva al crecimiento y al empleo
Un primer an¨¢lisis de los Presupuestos del Estado para el a?o pr¨®ximo indica que la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico hasta el 6% del PIB pretende conseguirse, adem¨¢s de con la congelaci¨®n de las pensiones (salvo las m¨ªnimas, que subir¨¢n el 1%) y la reducci¨®n salarial de los funcionarios, con un recorte radical de la inversi¨®n en infraestructuras, nada menos que del 30% en comparaci¨®n con las inversiones presupuestadas para 2010. Las t¨¦cnicas de recorte presupuestario indican que ha de actuarse sobre los grupos fundamentales de gasto, en este caso los gastos sociales, los costes de la Administraci¨®n p¨²blica y la inversi¨®n p¨²blica; son las v¨ªas m¨¢s r¨¢pidas para bajar el d¨¦ficit por la v¨ªa del gasto. Y as¨ª se ha hecho en los Presupuestos de 2011, en busca de recuperar la estabilidad presupuestaria por etapas, hasta situar el d¨¦ficit p¨²blico en el 3% del PIB en 2013.
Ahora bien, la estabilidad presupuestaria tiene contraindicaciones que no est¨¢ de m¨¢s recordar. La inversi¨®n en infraestructuras act¨²a como factor de crecimiento econ¨®mico en periodos recesivos. Con un descenso del 30% dif¨ªcilmente puede argumentarse que las cuentas p¨²blicas de 2011 contribuir¨¢n a impulsar un crecimiento del PIB del 1,3% el a?o pr¨®ximo. Es m¨¢s, tambi¨¦n es dudoso que el crecimiento supere claramente el 0,5% en 2011. Por tanto, lo que los Presupuestos confirman es que no hay est¨ªmulos p¨²blicos para incentivar la actividad econ¨®mica. La agencia de calificaci¨®n Moody's ha justificado precisamente la rebaja de calidad de la deuda espa?ola desde triple A a AA1 en las d¨¦biles perspectivas de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. Y el Banco de Espa?a acaba de informar de que la recuperaci¨®n econ¨®mica, incipiente en el segundo trimestre, se ha debilitado en julio y agosto.
A lo que m¨¢s se parecen las cuentas de 2011 es a un presupuesto de emergencia. Bajo la consigna general de que el d¨¦ficit debe reducirse imperativamente, todos los ministerios sufren recortes de importancia. El sue?o de fundamentar el crecimiento en actividades m¨¢s competitivas y de superior valor a?adido queda pospuesto para mejor ocasi¨®n (la dotaci¨®n para I+D+i cae el 7%) y las pol¨ªticas de reforma educativa, lo mismo (8,1% menos de presupuesto, cuando la educaci¨®n es el factor fundamental para aumentar la productividad y los salarios reales), mientras que se dispara la partida para financiar la deuda p¨²blica (sube el 18%).
Un debate parlamentario riguroso sobre el Presupuesto deber¨ªa plantear al menos la duda sobre si las prioridades en los recortes del gasto son las adecuadas o si es posible reducir el d¨¦ficit con otras pol¨ªticas que salvaguarden la inversi¨®n en educaci¨®n e infraestructuras a cambio de suprimir unidades administrativas, imponer un recorte dr¨¢stico del gasto de las autonom¨ªas, reducir casi a cero los gastos fiscales y limitar el fraude fiscal. Pero estas pol¨ªticas requieren un esfuerzo de negociaci¨®n y capacidad persuasiva que el Gobierno no est¨¢ en disposici¨®n de hacer y la oposici¨®n ni sabe ni quiere intentar.
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