Primera fosa de maquis en Andaluc¨ªa
La Junta ultima la exhumaci¨®n de dos guerrilleros de las sierras de Almer¨ªa
Indalecio Francisco Fuentes Ag¨¹ero, el Estraperlista, y Rafael Jim¨¦nez Ortega, Emilio el de Bayarque, eran dos guerrilleros antifranquistas que se escond¨ªan en la inh¨®spita Sierra de los Filabres de Almer¨ªa. En la ma?ana del 18 de mayo de 1947 un vecino de la localidad de Sierro alert¨® a la Guardia Civil de que los hab¨ªa visto. Tan solo horas m¨¢s tarde, a las doce del mediod¨ªa, cayeron abatidos a tiros en el Barranco de los Ceferinos. Familiares de Indalecio, a trav¨¦s de la Asociaci¨®n Rocamar, solicitaron a la Comisar¨ªa de la Memoria Hist¨®rica la recuperaci¨®n de los restos. Una primera intervenci¨®n arqueol¨®gica ha localizado los cad¨¢veres y este mismo mes la Consejer¨ªa de Gobernaci¨®n firmar¨¢ un convenio con el Ayuntamiento de Sierro y la asociaci¨®n para exhumarlos.
Indalecio y Rafael fueron tiroteados cuando dorm¨ªan, tras una delaci¨®n
Se trata de la primera de fosa de maquis que se abre en Andaluc¨ªa. Aunque los historiadores sostienen que lo m¨¢s importante de esta actuaci¨®n es que los descendientes puedan recuperar los cuerpos y darles una sepultura digna, tambi¨¦n apuntan que es un paso para ir eliminando tab¨²es y sacar a la luz la represi¨®n a la que fueron sometidos los resistentes al franquismo que huyeron y vivieron en las sierras andaluzas.
El investigador Eusebio Rodr¨ªguez Padilla, doctor en Historia Contempor¨¢nea, a quien la Asociaci¨®n Romacar encarg¨® un an¨¢lisis previo a la cata arqueol¨®gica, relata que Indalecio Fuentes y Rafael Jim¨¦nez fueron dos guerrilleros que no llegaron a pertenecer a una cuadrilla organizada, si bien tuvieron relaci¨®n y participaron en actos espor¨¢dicos junto a Juan Nieto, Cuco, cuya partida fue muy activa en las sierras de Alhamilla y de G¨¢dor, y se uni¨® posteriormente al Ej¨¦rcito Guerrillero de Andaluc¨ªa.
Seg¨²n Rodr¨ªguez Padilla, la guerrilla en Andaluc¨ªa se divide en dos espacios temporales: de 1936 a 1945 (en Almer¨ªa desde 1939, ya que hasta este a?o no entraron en la provincia los sublevados), y de 1945 a 1952. En la primera etapa los integrantes del maquis son huidos que se echan al monte para escapar de la muerte, la c¨¢rcel y la represi¨®n. En la segunda, en la que interviene el PCE, se forma un Estado mayor, con unidades militarizadas. Cobraban sueldo (el mismo que un labriego) y el dinero obtenido en secuestros y robos iba a parar a las arcas del PCE, que lo usaba tambi¨¦n en el sostenimiento de la resistencia urbana.
Indalecio Fuentes y Rafael Jim¨¦nez pertenecen a la primera, pese a que fueron asesinados en 1947. El profesor de Historia Contempor¨¢nea ?scar Rodr¨ªguez Barreira, que elabor¨® el informe preliminar de la excavaci¨®n arqueol¨®gica (bajo la direcci¨®n de Luis Castro Fern¨¢ndez), cuenta que Indalecio naci¨® en Uleila del Campo en 1909 (Almer¨ªa) en el seno de una familia humilde. A los 19 a?os emigra a Francia para trabajar en una mina de carb¨®n. All¨ª conoce a Amalia S¨¢nchez, de C¨²llar Baza (Granada), se casa y tienen tres hijos. En 1936 regresan a C¨²llar, e Indalecio, militante de Juventudes Socialista Unificadas, se alista y combate en el frente tres a?os. Al regreso, ya en Uleila, las delaciones y el hostigamiento al que es sometido le hacen dedicarse al estraperlo, en un principio, y luego huye a la sierra. La desgracia se cierne sobre su familia, que ha de soportar continuos interrogatorios y palizas durante seis a?os.
La vida de Rafael Jim¨¦nez es una inc¨®gnita. Solo se sabe que muri¨® tiroteado junto a Indalecio Fuentes, seg¨²n el atestado de la Guardia Civil, cuando ambos estaban durmiendo, "tendidos". La opini¨®n de los historiadores es que no hubo intenci¨®n de apresarlos vivos. Fueron enterrados en el Cementerio Nuevo de Sierro. En el sondeo arqueol¨®gico se ha hallado un cr¨¢neo con varios agujeros, posiblemente de golpes antes de la muerte, y huesos de un segundo cuerpo. La fosa se ha vuelto a tapar en espera de la exhumaci¨®n definitiva y el an¨¢lisis de ADN.
Antonia Fuentes, nieta de Indalecio, junto a su hija Antonia Sorroche, lleva removiendo despachos casi desde el advenimiento de la democracia para enterrar los restos de su abuelo en Uleila. "Es el sue?o de toda la vida de mi padre, que es ya de edad avanzada y ha sufrido much¨ªsimo", dice Antonia, quien recuerda c¨®mo tuvo que guardar para s¨ª durante d¨¦cadas que era el hijo del guerrillero.
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