Edwyn Collins y la segunda oportunidad
Antes era arrogante, ahora soy humilde", concede un menoscabado, pero irreductible Edwyn Collins (Edimburgo, 1959). No es la ¨²nica transformaci¨®n sufrida por el influyente m¨²sico desde que en 2005 una doble hemorragia cerebral hizo peligrar su vida y la quebr¨® en dos para siempre. Inactiva la parte derecha de su cuerpo, borradas por afasia el habla y la capacidad de escuchar m¨²sica, cautivo de un cuerpo que no le reconoc¨ªa y ofuscada la memoria de s¨ª mismo, cuando pudo balbucear unas palabras le espet¨® monosil¨¢bico, sin perder su caracter¨ªstica franqueza, a su compa?era y representante Grace Maxwell: "Lo s¨¦, da?o cerebral. Soy un retrasado".
?Puede concebirse peor experiencia para un m¨²sico que verse privado, ya no s¨®lo del diario gesto de rasguear las cuerdas de una guitarra, sino de la posibilidad de imaginar una melod¨ªa indeleble, un perspicaz verso, un desarrollo r¨ªtmico? De la noche a la ma?ana, aquel alto y sonrosado muchacho de gruesos labios que a principios de los ochenta fundaba Orange Juice y daba alas al rozagante sello Postcard Records, el hombre ya maduro pero de exuberante vitalismo y sincera bonhom¨ªa que a mediados de los noventa coronaba una carrera en solitario de culto con el ¨¦xito internacional A Girl Like You, quedaba desahuciado. La tenacidad escocesa de Maxwell -que describe la experiencia en un libro de jocoso, aterido humanismo, Falling & Laughing: The Restoration of Edwyn Collins- y su secuestrado compa?ero, lograr¨ªa superar los peores pron¨®sticos y, tras una larga terapia, reaprend¨ªa a andar, a hablar, a componer, e incluso a tocar la guitarra a cuatro manos junto a ella.
"Sin m¨²sica, no podr¨ªa vivir. Soy afortunado al tenerla en mi interior como fuente de ayuda''
"Al principio, en el hospital, me sent¨ªa muy tranquilo, apaciguado", explica v¨ªa electr¨®nica Collins. "Pero a medida que recuperaba fuerzas lleg¨® el miedo. No pod¨ªa pensar, dar con mis pensamientos, mis recuerdos. No pod¨ªa escuchar m¨²sica. Pero, a las diez semanas, escuch¨¦ por auriculares Promised Land de Johnny Allen y Photograph de Ringo Starr, y me devolvieron la m¨²sica. Llor¨¦ y llor¨¦...".
No es la t¨ªpica tragedia del rock. Collins siempre fue reticente a las drogas y viv¨ªa saludablemente, su ¨²nico error fue no hacerse un chequeo m¨¦dico. Grace y ¨¦l viv¨ªan con su hijo William en un modesto, desordenado apartamento de Kensal Green, Londres, donde cuando se recib¨ªa a un entrevistador la charla pod¨ªa trasladarse a un restaurante tailand¨¦s cercano y acabar, de vuelta al hogar, con una audici¨®n de viejos vinilos regada por generosas pintas. El moderado fracaso de Orange Juice se explicaba en su adscripci¨®n a una tercera v¨ªa -mezcla de las guitarras electrizadas de Byrds o Velvet Undeground y el euf¨®rico, sensual soul de Al Green y Curtis Mayfield- en una ¨¦poca dominada por el tecno-pop y la efervescencia m¨¢s superficial. Vest¨ªan casualmente y Edwyn nunca call¨® sus opiniones: el reverenciado locutor John Peel era un chaquetero, los productores de ¨¦xito traduc¨ªan al sonido su adicci¨®n a la coca¨ªna, el grunge y los grandes festivales eran pesadillesca regurgitaci¨®n del jipismo...
Aquella socarroner¨ªa parece olvidada tras la traum¨¢tica recomposici¨®n de s¨ª mismo llevada a cabo, paso a paso, en los ¨²ltimos a?os. Cuando por fin pudo enfrentarse al ¨¢lbum que hab¨ªa casi completado antes de desplomarse grotesco y aterrorizado, recuperamos a un excelente compositor; a un bar¨ªtono de exquisita complicidad con el oyente cuya calidez le permit¨ªa, adem¨¢s de transmitirnos su pasi¨®n por el soul, el country o el rock menos petulante, ejercitar la mala baba sin olvidar el sentimiento de compartida humanidad que debe atrapar una canci¨®n; a un productor que hab¨ªa invertido las ganancias de su ¨²nico ¨¦xito en construir un estudio donde grabar a j¨®venes promesas. Alguien con los pies en el suelo, incapaz de plegarse a las farsas del negocio. Home Again (2007) mostraba adem¨¢s una rara presciencia: pese a haber sido registrado antes del percance detonado por una elevada tensi¨®n arterial, sus temas reflejaban la serena emoci¨®n de alguien que regresa de un largo trance, que acaba de recobrar la conciencia de lo que realmente importa.
"He aceptado cada fase del proceso", reconoce ahora. "Al salir del hospital dej¨¦ de sentir miedo, me sent¨ªa seguro en casa. Sab¨ªa que me llevar¨ªa tiempo, mis recuerdos estaban revueltos, pero poco a poco volvieron. Algunas cosas de mi pasado siguen difusas. Pero lo importante, aunque a otros puedan parecerles cosas triviales, est¨¢ regresando. Supongo que sab¨ªa que ser¨ªa as¨ª. Creo en m¨ª y en quienes me ayudan".
Quedaba la rev¨¢lida, la comprobaci¨®n de cu¨¢nto de su agudeza y talento se hab¨ªa recuperado. Con la ayuda de buenos amigos, Losing Sleep pasa con nota reencontr¨¢ndonos con alguien que, en su interior, sigue siendo el mismo pese a la par¨¢lisis parcial y la huella de una trepanaci¨®n en la frente. Alguien que, ante una segunda oportunidad, olvida el sarcasmo para cuestionarse cu¨¢l es su papel en el mundo. El ¨¢lbum transmite el placer olvidado de disfrutar cada nuevo d¨ªa vivido, busca todav¨ªa la verdad como ¨²nica meta existencial no risible. El antiguo comparsa de Morrissey, Johnny Marr, le echa una mano en la vivazmente afirmativa Come Tomorrow, Come Today; Alex Kapranos, de los cotizados Franz Ferdinand, participa en Do It Again, y Roddy Frame, de Aztec Camera, en la sentida All My Days, meditaci¨®n acerca de lo que significa perderse a uno mismo y luchar por reunir las piezas de quien eras. En otros t¨ªtulos del disco le acompa?an m¨²sicos de bandas emergentes como The Cribs o Magic Numbers.
La portada de Losing Sleep, abigarrada por ilustraciones de aves, evoca su pasi¨®n ornitol¨®gica y la brillantez con que dibujaba -y vuelve a dibujar- los p¨¢jaros de sus queridas tierras escocesas, avistados en los acantilados de un peque?o pueblo costero donde de ni?o pasaba los veranos con su abuelo. Esta obsesi¨®n por la naturaleza explica a un artista que, pese a clasificarse musicalmente en el apartado pop, nunca olvid¨® su conexi¨®n con lo palpablemente org¨¢nico. Quiz¨¢ de ah¨ª surgi¨® la fuerza de su esp¨ªritu en horas tenebrosas, la irrefrenable pasi¨®n de vivir que hoy vuelve a compartir con el oyente: del largo entrenamiento de a?os en un gremio donde no es f¨¢cil conservar la identidad, la innegociable lucidez.
"Sin m¨²sica, no podr¨ªa vivir", concluye. "No podr¨ªa mejorar f¨ªsica o mentalmente, ni aceptar mi vida. Soy afortunado al tenerla en mi interior como fuente de ayuda".
Losing Sleep est¨¢ editado por Heavenly-Nuevos Medios. Edwyn Collins actuar¨¢ en el festival Primavera Club el d¨ªa 26 de noviembre, Barcelona, y el 28 en Madrid. Falling & Laughing: The Restoration of Edwyn Collins, de Grace Maxwell. Ebury Press, 2009. 310 p¨¢ginas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.