En la soledad de los campos de algod¨®n
El t¨ªtulo de la pieza de Kolt¨¨s me vino a la mente en cuanto vi el po¨¦tico espacio esc¨¦nico de Glanzel que acoge Gata sobre teulada de zinc calenta, el montaje con el que ?lex Rigola ha inaugurado el nuevo Lliure de Gr¨¤cia de siempre. Como dosel de la cama de matrimonio de Maggie y Brick, un ¨¢rbol de ramas secas, sin frutos; casi en el otro extremo, el piano, que hace de mueble bar, el rinc¨®n de la evasi¨®n, y la tierra del suelo, cubierta de plantas de algod¨®n, negocio con el que Big Daddy, el patriarca, se hizo rico. Sobre el piano, la gran pregunta que se hace Big Daddy: "Why is it so hard to talk?", en may¨²sculas y en ne¨®n presidi¨¦ndolo todo, el gran tema de la obra: lo dif¨ªcil que es a veces hablar de verdad.
GATA SOBRE TEULADA DE ZINC CALENTA
De Tennessee Williams. Adaptaci¨®n libre y direcci¨®n: ?lex Rigola. Int¨¦rpretes: Chantal Aim¨¦e, Muntsa Alca?iz, Andreu Benito, Joan Carreras, Ester Cort, Santi Ricart, Raffel Planas. Teatre Lliure de Gr¨¤cia. Barcelona, 30 de septiembre.
Como gui?o-intencionado o no-, la disposici¨®n actual del escenario, que enlaza con el ¨²ltimo montaje de Rigola en este Lliure antes de las obras, Juli C¨¦sar, pues es un poco como si hubiera aprovechado el espacio y abierto las puertas del fondo para dar paso a la galer¨ªa que rodea las habitaciones de la hacienda familiar en la plantaci¨®n del delta del Misisip¨ª.
Imagin¨¢bamos que Rigola se alejar¨ªa de la famosa versi¨®n cinematogr¨¢fica de Richard Brooks protagonizada por Liz Taylor y Paul Newman, aunque solo fuera por la censura de los estudios hacia toda referencia expl¨ªcita a la homosexualidad de Brick. Pero aun as¨ª, cuesta sustraerse a ella. De hecho, incluso a ¨¦l parece haberle costado, por el estupendo gui?o, este claramente intencionado, sobre la pel¨ªcula en boca de Joan Carreras, nuestro Brick.
Tres trabajos completos
Y de entrada cuesta, o a m¨ª me cost¨®, la aproximaci¨®n que Chantal Aim¨¦e hace de Maggie, gata pero mansa; la que Muntsa Alca?iz hace de Big Mama gin-tonic en mano; incluso la de Ester Cort como Mae. Qu¨¦ bien funcionan, sin embargo, estos tres trabajos desde la contenci¨®n, una contenci¨®n paciente que huye de la fiereza en el caso de Maggie, de la histeria en el de Big Mama y de la perfecci¨®n repelente en el de Mae. Y qu¨¦ bien funciona el conjunto entero, qu¨¦ momentos tan emotivos.
Rigola ha podado eficazmente el texto y ha escogido el segundo tercer acto, el que Tennessee Williams reescribi¨® para Elia Kazan, director del primer montaje de la obra en Broadway, sucumbiendo a sus peticiones, y que resulta m¨¢s redentor que el primero. Personalmente, prefiero el original, es m¨¢s descarnado: Big Daddy no reaparece; Brick no salva a Maggie con palabras, sino con el silencio, y las ¨²ltimas que pronuncia ella son menos y resultan m¨¢s contundentes. Pero lo cierto es que, visto el montaje y dada la fuerza de los int¨¦rpretes protagonistas, este final es m¨¢s coral y, por tanto, m¨¢s justo. Gata sobre teulada de zinc calenta es el montaje de Joan Carreras, un Brick cuya procesi¨®n va por dentro, magn¨ªfico; es el montaje de Andreu Benito, un Big Daddy potent¨ªsimo; es el montaje de Muntsa Alca?iz, qu¨¦ Big Mama, otra consumida por la procesi¨®n y el alcohol; es el montaje de Chantal Aim¨¦e, que ya nos da a entender que acabar¨¢ siendo otra Big Mama. Es el nuevo acierto de Rigola.
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