Una historia bovina
El mismo d¨ªa que el matadero de Durango sacrific¨® un buey de 930 kilos, el m¨¢s pesado de toda su historia, en Catalu?a se prohib¨ªan las corridas de toros. No es casualidad. En Barcelona suceden cosas que nunca pasar¨ªan en Durango y a Barcelona llegan montones de turistas que nunca ir¨ªan a Durango. Me dir¨¢n que nuestra oferta supera a la de Durango, pero yo creo que es una cuesti¨®n de imagen. Ya lo dijo George Bush (el padre de George W. Bush) hace unos cuantos a?os, cuando la gente sal¨ªa a la calle en todo el mundo para protestar contra la invasi¨®n de Irak: "No vamos a parar una guerra porque unos cuantos tipos se manifiesten en Barcelona". Y dijo Barcelona, no Durango, ni Londres ni Berl¨ªn.
"No vamos a parar una guerra porque se manifiesten en Barcelona"
Ten¨ªa raz¨®n el viejo Bush. La invasi¨®n de Irak se produjo pese a los manifestantes de Barcelona. Ahora queda muy lejos, porque luego vino la crisis y el descenso del turismo. Hab¨ªa que volver a situar a Barcelona en el mapa y m¨¢s de uno pens¨® en el efecto llamada el pasado mi¨¦rcoles, el d¨ªa de la huelga general.
La huelga estaba siendo bastante aburrida: algunos incidentes en el extrarradio y el paseo de Gr¨¤cia, inusualmente vac¨ªo. Los tenderos ten¨ªan las persianas medio echadas y hac¨ªan gestos a los posibles clientes para que entraran sin miedo a los piquetes.
Pero estaba bien organizado. Varios comandos de especialistas se hab¨ªan colado d¨ªas antes en el antiguo Banco Espa?ol de Cr¨¦dito, en plena plaza de Catalunya, y llegada la hora, en el momento preciso, montaron el espect¨¢culo: un coche de polic¨ªa ard¨ªa por los cuatro costados delante de todas las c¨¢maras, al tiempo que energ¨²menos enmascarados desplegaban una violenta coreograf¨ªa al mejor estilo de Hollywood. Escaparates rotos, robos, peleas, luchas encarnizadas a patadas...
Barcelona volv¨ªa a estar en el mapa. La Rosa de Fuego reviv¨ªa. Las im¨¢genes pasaban una y otra vez por las televisiones de todo el mundo, desde la BBC a la la CNN, pasando por Al Jazira y la web de L'Osservatore Romano.
Al d¨ªa siguiente me encontr¨¦ a un amigo mexicano que me explic¨® que su familia le hab¨ªa llamado desde Durango -o tal vez era desde Guadalajara- para que volviera a su tierra y dejara atr¨¢s la guerra. Y desde Par¨ªs, una antigua vecina, m¨¢s conocedora del percal, me telefone¨® para felicitarme por el coup de foudre -dijo- del alcalde, para volver a situar a su ciudad en el mapa del turismo descarriado.
"No", le dije yo, "no fue el alcalde, los tertulianos acusan a un alto cargo del Departamento de Interior, el que manda a la polic¨ªa, miembro del partido ecosocialista
[ex comunista, a?ad¨ªa para situarla], que decidi¨® que ¨¦l ten¨ªa tambi¨¦n derecho a manifestarse contra la reforma laboral del Gobierno con el que, m¨¢s o menos, forma coalici¨®n. Y como el personaje en cuesti¨®n es de Girona, quiso ejercer su derecho en casa".
"Pas posible", dijo mi amiga. "Los comunistas siempre han sido gente de orden", a?adi¨®.
"Eso era antes", le respond¨ª. "Ahora ya no les gusta la polic¨ªa, son antirrepresivos".
"Pon¨¦is a los zorros a cuidar de las gallinas", me dijo.
"No, a las gallinas a cuidar de los zorros", le respond¨ª.
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