Tamudo, un familiar lejano

No es raro verle dando un paseo por la playa de Ondarreta con su esposa, Laia, y ?scar, su bulldog franc¨¦s. Tamudo ha cambiado las olas del Mediterr¨¢neo por las del Atl¨¢ntico; el Espanyol, el club de toda su vida, por la Real Sociedad. Y hoy se baten ambos en Anoeta con Tamudo en el frente del ataque donostiarra y en un momento bien dulce si se tienen en cuenta sus dos ¨²ltimos cursos. "Juego en la Real y quiero ganar", dice el ariete, el m¨¢ximo goleador catal¨¢n en la historia de la Liga (132 dianas) junto a Murillo, goleador en la d¨¦cada de los 50 y los 60 del siglo pasado.

Para Tamudo todo acab¨® mal en el Espanyol. Apenas se hablaba con sus compa?eros y se diluy¨® parte de la sinton¨ªa con la afici¨®n, que digiri¨® con dificultad sus exigencias, que no eran otras que las de irse cuando el equipo enfilaba hacia Segunda, hace tres a?os. Amenaz¨® con no jugar y, de paso, se rebel¨® contra el t¨¦cnico en una reuni¨®n de grupo que hicieron a mediados del a?o anterior. "?T¨² quieres jugar?", le preguntaron entonces. "Claro", replic¨®. Y le dieron una ¨²ltima oportunidad de tres partidos que no aprovech¨®. En la Real le salen las cosas a pedir de boca. Vecino de Rivas, Sutil, Prieto y Elustondo, pronto se ha granjeado el respeto del grupo y del aficionado, que atiende a sus goles (tres) como el mejor remedio para eludir el descenso. "No me gustar¨ªa que esto se enfocase como Tamudo contra el Espanyol", conviene el punta. Pero se miden hoy cara a cara. Pasado contra presente.