Zedda dirige un monumental 'Guillaume Tell' en A Coru?a

El p¨²blico coru?¨¦s, con hambre de Alberto Zedda desde su ausencia del Festival Mozart, del que fue asesor art¨ªstico, le recibi¨® el pasado s¨¢bado en el Palacio de la ?pera de la ciudad con una gran ovaci¨®n. La obertura fue una epifan¨ªa rossiniana: bellos solos de chelo, empaste y precisi¨®n de los violines en sus tr¨¦molos y buen timbre de maderas. La marcial redondez de sus metales y la din¨¢mica m¨¢s matizada, puro Rossini, evidenciaron el mucho y buen trabajo previo y la bendita capacidad de concertaci¨®n de Zedda. Fue el inicio. El final, aplausos hasta el dolor de manos y una fervenza desbordada de bravos bajando desde las butacas hasta el escenario del palacio.

Del reparto, destac¨® el brillante Arnold de Gregory Kunde: del dubitativo cercano a la traici¨®n al luminoso h¨¦roe final. S¨®lo qued¨® algo falto de ternura en el d¨²o amoroso con una Matilde que cont¨® con la dulce expresividad y hermosa de voz Olga Senderskaia.

Mark Stone hizo un noble Tell, aun sin la tesitura id¨®nea: le falta masa de voz en la zona grave, igual que a la bien timbrada y expresiva Hedwidge de Alexandra Rivas. La voz redonda de Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno, traspasando la masa sonora de la Orquesta Sinf¨®nica de Castilla y Le¨®n como una flecha lanzada desde la ballesta de Tell, dio la id¨®nea valent¨ªa adolescente a Jemmy. El Gessler de Alberto Feria fue, por voz, car¨¢cter y presencia esc¨¦nica, un tirano de libro y todos los comprimarios actuaron a un gran nivel, destacando el timbre y colocaci¨®n de la voz de Mikeldi Atxandalabaso.