"Sigo buceando en los oc¨¦anos porque a¨²n respiro"
Sylvia Earle no quiere saber nada de ver un pez en el plato. Insiste en ir a un restaurante donde pueda ejercer con devoci¨®n activista su condici¨®n de vegetariana. Sabe que est¨¢ en territorio hostil donde la carne y el pescado son reclamo gastron¨®mico, pero se aferra a su doctrina en defensa de los mares contra la sobrepesca y la poluci¨®n. As¨ª es la Se?ora de las Profundidades. "Es mejor comer pescado de piscifactor¨ªa porque los salvajes est¨¢n llenos de productos qu¨ªmicos. No como pescado porque s¨¦ demasiado", explica antes de decantarse por un men¨² basado en verduras. Consciente de lo que implica su alegato contra el pescado fresco, Earle lo argumenta: "Espa?a por su tradici¨®n pesquera deber¨ªa liderar la pesca sostenible por el bien de sus mares y su econom¨ªa".
La exploradora lleva 100 expediciones subacu¨¢ticas y 7.000 horas de inmersi¨®n
Ocean¨®grafa y ex cient¨ªfica jefe de la Administraci¨®n Nacional Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica de EE UU, Earle es una de las leyendas vivas de la exploraci¨®n subacu¨¢tica. Infatigable defensora de la conservaci¨®n marina, ha participado en m¨¢s de un centenar de expediciones y lleva 7.000 horas de inmersi¨®n. Y las que le quedan: "Sigo buceando en los oc¨¦anos porque a¨²n respiro". Tiene 75 a?os, pero sigue viviendo al l¨ªmite, oteando la vida con curiosidad y con un instinto innato para la exploraci¨®n que le llev¨® a sumergirse en solitario a 1.000 metros de profundidad en un minisumergible. "?Miedo en la oscuridad del oc¨¦ano? Es m¨¢s peligroso conducir", responde mientras disecciona una crepe de verduras.
El ¨²nico temor que manifiesta Earle es a la ignorancia de la sociedad sobre el peligro de la destrucci¨®n de los oc¨¦anos. "Ahora, la tecnolog¨ªa permite saber m¨¢s que hace 30 a?os. Es la primera vez que tenemos capacidad para entender los riesgos que sufre el planeta, pero tal vez la ¨²ltima para solucionarlo", sentencia.
Menuda y elegante, Earle lleva dos relojes, uno en cada mu?eca. Uno provisional le permite en Espa?a, adonde ha venido para asistir al Festival del Conocimiento organizado por el DIPC en San Sebasti¨¢n, no llegar tarde a las citas. El otro, un rolex de oro, le conecta directamente con Oakland (California), donde vive cerca de sus tres hijos y cuatro nietos. Cuenta que su familia ha sido una inspiraci¨®n en su vida como exploradora. "Cuando mis hijos eran peque?os, yo pasaba tiempo fuera, pero tambi¨¦n les ofrec¨ªa historias, experiencias que otros ni?os no ten¨ªan. No lo hubiera soportado si no hubieran estado con personas de mi confianza como mis padres", recuerda Earle, exploradora residente de la National Geographic Society.
Sorbe una copa de vino. Reconoce que no sabe lo que es aburrirse y que duerme poco: "Ya descansar¨¦ cuando muera. La vida es un milagro como para malgastarla. No hay que rendirse nunca". En agosto particip¨® en una expedici¨®n en el lago Baikal en un submarino junto con el director de cine James Cameron. Este mes estar¨¢ en el golfo de M¨¦xico y en Costa Rica.
En los postres, se decanta por unas torrijas, titubea cuando se plantea qu¨¦ pez escoger¨ªa para reencarnarse: "En un at¨²n rojo, porque recorre durante el a?o todos los oc¨¦anos. O si no, un reloj anaranjado, la perca de las profundidades, que vive 200 a?os".
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