Unos grandes almacenes como terapia
Tarragona vive el nuevo El Corte Ingl¨¦s como un revulsivo tras a?os de reveses
Si enferma un empleado del flamante centro que El Corte Ingl¨¦s inaugurar¨¢ el pr¨®ximo viernes en Tarragona, la baja laboral se comenta en los bares. Cuando los camiones que abastecen estos grandes almacenes llegaron a la ciudad, la operaci¨®n de descarga se convirti¨® en devorada noticia en los medios locales. "Ser¨¢ el mayor cambio que hemos vivido. Una ciudad no es ciudad sin un Corte Ingl¨¦s", ilustra Javier Lamas, de 36 a?os. Es la misma fascinaci¨®n que muestra la mayor¨ªa de vecinos ante la apertura de un centro de seis plantas, 90.000 metros cuadrados y m¨¢s de 830 trabajadores en una ciudad de 140.000 habitantes golpeada desde 2008 por el par¨®n industrial. El Ayuntamiento anunci¨® ayer un plan especial de transporte y se?alizaci¨®n que evite el viernes el colapso de la ciudad ante los esperados 25.000 clientes.
Pero tanta expectativa es considerada desmedida, "casi provinciana", por Mar¨ªa Jes¨²s Gracia, una de las pocas vecinas cr¨ªticas con el aterrizaje de la cadena. Ambas posturas, probablemente, acierten: los almacenes acarrear¨¢n un impacto econ¨®mico notable y ese entusiasmo exacerbado evidencia la ausencia de est¨ªmulos de car¨¢cter social y cultural.
"A falta de acontecimientos importantes, esto se percibe como la panacea contra a?os de frustraciones", razona ?ngel Belunzegui, soci¨®logo de la Universidad Rovira i Virgili. "La ciudad despide cierto aire de tristeza porque no han cuajado proyectos para transformarse que levantaron expectativas", teoriza. Esta frustraci¨®n se nutrir¨ªa del proyecto nunca concretado para soterrar la l¨ªnea del tren que separa el n¨²cleo de Tarragona de las playas; el difuso impacto de la estaci¨®n del AVE construida a 20 kil¨®metros del casco urbano y el reciente rechazo a las primeras de cambio de la candidatura de Tarragona como capital de la cultura europea en 2016. Ello en una ciudad cuyo casco urbano se qued¨® sin salas de cine el a?o pasado. "Apenas hay vida cultural y la ausencia de cines tiene una carga simb¨®lica enorme", advierte el soci¨®logo. "Por ello, los almacenes se ven como elemento de ocio y entretenimiento en s¨ª mismo, como una terapia".
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