La ensalada en la maceta

El lunes de esta semana 20 entusiastas alumnos y alumnas comenzaron en La Casa Encendida el curso La huerta en casa. En la asociaci¨®n Germinando, encargada de impartir las clases, tuvieron que hacer "una dolorosa criba, porque casi todos merec¨ªan entrar", dice la coordinadora del curso, Cristina Ruiz. M¨¢s de 100 personas mandaron la carta de motivaci¨®n para inscribirse. Un dato que refleja el creciente inter¨¦s por acercarse a m¨¦todos de producci¨®n y consumo de alimentos m¨¢s caseros y ecol¨®gicos, dos de las claves que inspiran los cursos de Germinando.

Disfrutar de sabores que retrotraen al pasado, al huerto del abuelo y a las ensaladas de la abuela, y aprender a cultivar hortalizas en el balc¨®n de una casa, o incluso en la repisa de las ventanas, son las dos principales motivaciones que llevan a que los huertos en pisos urbanos se extiendan por todo tipo de barrios y ciudades de Madrid. Expertos, aprendices y hortelanos dom¨¦sticos con algunos a?os de experiencia advierten de que, para prevenir posibles desilusiones, nadie piense que con estos "minihuertos" se logra el abastecimiento completo de verduras y otras hortalizas. Por otro lado, avisan de la necesidad de contar con una buena y continuada exposici¨®n al sol, un riego continuo y cuidado especial para que entre las semillas, los sustratos y los abonos utilizados se opte siempre por lo m¨¢s ecol¨®gico.

En la terraza del piso de Yago y Gustavo crecen tomates y lechugas

Yago y Gustavo cultivan desde hace a?os hasta una veintena de plantas comestibles diferentes. "Empezamos en nuestra primera casa, en la calle de Gaztambide, en un balc¨®n estrecho de dos metros cuadrados que nos daba para tener lechugas, acelgas, br¨®coli y fresas. Cuando decidimos cambiarnos de piso, en lo primero que pensamos fue en que tuviera un balc¨®n m¨¢s grande para poder cultivar m¨¢s cosas". Y as¨ª fue, su vivienda actual, en la calle del Pintor Rosales, cuenta con una amplia terraza donde crecen tomates, escarolas, lechugas, acelgas, or¨¦gano, calabacines, espinacas, hinojo, apios, fresas, remolachas, can¨®nigos, pimientos...

Yago insiste en el trabajo que conlleva mantener este peque?o vergel: "En verano tenemos que tirar de amigos para que lo rieguen diariamente". Y en los contratiempos que surgen: "Estamos cansados de intentar combatir los ¨¢caros de los tomates, pero lo que tenemos claro es que no los vamos a fumigar con ning¨²n pesticida convencional, preferimos ser pacientes y utilizar m¨¦todos m¨¢s ecol¨®gicos". "La satisfacci¨®n llega cuando salimos a la terraza y con uno de esos tomates y unas hojas de lechuga, escarola y can¨®nigos te haces una ensalada casera de verdad", remata Gustavo.

Beatriz tambi¨¦n disfruta de estos cultivos y de sus sabores. Es una antigua alumna de los cursos de La Casa Encendida, que practica desde hace dos a?os lo aprendido, primero tambi¨¦n en un piso peque?o, y ahora en la terraza de la comunidad de vecinos de su nueva casa, cerca de la Puerta del ?ngel. Desde su experiencia recomienda "empezar con cosas f¨¢ciles y muy agradecidas, como plantas arom¨¢ticas, para seguir con lechugas y acelgas, y luego probar con tomates". Gracias al curso de introducci¨®n de Germinando y a los contactos, bibliograf¨ªa y direcciones de Internet que sac¨® del mismo, Beatriz contin¨²a su formaci¨®n para rentabilizar al m¨¢ximo las cosechas y obtener las mejores semillas.

Para Cristina Ruiz, este tipo de alumnas justifican la labor que hacen en Germinando: "Nosotras queremos que el fin de los cursos sea que se creen huertos y, hasta la fecha, ninguna de las personas que ha pasado por ellos nos ha dicho que no lo hicieran". Tambi¨¦n destaca que no es necesaria una inversi¨®n desmesurada para su puesta en marcha, algo en lo que coinciden Beatriz, Yago y Gustavo. Estos ¨²ltimos cuentan con mesas de cultivo especiales compradas por Internet, que en algunos casos ascienden a 250 euros, pero, como Cristina, recomiendan empezar con las macetas y jardineras que ya se tengan. La elaboraci¨®n de un compost propio con restos org¨¢nicos y el intercambio de semillas con otros cultivadores tambi¨¦n abaratan la inversi¨®n.