"?El secreto de una foto? S¨ª, hay uno: la dedicaci¨®n"
Hablamos de fotograf¨ªa. No de lentes, diafragmas o iluminaci¨®n. Conversamos de lo que se mueve alrededor del encuadre y hacia la imaginaci¨®n. El fot¨®grafo brasile?o Sebasti?o Salgado (Aimor¨¦s, 1944) elige para el primer caf¨¦ del d¨ªa una mesa junto al ventanal del literario Caf¨¦ Gij¨®n. Lleva la vista a trav¨¦s del cristal mientras habla de ideolog¨ªa, fotograf¨ªa y vida. Tres en una. Y regresa al caf¨¦, a la tierra, cuando ve sobre la mesa lo que cariacontecido describe con un largo "fabuloso": un pan con aceite, tomate y ajo. "Adoraba el ajo, pero por una infecci¨®n en ?frica que me modific¨® el metabolismo no puedo probarlo". Ser¨¢ un cruas¨¢n.
Lo manosea y desmenuza hasta que se confiesa desganado y resfriado por quedarse dormido en una sesi¨®n de acupuntura en Pap¨²a Nueva Guinea. Ah¨ª quer¨ªamos llegar. Es su nuevo proyecto: G¨¦nesis. "La idea", dice dibujando en el aire como si rellenase un pentagrama, "es demostrar que una mitad del planeta est¨¢ como en el d¨ªa del g¨¦nesis y que tenemos que intentar preservarlo para vivir tranquilos".
Despu¨¦s de tres d¨¦cadas, el fot¨®grafo brasile?o vive la transici¨®n a lo digital
Cercano e ilusionado, Salgado, premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes en 1998 y de paso por Madrid para recoger el galard¨®n que le concede Save the Children, ha dado un giro m¨¢s de tuerca a su carrera.
El fot¨®grafo brasile?o comenz¨® hace cinco a?os a retratar a los "otros animales". "Hasta ahora", reconoce con un gesto c¨®mplice, "solo hab¨ªa trabajado con uno, el hombre". Su nuevo trabajo ha situado la c¨¢mara frente a esa parte del planeta, un 46% seg¨²n sus cifras, que se muestra como en el origen y que esconde "las cosas m¨¢s puras". Algunas de esas cosas, las que no se tocan -"la idea de comunidad, solidaridad y compasi¨®n"- est¨¢n all¨ª y aqu¨ª, en la vida de los ping¨¹inos, que "viven como nosotros", pero tambi¨¦n en la huelga del 29-S. "Los espa?oles sois solidarios", reflexiona Salgado pellizcando migas de pan, "porque hay una amenaza de clase. Y si empeora, la idea de supervivencia empieza a existir realmente".
Con el rastro que dejan sus palabras, no es dif¨ªcil imaginar el comienzo. Empez¨® a tirar fotos muy tarde. Era militante de izquierdas ya en la ¨¦poca universitaria y "sent¨ªa que ten¨ªa algo que ense?ar". Su actual esposa, L¨¦lia, necesitaba una c¨¢mara para cursar Arquitectura en Par¨ªs y la compr¨®. "Era una Pentax. Fue tan bueno mirar a trav¨¦s de esa lente y verlo todo", exclama Salgado agarrando la c¨¢mara con el recuerdo. "La pobre L¨¦lia nunca la tuvo". Corr¨ªa el a?o 1973 y el hasta entonces economista hab¨ªa elegido nuevo trabajo: fotoperiodismo social.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s, Salgado vive otra transici¨®n. "Alguien me dijo que lo intentara y me pas¨¦ al digital en julio de 2008". A su manera. Sigue necesitando una plancha grande de contacto que analiza con su lupa porque el ordenador no es lo suyo. "He empezado de nuevo. Necesitaba un negativo m¨¢s grande [para el proyecto G¨¦nesis]. El aprendizaje es fabuloso. Te crea una din¨¢mica de vida que no te da tiempo a pensar que est¨¢s viejo".
?El secreto de una foto? Duda. "Ah, s¨ª, hay uno: la dedicaci¨®n. Yo le digo a un joven que si crees en lo que haces, y dedicas todo tu tiempo, tu vida, tendr¨¢s una oportunidad m¨¢s grande".
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