El minimalismo 'infectado' de Mona Hatoum
El hogar puede ser un sitio peligroso. Un lugar de pesadilla en el que los utensilios met¨¢licos de cocina suelten descargas el¨¦ctricas, la cuna del beb¨¦ tenga el aspecto de un cortahuevos y esos apetitosos caramelos que est¨¢n sobre la mesa sean, en realidad, granadas de mano. El hogar tiene peligros potenciales como los tiene tambi¨¦n -en gran magnitud- el mundo en el que vivimos. Y esos son los dos polos de la obra de Mona Hatoum (Beirut, 1952). La artista libanesa tuvo que dejar su pa¨ªs en 1975 para no volver. Su familia huy¨® de la guerra y ella termin¨® su educaci¨®n y desarroll¨® su carrera en Londres, donde ha vivido hasta ahora, aunque actualmente comparte su residencia con Berl¨ªn. Fue una de las artistas brit¨¢nicas que catapult¨® la exposici¨®n Sensation, de Charles Saatchi, y ha sido finalista del Premio Turner. Con muestras en los grandes centros de arte de todo el mundo, es una referencia clave del arte contempor¨¢neo. Es en la capital alemana donde nos encontramos con ella para hablar de las se?as que marcan su obra, d¨ªas antes de que se inaugure su exposici¨®n en la Fundaci¨®n Marcelino Bot¨ªn, en Santander.
"De joven era demasiado autocr¨ªtica. A medida que me he ido haciendo mayor conf¨ªo cada vez m¨¢s en mi intuici¨®n"
"La gente tiende a pensar que por el hecho de ser de familia palestina y de tocar temas graves no puedo ser graciosa"
Sus obras suelen ser sencillas, directas, contundentes, de las que dejan al espectador pensando. "La gente no me cree cuando digo que muchas veces me lanzo a hacer cosas sin pensarlo demasiado", dice Mona Hatoum. "Las ideas vienen despu¨¦s. Con frecuencia me digo, voy a hacer tal cosa. Y luego funciona. No elaboro necesariamente el concepto antes de la obra. Cuando era joven sol¨ªa pensar demasiado antes de hacer cualquier movimiento y eso a veces me paralizaba y hasta me imped¨ªa realizarlas. Era demasiado autocr¨ªtica. A medida que me he ido haciendo mayor conf¨ªo cada vez m¨¢s en mi intuici¨®n, me arrojo hacia algo y luego busco la idea que puede haber en el fondo", explica.
Al inicio de su carrera Mona Hatoum fue una artista de la performance. Una forma de expresi¨®n que luego cay¨® en desuso, pero hoy ha recobrado nuevos br¨ªos, renovado completamente. "La performance a finales de los setenta y principios de los ochenta no se parec¨ªa mucho a las de hoy. Las m¨ªas eran muy improvisadas, no eran teatrales. Se trataba m¨¢s bien de un trabajo con el p¨²blico para suscitar sus respuestas. Eran acciones muy impulsivas. A finales de los ochenta la performance se hab¨ªa convertido en algo demasiado formalizado. Hab¨ªa perdido su filo cr¨ªtico. El hecho de que la improvisaci¨®n quedara fuera me disgust¨® y lo dej¨¦".
"Hay artistas de performance muy interesantes hoy", reconoce de inmediato. "Gente que hace arte en las calles, como Francis Alys, por ejemplo. Yo tambi¨¦n hice acciones en la calle, en Brixton, en 1985. As¨ª que ese es el sentimiento que m¨¢s me interesa, el sentir algo y hacerlo. No esas acciones demasiado elaboradas de antemano, pulidas y formalizadas. En principio la performance era m¨¢s libre y experimental, a finales de los ochenta se convirti¨® en una expresi¨®n teatral. En esa ¨¦poca la performance, definitivamente, no se vend¨ªa, era una reacci¨®n al mercado del arte. Hoy ya ha sido asimilada".
Mona Hatoum construye instalaciones o esculturas de gran formato, que tienen como punto de partida objetos dom¨¦sticos. Piezas que compaginan lo minimal con lo po¨¦tico y hasta cierto surrealismo actualizado. Interior/Exterior Landscape es una instalaci¨®n con una cama, una mesa y una silla. La silla est¨¢ incrustada en la mesa y la almohada tiene bordado con pelo humano el itinerario de vuelo entre Beirut y Nueva York. Del somier cuelgan tambi¨¦n largos cabellos, como si alguien hubiera estado escondido bajo la cama. Una jaula con delicadas bolitas hechas tambi¨¦n con pelo (suyo) y una bolsa realizada con un mapa recortado completan esta pieza. "Yo voy coleccionando objetos y, de pronto, surgen cosas, relaciones. Una ambientaci¨®n, una pieza", dice. "Suelo visitar mercadillos y tiendas de antig¨¹edades. Son elementos aislados que de pronto, al juntarlos, cobran otro sentido".
Electrified (2002) es una sarta de utensilios de cocina electrificados que terminan en una bombilla. "Uso un transformador que reduce la carga el¨¦ctrica para que no sea peligroso. No quiero matar a nadie; aun as¨ª, el temor sigue presente", dice. Ese factor de riesgo de electrocuci¨®n aparece en otras obras suyas. "S¨ª, es una amenaza, te hace sentir el peligro. Hice otra pieza electrificada en los a?os setenta, cuando era estudiante. Pero no me dejaron exponerla. Y luego hice otra serie de trabajos, entre ellos Homebound (2000), una ambientaci¨®n que consist¨ªa en una serie de utensilios met¨¢licos de cocina sobre mesas y sillas, unidos por un cable el¨¦ctrico y bombillas. Todo eso con un zumbido de descarga que daba un poco de miedo".
No solo es humor negro. A veces parecen inconfesables deseos asesinos de amas de casa. "Estos trabajos pueden ser interpretados de muchas maneras. Homebound estaba cercada por una barrera de cables. Esto puede ser visto como una instalaci¨®n sobre violencia dom¨¦stica, o sobre una sensaci¨®n de encierro para las mujeres, atrapadas en casa, abrumadas por las tareas y por el cuidado de sus hijos, que tambi¨¦n pueden despertar en ellas ideas homicidas. Todos tenemos contradicciones internas. Pero tambi¨¦n puede ser vista como un trabajo sobre la patria negada. Homebound significa el regreso a casa, pero tambi¨¦n alguien que no puede salir de ella. O alguien condenado a un arresto domiciliario. Es un espacio en el que alguien permanece por su propia seguridad o su prisi¨®n. Se pueden hacer todas esas lecturas".
Este verano tuvo su primera exposici¨®n individual en Beirut. "Fue maravilloso. El espacio era fant¨¢stico, una antigua y amplia construcci¨®n industrial a cargo de un colectivo de gente muy joven. Hice seis trabajos espec¨ªficos para esta muestra a lo largo de un mes". Varias de esas piezas se exhiben ahora en Santander.
"No solo me gusta utilizar objetos encontrados, sino tambi¨¦n usar materiales de forma incoherente. He construido un cubo, una obra minimalista de 9¡Á9¡Á9. Es una referencia directa a Sol Lewitt. La forma es minimal, pero el material es alambre de p¨²as, lo que trastorna el efecto. En vez de l¨ªneas puras produce una sensaci¨®n opresiva", explica mostrando una imagen. Otro de los cubos est¨¢ realizado tambi¨¦n con alambrada, pero los filamentos cuelgan del techo y es una referencia a otro artista, el venezolano Jes¨²s Soto. "?l titula los suyos "penetrables" y yo la m¨ªa lo opuesto, Impenetrable. Siempre estoy citando o refiri¨¦ndome a otros artistas: Duchamp, Sol Lewitt, Magritte... Mis mayores influencias son las formas reducidas del arte minimal, una expresi¨®n que consiste en la pureza formal, pero que yo retuerzo o "infecto" con un contenido que es ajeno a ¨¦l".
Para ella los objetos usados tambi¨¦n tienen "experiencias". "Las asociaciones mentales me interesan mucho. Si has tenido un trauma en tu vida, eso te va a hacer percibir el mundo de cierta manera particular. La asociaci¨®n de ideas y objetos siempre tiene muchas lecturas, casi tantas como personas. Hay una carga emocional que les da otros significados. El surrealismo me ha ense?ado que hay que ver debajo de la superficie de las cosas. Por otro lado, no es que mi obra haya intentado ser surrealista de una forma ilustrativa o descriptiva. Eso no me interesa. Es m¨¢s como gimnasia mental, algo que sucede cuando ves con atenci¨®n la obra de Magritte, por ejemplo, cuando trabajas con la escala de los objetos, al cambiar el material propio de uno de ellos. Busco ciertas contradicciones, las paradojas. Pero fue el descubrimiento del minimalismo cuando era estudiante lo que realmente me marc¨®. Tanto como el modernismo y el arte conceptual. El pensamiento riguroso, lo cerebral que logra su expresi¨®n por encima de lo meramente visual".
"En realidad soy el tipo de persona a quien le gusta que su obra tenga de todo: que sea visualmente atractiva, que te llegue tanto a nivel f¨ªsico como emocional y que tambi¨¦n te haga pensar. Si logro que cada una de mis obras funcione a todos esos niveles, me siento satisfecha", concluye.
Y tambi¨¦n est¨¢ el humor. "La gente tiende a pensar que por el hecho de ser de familia palestina y de tocar temas muchas veces graves, no puedo ser graciosa. No ven el sentido del humor que hay en mi obra".
Una iron¨ªa que est¨¢ siempre presente, y eso queda patente en la dimensi¨®n pol¨ªtica de su trabajo. Mona Hatoum usa con frecuencia los mapas en sus piezas. "La primera vez que utilic¨¦ mapas fue en Jerusal¨¦n en 1996. Encontr¨¦ el mapa del Acuerdo de Oslo entre Israel y Palestina, que se hab¨ªa firmado en 1993. Me pareci¨® muy extra?o porque se dibujaban peque?as ¨¢reas, como lunares sin continuidad en un territorio. Se supon¨ªa que ese deb¨ªa ser el mapa de la futura Palestina. Me pareci¨® ir¨®nico porque se trataba m¨¢s de dividir y de imponer reglas que de permitir a la gente que viva junta. As¨ª es que dibuj¨¦ ese mapa sobre un conjunto de jabones naturales de aceite de oliva, con bolitas de cristal mostrando esas ¨¢reas adjudicadas a los palestinos. Quise usar el jab¨®n porque es un material que dura poco, que se disuelve".
La exposici¨®n que se acaba de inaugurar en Santander mostrar¨¢ un gran globo terr¨¢queo con los continentes perfilados en ne¨®n rojo. Se titula Hot spot. "Es como una jaula formada por los meridianos y paralelos. Las masas de los continentes en ne¨®n rojo se ven muy elegantes, pero a la vez hay un zumbido que es como una advertencia. Porque los puntos calientes ya no est¨¢n restringidos a ciertas ¨¢reas del mundo sino que lo abarcan todo, cada vez es m¨¢s extenso el conflicto y la inquietud. En 2006 cuando Israel bombarde¨® L¨ªbano, me vinieron a la mente esas ideas. Para m¨ª fue como si todo el mundo estuviera a punto de explotar. El punto caliente es todo el planeta, no solo el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, Irak o Afganist¨¢n. Los mapas parecen algo fijado de antemano, pero los que yo hago dan siempre la impresi¨®n de movimiento, inestabilidad y hasta de precariedad".
Los mapas parecen ser una referencia a la geograf¨ªa, pero en realidad son tan cambiantes como lo es la historia. "He hecho muchos mapas y creo que es porque te dan una tremenda sensaci¨®n de inestabilidad", afirma. "Los mapas son abstracciones del espacio y es fascinante c¨®mo cada persona es capaz de proyectarse dentro de un mapa. Ofrec¨ª hace poco un taller con ni?os de los suburbios de Par¨ªs en el que hicimos 14 columpios con mapas de ciudades grabadas en sus superficies. Una met¨¢fora sobre la inestabilidad, pero tambi¨¦n quise resaltar que esos suburbios est¨¢n habitados por gente de muchos grupos ¨¦tnicos, como ciudades dentro de las ciudades".
Este verano, Mona Hatoum dirigi¨® en el espacio de Villa Iris, de la Fundaci¨®n Bot¨ªn, un taller en el que participaron 15 j¨®venes artistas de 11 nacionalidades. "Es la primera vez que hac¨ªa algo as¨ª y fue una gran experiencia", dice. La exposici¨®n que inaugur¨® el jueves en Santander, comisariada por Chus Mart¨ªnez, incluye piezas realizadas en los ¨²ltimos cuatro a?os y dibujos recientes.
Le Grand Monde.Mona Hatoum. Fundaci¨®n Marcelino Bot¨ªn. Santander. Hasta el 9 de enero de 2011.
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