Un 'ch¨¦jov' musical
Divertida con altibajos esta versi¨®n dilatada hasta el ¨¢pice de La boda, comedia en un acto que el joven instrumentista, actor y director Vladimir Pankov ha convertido en un musical de casi dos horas. Lo que Ch¨¦jov cuenta con realismo caricatural, Pankov lo escenifica con vigor expresionista, combinando actores y m¨²sicos con soltura infrecuente: cada dos por tres, la orquesta abandona el fondo de la escena y se viene adelante para engrosar el nutrido grupo de invitados a una ceremonia nupcial que augura la infelicidad eterna de los contrayentes.
En la primera mitad, Pankov no deja progresar la acci¨®n dram¨¢tica ni que los chispeantes di¨¢logos originales lleven su ritmo. Al contrario, invita a sus actores a expresar con movimientos amplios y poco naturales emociones e intenciones que pertenecen al pantanoso terreno del subtexto. En medio de todo ello, los n¨²meros musicales restallan de repente como una aut¨¦ntica fiesta. Pareciera que al director poco le importa que el hilo dram¨¢tico se pierda si a cambio hay espect¨¢culo.
LA BODA
Autor: Ant¨®n Ch¨¦jov. Adaptaci¨®n: Marianna Botnistskaya. Direcci¨®n: Vladimir Pankov. Producci¨®n: Teatro Nacional Yanka Kupala. Teatro Valle-Incl¨¢n. Hasta el 10 de octubre.
Banquete divertid¨ªsimo
Este est¨¢ muy bien iluminado y mejor vestido. La escenograf¨ªa, povera pero brillante, se compone de un mont¨®n de mesas iguales unas a otras que lo mismo sirven para construir la pasarela por la que entran los actores al comienzo (un gui?o al teatro noh) que para crear la inmensa tabla rasa del banquete divertid¨ªsimo y desolador que cierra La boda. Cuando Niunin, corredor de seguros, anuncia la anhelada llegada del invitado estrella, un general desconocido, obra y montaje confluyen por fin. Pankov deja entonces a un lado ese juego musical de tema y variaciones que se tra¨ªa con el texto, agarra el material dram¨¢tico por la solapa y permite que la estupenda trouppe bielorrusa se luzca.
El falso general, en realidad un capit¨¢n de corbeta m¨¢s solo que la una, que encuentra sin sospecharlo la ¨²ltima ocasi¨®n de protagonismo en su vida y la aprovecha para desesperaci¨®n de su auditorio, est¨¢ espl¨¦ndidamente cincelado por su anciano protagonista y por un elenco ampl¨ªsimo en el que todas las edades y las complexiones del hombre est¨¢n representadas. Esa larga escena contiene (y con la contenci¨®n necesaria) el humor restallante y todo el amargor de esta maravillosa farsa de Ch¨¦jov.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.