?pera en butacas de cine
Una sala de Madrid retransmite en directo 'El oro del Rin' de Wagner, la obra que abre la temporada del Metropolitan de Nueva York
Las manos huesudas sujetan el programa de la nueva temporada de The Metropolitan Opera House de Nueva York. La mujer se ajusta las gafas para leer la letra peque?a y asevera recostada en su butaca: "No me gustan las pel¨ªculas que ponen ahora en cartelera, pero para ver esto s¨ª merece la pena venir al cine". Toni Cuadrado, una se?ora amante de los libretos cl¨¢sicos, ha hecho una excepci¨®n con el mejor repertorio oper¨ªstico del mundo, retransmitido en directo desde la gran manzana. "Silencio, est¨¢ a punto de empezar", advierte.
En la pantalla gigante de los cines Yelmo Ideal (calle del Doctor Cortezo, 6), aparece Robert Lepage, concentrado de forma casi m¨ªstica, durante los ensayos de lo que estamos a punto de ver, su adaptaci¨®n personal de El oro del Rin, de Wagner. Se trata de hacer tiempo, porque los cines conectan por primera vez con el Metropolitan y hombres de esmoquin y mujeres de tiros largos apenas est¨¢n tomando sus asientos. La funci¨®n lleva retraso.
"No me gustan las pel¨ªculas, pero esto s¨ª merece la pena", dice una mujer
Durante la temporada se podr¨¢ ver 'Boris Godunov' y 'La valquiria'
Lo nuevo crea dudas: ?se puede sorber la pajita de un refresco?
En el teatro estallan en aplausos. ?Qu¨¦ hacer ante la pantalla del cine?
Por el pasillo del cine caminan Mart¨ªn Gonzalo y su hijo Gonzalo en busca de sus asientos. "Merece la pena", tercia el padre con entusiasmo, "ya hemos venido otras veces y nos ha gustado. Para los amantes de la ¨®pera esto es un lujo". Se despiden r¨¢pido y prometen dar su opini¨®n al finalizar la funci¨®n, tres horas m¨¢s tarde. Con sus pelos de genio loco, en el proyector se ve ya a James Levine calentando la batuta.
Una presentadora, con esa sonrisa tan blanca y sugerente que solo saben poner los americanos, habla en los camerinos con los actores. Son las siete y veinte de la tarde, seis horas menos en Nueva York. "?Tan temprano est¨¢n estos viendo ¨®pera?", se pregunta un hombre con chaqueta de cuero que saca fotos a la sala, casi llena, con 300 personas esperando a Wagner. Lo mismo ocurre en otras salas repartidas por toda Espa?a.
Los cines Yelmo ofrecer¨¢n toda la temporada del Metropolitan, que arranc¨® el pasado s¨¢bado con El oro del Rin. Luego seguir¨¢ Boris Godunov y finalizar¨¢ en el mes de mayo con La valquiria. La entrada individual cuesta 16 euros y 120 el abono para las 12 funciones.
Casi sin avisar la sala se introduce en las profundidades del Rin. El espect¨¢culo de luces y plataformas cambiantes es asombroso. "Esto aqu¨ª en Madrid no se ve. Me he hartado de escribirles cartas a los teatros, pero no me hacen caso", dec¨ªa despu¨¦s Toni Cuadrado, aunque en ese momento se encuentra concentrad¨ªsima.
Bryn Terfel, en el papel de Wotan, el padre de los dioses, impone a la manera intimidatoria de James Gandolfini en Los Soprano. Especialmente t¨¦trico, y a la vez electrizante, en el momento en el que la historia se adentra en Nibelheim, tierra de los nibelungos, tiranizados por Alberich. Un primer plano de este (una de las ventajas de encontrarnos el cine) muestra el sudor y su cara de locura mientras maldice a todo aquel que porte el anillo.
Lo nuevo, cuando a¨²n el protocolo est¨¢ por escribirse, siempre crea situaciones inc¨®modas. ?Se puede comer palomitas o sorber la pajita de un refresco? ?Se aplaude al final? El Metropolitan, a miles de kil¨®metros, estalla de repente en aplausos, pero en la sala no se sabe muy bien qu¨¦ hacer.
Al terminar la funci¨®n, algunos de los espectadores enfilan la salida sin m¨¢s; otros permanecen callados clavando sus pupilas en la pantalla, y los menos, todo hay que decirlo, acompa?an las palmas. El desconcierto recorre la sala.
Como una exhalaci¨®n, Toni Cuadrado se da media vuelta y asevera de nuevo: "Ha sido fant¨¢stica, y eso que en Nueva York a veces hacen cosas raras".
Gonzalo, esta vez el hijo, cumple lo acordado y al final viene a dar su valoraci¨®n: "T¨¦cnicamente perfecta. Fant¨¢stico. Me he metido en la historia como si realmente estuviese en la ¨®pera de Nueva York".
Y se marcha feliz por la puerta rumbo a las aceras mojadas de Madrid.
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