Biograf¨ªa de la voluntad
Antes de que abrazara la pol¨ªtica, con una voluntad generosa de servicio p¨²blico, Ad¨¢n Mart¨ªn era un profesional de prestigio reconocido en su tierra; pertenec¨ªa a una generaci¨®n que vivi¨® la oscuridad del franquismo y acogi¨® la ilusi¨®n de una vida distinta, ya en la democracia. En las islas estas cosas no eran solo elementos del est¨ªmulo de la historia, sino mojones importantes para desmontar un pasado pol¨ªticamente caciquil y abrazar un futuro que rompiera t¨®picos in¨²tiles, como el de la reinvenci¨®n machacona y est¨¦ril del pleito insular.
En esa marejada potente (la llegada de la democracia) instal¨® Ad¨¢n Mart¨ªn el campamento de sus ilusiones p¨²blicas, as¨ª que abandon¨® la profesi¨®n y los negocios y se convirti¨® en un pol¨ªtico animado por una voluntad: la modernizaci¨®n de Canarias. En esa voluntariosa apuesta incluy¨® un elemento imprescindible para entender c¨®mo pudo resistir los terribles embates de la enfermedad que al final le ha vencido.
La suya era la energ¨ªa del entusiasmo. Sab¨ªa que su tierra, la nuestra, padece desde hace a?os, casi siglos, un d¨¦ficit tremendo de autoestima, del que somos conscientes solo a veces. Con su voluntad de juntar y no dispersar esfuerzos, como presidente del Cabildo de Tenerife y despu¨¦s de Canarias, expres¨®, con palabras y hechos, que esa autoestima depend¨ªa de nosotros mismos, los isle?os, de un esfuerzo bien coordinado para juntar voluntades en pos de un objetivo com¨²n: arrancarle a las islas el esp¨ªritu de la divisi¨®n permanente y dar paso a una verdadera regi¨®n, un archipi¨¦lago mejor comunicado y bien avenido.
No fue en vano su esfuerzo; tan solo algunos ut¨®picos de la nada siguen creyendo que dividiendo las islas gana una u otra de las grandes. Pero la mayor¨ªa ya cree lo que afirmaba la ilusi¨®n pol¨ªtica de Ad¨¢n: solo es posible Canarias como una autonom¨ªa fuerte y cohesionada, una sola tierra dispersa sobre el mismo mar. Ahora que ¨¦l ha muerto, ese esp¨ªritu que dej¨® sigue dando frutos, y que los d¨¦ es el mejor homenaje que los isle?os de cada una de las siete islas (m¨¢s Lobos, m¨¢s La Graciosa) debemos a la buena memoria que deja atr¨¢s Ad¨¢n Mart¨ªn.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.