¡°La estrategia independentista es incompatible con la violencia armada¡±
El dirigente abertzale responde desde la c¨¢rcel a las preguntas de EL PA?S
El l¨ªder de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi considera que el recurso a la violencia armada es incompatible con la estrategia independentista. En sus respuestas a un extenso cuestionario, Otegi rechaza la violencia como instrumento de presi¨®n pol¨ªtica; pide a ETA que declare un alto al fuego "unilateral, permanente y verificable"; rechaza la extorsi¨®n a los empresarios vascos; se desmarca de la kale borroka y expresa su convicci¨®n de que para lograr el objetivo de la independencia vasca s¨®lo existe un camino "irreversible": el de la paz y la democracia. "Las armas, todas las armas, deben desaparecer definitivamente de la ecuaci¨®n pol¨ªtica vasca". Y en caso de atentado de ETA, afirma que la izquierda abertzale se opondr¨ªa, pero no habla de condena.
"Las armas, todas las armas, deben desaparecer definitivamente de la ecuaci¨®n pol¨ªtica vasca"
Si ETA matara ma?ana, ?Batasuna lo condenar¨ªa? "Si tales hechos sucedieran, la izquierda 'abertzale' se opondr¨ªa"
?Qu¨¦ le dir¨ªa a la direcci¨®n de ETA? "Que decrete una tregua unilateral, permanente y verificable"
?Y el 'impuesto revolucionario'? "Son hechos que deben desaparecer. Nadie puede ser indiferente"
"Coincidimos con ETA solamente en los objetivos estrat¨¦gicos: la independencia y el socialismo"
"La liberaci¨®n de los presos s¨®lo es posible en un escenario de fin definitivo de la lucha armada de ETA"
"Nuestra posici¨®n respecto a una soluci¨®n pac¨ªfica y democr¨¢tica del conflicto es irreversible"
El dirigente abertzale contesta desde la c¨¢rcel de Navalcarnero (Madrid). Est¨¢ preso desde el 16 de octubre de 2009, imputado por intentar reorganizar la c¨²pula directiva de la ilegalizada Batasuna. Afirma que el atentado de ETA en la Terminal 4 de Barajas que acab¨® con la vida de dos personas -y a su vez con el proceso de negociaciones iniciado con el Gobierno en 2006-, le provoc¨® "angustia y decepci¨®n". Pero al mismo tiempo, se niega a contestar la pregunta que le ofrece la posibilidad de hacer una condena retrospectiva al terrorismo de ETA, como tampoco responde cuando se le interpela por el dirigente etarra Josu Ternera o al ser interrogado sobre sus antiguos cometidos en ETA. De las 52 preguntas formuladas, responde a 46.
En sus contestaciones (de las que aqu¨ª se ofrece un amplio extracto y que pueden consultarse en su integridad en elpais.com) explica que el movimiento que lidera ha vivido un proceso de "maduraci¨®n" y que si se hubiera llegado con anterioridad a la posici¨®n actual de rechazo unilateral de la violencia, sin precondiciones, es "muy probable" que "el proceso de paz" iniciado en 2006 no hubiera fracasado. En esta l¨ªnea, sostiene: "La decisi¨®n (de ETA) de suspensi¨®n temporal o definitiva de su lucha armada no debe ni puede estar sujeta a la existencia de acuerdos de naturaleza pol¨ªtica".
Las respuestas de Otegi se obtuvieron a trav¨¦s de un cuestionario que se le hizo llegar y que ¨¦l contest¨® por escrito a EL PA?S. Con anterioridad, este diario intent¨® dos veces conseguir una entrevista cara a cara en la c¨¢rcel con ¨¦l, pero en ambos casos fue denegada por el Ministerio del Interior. Otro intento de entrevistar a Otegi antes de que fuera hecho preso fue rechazado por la c¨²pula de la izquierda abertzale. La entrevista a Otegi se produce en un momento en el que la izquierda
abertzale ha pedido a ETA el "abandono definitivo de las armas", lo que ha alimentado la percepci¨®n -especialmente dentro del Pa¨ªs Vasco- de que el entorno pol¨ªtico tradicional de ETA ha decidido poner punto final a la violencia.
En la entrevista, Otegi admite haber "influido" en decisiones de la banda "que permitan abrir una nueva fase con la desaparici¨®n de la violencia pol¨ªtica y la consolidaci¨®n de un escenario de di¨¢logo y negociaci¨®n hacia soluciones definitivas". "Nuestra coincidencia con ETA", agrega, "se limita exclusivamente a compartir objetivos estrat¨¦gicos: la independencia y el socialismo para Euskal Herria".
Otegi, que considera su estancia en la c¨¢rcel como una cuesti¨®n no judicial sino de "persecuci¨®n", opina que tanto el PSOE como el PP est¨¢n en contra de la participaci¨®n de la izquierda abertzale en las elecciones del Pa¨ªs Vasco, el a?o que viene, para impedir la llegada al poder "de un bloque popular mayoritario" nacionalista.
Pregunta. ?Habla en nombre suyo o como dirigente de la llamada izquierda abertzale?
Respuesta. Respondo a sus preguntas desde una c¨¢rcel espa?ola, como miembro de la direcci¨®n de la izquierda abertzale y, por tanto, le traslado mi posici¨®n en el marco y en consonancia con las conclusiones de nuestro debate interno y de los compromisos adquiridos tanto con la comunidad internacional como con diferentes agentes pol¨ªticos, sociales y sindicales de Euskal Herria.
P. ?Por qu¨¦ siempre ha justificado la violencia terrorista de ETA?
R. Mi posici¨®n y la del conjunto de la izquierda abertzale ha sido la consecuencia l¨®gica de entender que la existencia y persistencia de la violencia pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs obedece a razones de estricta naturaleza pol¨ªtica. Sin querer de ning¨²n modo trazar paralelismos, en t¨¦rminos absolutos nuestra posici¨®n ha sido similar a la mantenida durante d¨¦cadas por el Sinn F¨¦in en Irlanda o por el propio Nelson Mandela en Sud¨¢frica. Lo que ha caracterizado a nuestra posici¨®n en este tema ha sido la insistencia en la necesidad de superaci¨®n definitiva de la violencia y el conflicto pol¨ªtico a trav¨¦s del di¨¢logo y la negociaci¨®n. Nuestro compromiso ha sido y es sincero: las armas, todas las armas, deben desaparecer definitivamente de la ecuaci¨®n pol¨ªtica vasca.
P. ?Rechaza usted las extorsiones a empresarios, el denominado impuesto revolucionario?
R. Son hechos que deben desaparecer. Toda amenaza y persecuci¨®n por motivaciones pol¨ªticas, toda vulneraci¨®n de derechos tiene que desaparecer. Y en ese objetivo nadie puede ser indiferente ni sentirse interpelado. Yo tampoco.
P. ?Cree usted que matar a un guardia civil o a un concejal es el camino para lograr la independencia de Euskal Herria?
R. No existe m¨¢s camino hacia la independencia que el que se desarrolle por v¨ªas pac¨ªficas y democr¨¢ticas. No contemplamos compatible con la estrategia independentista el recurso a la violencia armada. Esa es una de las conclusiones a la que hemos llegado y la expresamos sin ambig¨¹edades. Dicho esto, espero y deseo que el pueblo espa?ol, sus poderes p¨²blicos, sus agentes sociales, pol¨ªticos, su Gobierno, acepten con la misma rotundidad que la utilizaci¨®n de la coacci¨®n, tortura, ilegalizaci¨®n de partidos, cierre de medios de comunicaci¨®n... no pueden ni deben formar parte de su estrategia para tratar de impedir el proyecto independentista.
P. ?Si ETA matara ma?ana, lo condenar¨ªa? ?Y el resto de Batasuna?
R. Usted me plantea una hip¨®tesis para m¨ª imposible, o altamente improbable por cuanto ETA ha anunciado el cese de sus acciones armadas, pero no quiero eludir la pregunta. Si tales hechos sucedieran, la izquierda abertzale, en virtud de su propia reflexi¨®n y de los compromisos adquiridos con la comunidad internacional y en aplicaci¨®n de los Principios Mitchell, se opondr¨ªa a tales hechos. El desmarque realizado por la izquierda abertzale ante supuestos hechos de la kale borroka determina con claridad ese compromiso por las v¨ªas pol¨ªticas y democr¨¢ticas.
P. ?Por qu¨¦ no la ha condenado ya?
(Sin respuesta).
P. ?Por qu¨¦ no lo hace antes de que muera alguien?
(Sin respuesta).
P. ?Por qu¨¦ no se pudo llegar a ese punto hace 3, 4, 5 a?os?
R. Mantener una posici¨®n autocr¨ªtica permanente en torno a la estrategia es una de nuestras se?as de identidad como organizaci¨®n pol¨ªtica. Nuestras actuales posiciones son fruto de un largo proceso de maduraci¨®n que no ha estado ni est¨¢ exento de complicaciones. El cambio demuestra la madurez de nuestra amplia base social, que ha sabido hacerlo en condiciones extremas y sin renuncia alguna a lo que hemos sido y somos, a nuestros principios y a nuestros objetivos. Si este cambio pudo haber sido posible o no hace 4 o 5 a?os puede ser objeto de interpretaciones diversas, lo importante es que se ha producido a pesar de que poderosos agentes en el Estado han tratado de impedirlo a trav¨¦s de la represi¨®n; nuestro encarcelamiento no ten¨ªa otro objetivo. Pues bien, no lo han conseguido.
P. ?Por qu¨¦ se ha de confiar en ustedes o en ETA despu¨¦s de lo ocurrido en la T-4 y despu¨¦s de tantas treguas fallidas?
R. Quiero manifestarle que somos receptivos y respetuosos con los sectores que se manifiestan "esc¨¦pticos" sobre la sinceridad de nuestras posiciones y lo hacen desde la buena fe, pero somos especialmente cr¨ªticos con otros sectores, especialmente de la clase pol¨ªtica, que utilizan el escepticismo como supuesto argumento para mantenerse en posiciones absolutamente "inmovilistas" porque se encuentran c¨®modos en la actual situaci¨®n de bloqueo. Bien, todos tenemos razones para desconfiar de nuestros adversarios, para desconfiar de sus intenciones presentes o futuras. Pero necesitamos avanzar. Frente a esta realidad de desconfianza multidireccional hemos adoptado una posici¨®n de principio que nos permite avanzar: el adoptar decisiones y desarrollarlas de forma unilateral depositando en nuestro pueblo y en la comunidad internacional la confianza y garant¨ªa ¨²nica de la evoluci¨®n del proceso democr¨¢tico. El proceso democr¨¢tico en esta fase no depende, pues, de la existencia de compromisos previos, ni de la confianza en determinado Gobierno. Hemos dado por absolutamente superado ese esquema. Es evidente que en fases m¨¢s avanzadas el proceso exigir¨¢ de din¨¢micas, acuerdos y compromisos de car¨¢cter multilateral, pero solo alcanzaremos esa fase si somos capaces de generar las condiciones necesarias desde la movilizaci¨®n de la sociedad, la complicidad de la comunidad internacional por una soluci¨®n democr¨¢tica y la materializaci¨®n de gestos y acciones de car¨¢cter unilateral.
P. ?Es usted de los que consideran que la lucha armada de ETA no tiene futuro? ?Cu¨¢ndo lleg¨® a esa conclusi¨®n?
R. Quiero plantear mi respuesta en dos ¨¢mbitos diferenciados. En primer lugar, si hablamos del futuro en t¨¦rminos estrictamente operativos, creo que ETA podr¨ªa seguir prolongando su actividad armada, con mayor o menor intensidad, durante muchos a?os, manteni¨¦ndola adem¨¢s con un cierto apoyo social. Esa organizaci¨®n ha demostrado a lo largo de cincuenta a?os que es capaz de regenerarse y mantenerse operativa a pesar de la represi¨®n que se ejerce sobre ella. No estamos pues frente a una organizaci¨®n que haya sido derrotada policialmente.
En el ¨¢mbito pol¨ªtico, sin embargo, y es un fen¨®meno que se da a escala internacional, se observa con claridad el tr¨¢nsito de la gran mayor¨ªa de organizaciones de car¨¢cter pol¨ªtico-militar, con identidades y naturalezas socialistas y transformadoras, desde posiciones insurgentes a posiciones de car¨¢cter y estrategias democr¨¢tico-populares. Bolivia, El Salvador, Nicaragua, Uruguay son un buen ejemplo de lo que digo. En definitiva, creo que una estrategia eficaz para la consecuci¨®n de nuestros objetivos debe descansar sobre nuestra capacidad exclusiva de seducci¨®n democr¨¢tica. La izquierda abertzale (...) lo ha interiorizado as¨ª, y lo ha puesto blanco sobre negro en su documento de conclusiones. (...) No es sustancial el conocer cu¨¢ndo llegu¨¦ yo a dicha conclusi¨®n, lo relevante para el futuro es que nuestras bases de manera abrumadora la han hecho suya en el debate que acabamos de realizar.
P. ?En qu¨¦ ha cambiado desde su discurso de Anoeta su percepci¨®n sobre la posibilidad de superaci¨®n de la violencia?
R. Mis convicciones son hoy m¨¢s s¨®lidas de las que eran entonces. Cr¨¦ame si le digo una cosa con absoluta certeza y rotundidad: si el debate que hemos realizado ahora se hubiera realizado con anterioridad a la declaraci¨®n de Anoeta es muy probable que el proceso de paz anterior no se habr¨ªa frustrado.
P. ?Cree que ETA estar¨¢ alguna vez dispuesta a dejar de matar sin contrapartidas pol¨ªticas?
R. Desde la declaraci¨®n de Lizarra-Garazi y con mayor claridad desde la declaraci¨®n de Anoeta -que ha vuelto a ser aceptada por ETA en su reciente entrevista- el ¨¢mbito para la negociaci¨®n y el acuerdo pol¨ªtico corresponde en exclusividad a las formaciones pol¨ªticas. A ETA le corresponde alcanzar acuerdos en el ¨¢mbito de las consecuencias del conflicto: presos, v¨ªctimas, desmilitari-zaci¨®n... La decisi¨®n de suspensi¨®n temporal o definitiva de su lucha armada no deben ni pueden estar sujetas a la existencia de acuerdos de naturaleza pol¨ªtica entre fuerzas pol¨ªticas, aunque es evidente que un clima de di¨¢logo incluyente, junto con medidas perfectamente aplicables desde el respeto a la legalidad (presos enfermos, libertad de los presos que han cumplido sus condenas...), favorecer¨ªan indudablemente la toma de decisiones por parte de ETA.
P. ?Est¨¢n ustedes presionando a ETA para que declare un fin definitivo y tambi¨¦n irreversible a la violencia?
R. Cr¨¦ame si le digo que ETA no es una organizaci¨®n que adopte sus decisiones en funci¨®n de la mucha o poca presi¨®n a la que se le someta. En cualquier caso puedo confirmarle que llevamos a?os utilizando nuestro pensamiento pol¨ªtico para influir en decisiones que permitan abrir una nueva fase con la desaparici¨®n de la violencia pol¨ªtica y la consolidaci¨®n de un escenario de di¨¢logo y negociaci¨®n hacia soluciones definitivas.
P. Tras el fracaso de ese proceso, el actual Gobierno ve imposible reanudar una negociaci¨®n si no se produce antes un abandono definitivo de la violencia ?Cree que hay otra alternativa?
R. Me parece que situar el escenario final como punto de partida no nos permite avanzar. Pienso no obstante que esa petici¨®n puede estar motivada por las frustraciones habidas en procesos anteriores. En este sentido, creo que la garant¨ªa para superar los graves errores cometidos -por todos- pudiera encontrarse en el compromiso con los Principios Mitchell y en una adecuada monitorizaci¨®n del conjunto del proceso por parte de agentes internacionales que cuenten con la confianza de todas las partes.
P. ?En qu¨¦ puede haber cambiado la actual direcci¨®n de ETA para que sea diferente de otras que tambi¨¦n hablaron de tregua y acabaron matando?
R. Fundamentalmente en que existe un mandato de las bases de la izquierda abertzale que no admite ambig¨¹edades y que debe ser asentido.
P. ?Qu¨¦ prop¨®sito tiene ETA en proponer la mediaci¨®n de figuras internacionales? ?Est¨¢n al tanto esas figuras? ?Comparte usted el plan? ?Qu¨¦ ventajas le ve?
(Sin respuesta).
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa ahora a la direcci¨®n de ETA si estuviera frente a ella?
R. Que decrete una tregua unilateral, permanente y verificable por la comunidad internacional, siendo coherente con la caracterizaci¨®n unilateral de esta fase del proceso, y haci¨¦ndose eco tanto de la petici¨®n expresada por la declaraci¨®n de Bruselas como la expresada y suscrita por el conjunto de organizaciones de la izquierda abertzale con otras fuerzas pol¨ªticas, sociales y sindicales.
P. ?Cu¨¢l es el calendario concreto que usted augura en estos momentos para ETA? ?Y para la llamada izquierda abertzale?
R. Estamos al inicio del camino, para nosotros, los objetivos en esta primera fase, paralelamente a la progresiva articulaci¨®n del espacio independentista, son los recogidos en la declaraci¨®n de Gernika, que consistir¨ªan en alcanzar un escenario de no violencia con garant¨ªas y normalizaci¨®n pol¨ªtica progresiva, que permitir¨ªa al proceso entrar en una fase de di¨¢logo y negociaci¨®n hacia acuerdos pol¨ªticos.
P. Los presos de ETA ?son considerados parte leg¨ªtima de ETA, con voz en las decisiones, por los que siguen libres?
R. No soy militante de ETA, no puedo responder a su pregunta.
P. Si ETA anunciara el fin definitivo de la violencia, ?cu¨¢l cree que debiera ser en el futuro la salida para los presos de la organizaci¨®n? ?Establecer¨ªa diferencias entre aquellos con delitos de sangre y los que no? ?Cu¨¢les?
R. La salida del conjunto de presas y presos pol¨ªticos vascos debe encauzarse en el contexto del desarrollo de un proceso de di¨¢logo y negociaci¨®n. Es prematuro hacer conjeturas o introducir matices al respecto en la actual fase. Sin embargo, y en mi opini¨®n, cualquier acuerdo en torno a la salida escalonada de los presos y las presas debe ser abordado sin m¨¢s demora por parte de ETA y del Gobierno. En este sentido, me parece rese?able el que ETA en su ¨²ltima entrevista manifieste su disposici¨®n a abordar este tema con urgencia y sin condicionarlo a la existencia o no de acuerdos pol¨ªticos de car¨¢cter resolutivo. El Gobierno deber¨ªa explorar esta disposici¨®n exigiendo las garant¨ªas que estime oportunas; eso nos acercar¨ªa a un escenario de soluciones sin lugar a dudas.
P. ?Por qu¨¦ habr¨ªan de aceptar las v¨ªctimas de ETA la salida de la c¨¢rcel de los asesinos de sus familiares?
R. Siempre hemos manifestado nuestro respeto por las opiniones de las v¨ªctimas, que queremos volver a rese?ar existen en todas las partes. Sus opiniones, sus preocupaciones, sus miedos... deben ser escuchados, atendidos y resarcidos en la medida de nuestras posibilidades. Desde el mutuo reconocimiento y el respeto debemos ser capaces, sin que quepa el olvido, de construir un futuro mejor para las siguientes generaciones tanto de Euskal Herria como del conjunto del Estado espa?ol.
P. ?Qu¨¦ les dir¨ªa a las v¨ªctimas de los atentados que usted no ha condenado para que confiasen en sus palabras?
R. Creo que en este momento el que yo me propusiera ganarme la confianza de esas personas con palabras y gestos no ser¨ªa un objetivo plausible. Me limitar¨¦ a se?alarles que en el acuerdo suscrito en Gernika se recoge "la necesidad del reconocimiento, reconciliaci¨®n y reparaci¨®n de todas las v¨ªctimas". En esa direcci¨®n estamos dispuestos a recorrer el camino que sea necesario.
P. ?Qu¨¦ es ETA hoy para usted? ?C¨®mo la definir¨ªa?
R. En la actualidad, ETA es la organizaci¨®n que ha suspendido sus acciones armadas, que est¨¢ dispuesta a declarar un alto el fuego permanente y verificable, que expresa su voluntad de superaci¨®n definitiva de la violencia y renuncia a cualquier injerencia en el desarrollo de las conversaciones que desarrollen los agentes pol¨ªticos, y que se compromete a respetar los acuerdos que se alcancen.
P. ?Cu¨¢l es el v¨ªnculo de la izquierda abertzale con ETA?
R. No existen v¨ªnculos de car¨¢cter org¨¢nico, si es a eso a lo que se refiere
P. Dirigentes de la izquierda abertzale aseguran que ya no hay interlocuci¨®n directa, que no hay conexi¨®n directa entre ETA y la izquierda abertzale. ?Es cierto? ?Cu¨¢ndo y por qu¨¦ se produjo ese distanciamiento, esa separaci¨®n?
R. La izquierda independentista contempor¨¢nea surge durante el franquismo de la mano del nacimiento de ETA como organizaci¨®n antifascista y abertzale. Nuestra coincidencia con ETA se limita exclusivamente a compartir objetivos estrat¨¦gicos: la independencia y el socialismo para Euskal Herria
P. ?Qu¨¦ opina de la kale borroka? ?Tienen los dirigentes de la izquierda abertzale capacidad y autoridad para controlarla?
R. (...) La posici¨®n de la izquierda abertzale es coherente con la estrategia pol¨ªtica que ha adoptado y as¨ª ese tipo de actos no solo se sit¨²an fuera de la estrategia y la reflexi¨®n que han decidido las bases de la izquierda abertzale, sino que van directamente en su contra y, por tanto, merecen el rechazo en t¨¦rminos pol¨ªticos.
P. ?Cree factible una ruptura definitiva entre ETA y la llamada izquierda abertzale? ?Se puede convertir ETA en una especie de "Real IRA" disidente, marginada y condenada por el resto de la izquierda abertzale?
R. Tengo la impresi¨®n y constancia de que existen en el Estado sectores poderosos que apuestan decididamente por un escenario de mantenimiento de la violencia armada -lo m¨¢s residual posible-, acompa?ado de nuestro distanciamiento definitivo de la misma, por encima de un escenario de superaci¨®n integral de la misma. Esto es, la versi¨®n espa?ola de los "secur¨®cratas" brit¨¢nicos. La hip¨®tesis de una "ETA-Aut¨¦ntica" es altamente improbable, por no decir imposible. No contemplamos ese escenario y nuestro esfuerzo est¨¢ encaminado hacia una superaci¨®n justa, estable y democr¨¢tica del conflicto en t¨¦rminos globales.
P. La nueva postura de la izquierda abertzale es vista como un simple movimiento t¨¢ctico para conseguir la legalizaci¨®n y presentarse a las elecciones ?Por qu¨¦ se ha de pensar lo contrario?
R. (...) Mire, quienes est¨¢n realmente obsesionados con las pr¨®ximas elecciones son, fundamentalmente -tambi¨¦n hay otros-, el PSOE y el PP, que consideran nuestra presencia o no en las mismas, los unos, como la prueba del algod¨®n de la existencia o no de negociaciones, y los otros, como el ejercicio que hacen de exhibir "m¨²sculo" frente al PP. Perm¨ªtame rese?arle que la ¨²nica y verdadera raz¨®n para intentar no legalizarnos e impedir nuestra presencia en las elecciones es sencillamente porque nuestra sola presencia en los comicios provocar¨ªa el derrumbe y ca¨ªda como un castillo de naipes de toda la realidad virtual que se ha construido en torno al "cambio" en la comunidad aut¨®noma vasca. Simplemente porque volver¨ªa a quedar en evidencia una vez m¨¢s la existencia de un bloque popular mayoritario en claves nacionales vascas y autodeterministas. Adem¨¢s, nuestra fortaleza electoral volver¨ªa a demostrar la absoluta falsedad de las soflamas en torno a una supuesta debilidad o incluso derrota pol¨ªtica. As¨ª que el avestruz prefiere seguir con su cabeza bajo tierra. La izquierda abertzale no ha renovado su apuesta pensando en las pr¨®ximas elecciones, sino en las pr¨®ximas generaciones.
P. ?Si no consiguen la legalizaci¨®n, no est¨¢n condenados a desaparecer?
R. Rotundamente no, y la prueba m¨¢s evidente es que tras largos a?os de persecuci¨®n, detenciones e ilegalizaciones hoy seguimos estando no solo presentes sino que adem¨¢s estamos marcando, en buena medida, la agenda pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs.
P. ?No deber¨ªan incorporar en sus estatutos una condena expresa a la violencia terrorista de ETA para ser cre¨ªbles si quieren concurrir a las elecciones?
R. En primer lugar, se?alar que nuestra apuesta busca un escenario donde tal condena o similar no sea necesaria por la desaparici¨®n de la violencia pol¨ªtica. Y dicho eso, a la izquierda abertzale se le deben exigir exactamente las mismas garant¨ªas y condiciones que a cualquier otra formaci¨®n pol¨ªtica a la hora de registrarnos como partido o movimiento pol¨ªtico. Si no es as¨ª, seguiremos siendo v¨ªctimas de la aplicaci¨®n arbitraria y antidemocr¨¢tica de aut¨¦nticas leyes de excepci¨®n. En este sentido, y como an¨¦cdota, le citar¨¦ c¨®mo Eduardo Punset, en su libro El poder de la mente, manifiesta su asombro con ciertos sectores pol¨ªticos en Espa?a que van exigiendo a otros el carn¨¦ de dem¨®crata cuando ellos jam¨¢s lo han sido.
P. ?Sus palabras en busca de una soluci¨®n pol¨ªtica pac¨ªfica al problema vasco son irreversibles? ?O existen hipot¨¦ticas circunstancias en las cuales volver¨ªa usted a apoyar la violencia como instrumento pol¨ªtico?
R. Nuestra posici¨®n con respecto a una soluci¨®n pac¨ªfica y democr¨¢tica del conflicto es irreversible y no contemplamos ning¨²n horizonte ni hipot¨¦ticas circunstancias que vayan a hacer variar esta posici¨®n.
P. ?Qu¨¦ pens¨® y qu¨¦ hizo al conocer el atentado de la T-4? ?Llam¨® a sus interlocutores de Loiola? ?Qu¨¦ les dijo?
R. Lo primero que hice es interesarme por conocer si se hab¨ªan producido da?os de car¨¢cter personal como consecuencia del atentado, cosa que desgraciadamente se confirm¨®. A continuaci¨®n pens¨¦ que a?os de esfuerzo por abrir v¨ªas de soluci¨®n dialogadas al conflicto hab¨ªan sido desaprovechadas otra vez. Compart¨ª, creo, con el conjunto de la sociedad vasca y espa?ola un sentimiento de angustia y decepci¨®n. Aquella misma ma?ana me reun¨ª con Jes¨²s Eguiguren , ambos est¨¢bamos realmente impactados con la noticia. Intent¨¦ convencerle -creo que en vano- de que deb¨ªamos hacer algo para intentar salvar el proceso de di¨¢logo, le insist¨ª en que no deb¨ªamos tirar la toalla y me compromet¨ª a hacer alg¨²n gesto por nuestra parte. Al d¨ªa siguiente, en rueda de prensa exigimos a ETA que volviera a la situaci¨®n de tregua permanente. ETA lo acept¨®, pero a esas alturas el nivel de confianza mutuo que tanto esfuerzo nos hab¨ªa costado alcanzar estaba roto.
P. ?Cu¨¢l fue su papel en la anterior negociaci¨®n?
R. Fui yo el que, a nivel personal, inici¨® los contactos informales con diferentes personas cercanas al PSOE, en un momento en el que ni siquiera pod¨ªamos atisbar que podr¨ªamos alcanzar alg¨²n d¨ªa un escenario de di¨¢logo y negociaci¨®n a nivel oficial y p¨²blico. Aquellos contactos que duraron a?os nos permitieron estar preparados para cuando la oportunidad se produjese. En las conversaciones y negociaciones de Loiola o Ginebra fui el responsable de la delegaci¨®n por parte la izquierda abertzale.
P. Tras el tiempo transcurrido, ?cu¨¢l cree que fue la clave de la ruptura del proceso?
R. Existen diferentes claves para entender el fracaso (relativo en cualquier caso, puesto que, por ejemplo, nuestra posici¨®n actual no puede entenderse sin tener en cuenta la profunda autocr¨ªtica que hemos hecho en torno a nuestra posici¨®n y actitud en el proceso de di¨¢logo), como el deterioro de las confianzas, los incumplimientos de los acuerdos -incluido mi encarcelamiento, por ejemplo- o la prohibici¨®n de manifestaciones de la mano de la Audiencia Nacional, hecho que no es casual. Y que se ha vuelto a repetir ahora. Sin embargo, la clave fundamental es que el Gobierno, y en buena medida ETA, se manejaban frente a las dificultades inherentes a todo proceso de di¨¢logo y negociaci¨®n con un esquema que pivotaba en la creencia que la amenaza de la represi¨®n o de la reanulaci¨®n de los atentados eran una f¨®rmula eficaz para hacer variar las posiciones de la otra parte y desbloquear los atascos que se produc¨ªan a la hora de llegar a acuerdos. Este esquema ha demostrado que lejos de solucionar los bloqueos no hace sino provocar bloqueos mayores, enquistando las diferencias en lugar de superarlas. Este esquema no sirve para avanzar, y desde nuestro punto de vista es un esquema superado y que no debe ser utilizado por ninguna de las partes.
P. Se han publicado numerosas informaciones sobre su militancia en ETA. ?Cu¨¢l ha sido o fue su cometido dentro de la organizaci¨®n?
(Sin respuesta).
R. ?Qu¨¦ cosas cambiar¨ªa en su vida?
(Sin respuesta).
P. Est¨¢ usted en la c¨¢rcel y una mayor¨ªa le considera un extremista incapaz de apostar por la paz y condenar a los violentos ?No ha pensado en abandonar la pol¨ªtica, la vida p¨²blica?
R. No me considero una persona "extremista"; esta etiqueta ha sido fabricada por determinados medios de comunicaci¨®n que beben de fuentes muy pr¨®ximas a los servicios policiales y de la inteligencia espa?olas. Le aseguro que quienes han compartido conmigo tareas pol¨ªticas de diversa ¨ªndole a nivel nacional o internacional no comparten de ning¨²n modo esa afirmaci¨®n. Por otro lado, le aseguro que nunca he pensado abandonar mi compromiso militante, que me acompa?ar¨¢ hasta el final de mis d¨ªas.
P. ?Cree que volver¨¢ a la pol¨ªtica democr¨¢tica, a sentarse en el Parlamento vasco alguna vez?
R. Sin lugar a dudas, y d¨¦jeme hacerle una predicci¨®n: me sentar¨¦ en la bancada del grupo mayoritario en la C¨¢mara, el de los independentistas de izquierda. Esto suceder¨¢ probablemente m¨¢s tarde de lo que nosotros desear¨ªamos, pero mucho antes de lo que desear¨ªan nuestros adversarios.
P. ?Qu¨¦ piensa de Josu Ternera?
(Sin respuesta)
P. ?Y de Patxi L¨®pez?
R. Patxi L¨®pez es el lehendakari de la CAV y sabe que no representa a la mayor¨ªa social en esa comunidad. Es reh¨¦n del PP, y en parte del cargo institucional que ocupa. Quiero trasmitirle un mensaje: adem¨¢s de calificar de "insuficientes" nuestros pasos, que sea valiente y d¨¦ alguno, por muy insuficiente que sea; por ejemplo, que diga, como su compa?ero Montilla, que Euskal Herria es una naci¨®n y tiene derecho a decidir su futuro libre y democr¨¢ticamente.
P. ?Y de Eguiguren?
R. Jes¨²s es una persona muy comprometida con la b¨²squeda de una soluci¨®n justa y democr¨¢tica al conflicto. Por encima de muchas diferencias, despu¨¦s de la larga e intensa relaci¨®n que hemos mantenido siento aprecio por ¨¦l. Cuando se alcance un escenario de soluci¨®n, los que ahora le critican en su propio partido y mantienen una posici¨®n de "campeones de la firmeza" y quienes apostamos por una salida democr¨¢tica nos sentaremos a charlar alrededor de un buen caf¨¦.
33 a?os entre ETA, condenas, c¨¢rceles y mesas de negociaci¨®n
Emergi¨® como estrella medi¨¢tica de la izquierda abertzale en 1997 tras el ingreso en prisi¨®n de los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna. Arnaldo Otegi (Elgoibar, 1958), un licenciado en Filosof¨ªa que llevaba dos a?os como diputado auton¨®mico vasco, pas¨® entonces a integrar la nueva direcci¨®n y se convirti¨® en portavoz en 1998. Siete a?os antes hab¨ªa salido de la c¨¢rcel por primera vez, condenado por su participaci¨®n, como miembro de ETA, en el secuestro en febrero de 1979 del director de la f¨¢brica Michel¨ªn en Vitoria, Luis Abaitua. El paso de Otegi por la banda terrorista, a la que se uni¨® con 19 a?os, dur¨® una d¨¦cada. Hab¨ªa entrado en la rama pol¨ªtico-militar en 1977 y, tras su disoluci¨®n en 1981, ingres¨® en la militar. Francia, donde se escond¨ªa, le entreg¨® en 1987 a los jueces espa?oles. Fue la primera de una larga lista de citas con la justicia, la mayor parte de ellas relacionadas con su participaci¨®n en homenajes a etarras o con expresiones p¨²blicas de apoyo a ETA. El l¨ªder abertzale ha pasado tres periodos largos en la c¨¢rcel: el primero, de julio de 1987 a octubre de 1990; el segundo, de junio de 2007 a agosto de 2008 por participar en el homenaje al etarra Jos¨¦ Miguel Be?ar¨¢n, Argala; y el ¨²ltimo, que le mantiene a¨²n en prisi¨®n, comenz¨® en octubre de 2009, cuando ingres¨® acusado de haber tratado de reconstituir la ilegalizada Batasuna. No es el ¨²nico caso que tiene abierto en estos momentos. Fue condenado el pasado marzo a dos a?os de c¨¢rcel por haber participado en 2005 en el homenaje al preso de ETA Jos¨¦ Mar¨ªa Sagarduy -sentencia que a¨²n no es firme- y tiene otros dos procesos pendientes. Uno, por el mitin en el vel¨®dromo de Anoeta en 2004, tambi¨¦n por enaltecimiento del terrorismo, por el que le piden 18 meses de c¨¢rcel; y otro, el caso Batasuna, por el que la fiscal¨ªa solicita que se le impongan entre 10 y 15 a?os como dirigente de banda terrorista. Ha habido otras condenas aparte de las que le han llevado a la c¨¢rcel. Otegi fue sentenciado en 2004 por participar en el homenaje a la etarra Olaia Castresana -aunque esta resoluci¨®n fue anulada por el Supremo, el juicio se repiti¨® y Otegi fue finalmente absuelto-. Se le conden¨® tambi¨¦n en 2005 a un a?o de c¨¢rcel por injurias graves al Rey, pena cuya ejecuci¨®n se suspendi¨®; y la justicia lo imput¨® por haberse reunido durante la tregua de 2006 con el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe y con Patxi L¨®pez, pero la causa fue archivada. Sus problemas con la justicia no han impedido su implicaci¨®n en todas las mesas de negociaci¨®n que ha habido desde su entrada en pol¨ªtica y que han desembocado en dos treguas de ETA, la de 1998 y la de 2006. Buen conocedor de las interioridades de la banda terrorista, su papel fue clave en las conversaciones de HB con el PNV que llevaron a la Declaraci¨®n de Lizarra y al alto el fuego de 1998. Tras el fracaso de ese proceso Otegi no tard¨® en volver a sentarse a hablar. Esa vez fue de forma informal e improvisada, en el caser¨ªo de un amigo, en 2001. Su interlocutor fue el presidente del PSE, Jes¨²s Eguiguren. No era momento de treguas, pero las conversaciones entre Otegi y Eguiguren, prolongadas y ampliadas a otras personas a lo largo de los a?os, condujeron finalmente a la tregua de 2006 que ETA rompi¨® con el atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas, en el que murieron dos personas. Otegi no lo conden¨®. El ahora renacido l¨ªder de la izquierda abertzale, de 52 a?os, nunca ha condenado la violencia de ETA. En la entrevista que se publica hoy dice por primera vez que "se opondr¨ªa" a un atentado de la banda.
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