Las recetas contra el paro de los premios Nobel
Los tres premiados inspiran investigaciones que buscan salidas al drama del paro en Espa?a
El pasado lunes, mientras el miembro de la Academia Sueca de Ciencias Tore Ellingsen anuncia el nombre de los ganadores del Premio Nobel de este a?o -el tr¨ªo de profesores Peter Diamond, Dale Mortensen y Christopher Pissarides-, la arquitecta t¨¦cnica Esperanza Carot est¨¢ en su casa. Hace lo mismo que todas las ma?anas: consulta webs de b¨²squeda de empleo, env¨ªa curr¨ªculos, repasa su correo electr¨®nico por si hab¨ªa respuestas de empresas. En definitiva, esta valenciana de 30 a?os se dedica a lo que ha estado haciendo durante los ¨²ltimos dos a?os: buscar trabajo, intentar "ver luz al final del t¨²nel".
Apenas una semana antes, en las p¨¢ginas de anuncios de empleo de Negocios de EL PA?S, la empresa Gedetec reclama ingenieros de Caminos, de Obras P¨²blicas o, s¨ª, arquitectos t¨¦cnicos para ocupar puestos de jefe de obras.
Pissarides apunt¨® que la temporalidad es un arma de doble filo para Espa?a
El contrato ¨²nico podr¨ªa haber evitado parte del paro, concluye un estudio
Las prestaciones evitan que el parado acepte cualquier empleo
La sobrecualificaci¨®n desplaza a los trabajadores menos formados
Las dos actividades -b¨²squeda y oferta de trabajo- proliferan a diario, sobre todo la primera ahora que escasea el empleo. Los parados escarban para encontrar empleo; las empresas buscan trabajadores. Pero ambas partes se encuentran con problemas para coincidir con ¨¦xito: Esperanza vive en Valencia; Gedetec est¨¢ domiciliada en Las Palmas. Y resolver problemas como este genera costes (en tiempo, en dinero, en publicidad...). "Fricciones", les llaman los Diamond, Mortensen y Pissarides y sus seguidores, que son legi¨®n; "fricciones" que en Espa?a han costado miles de puestos de trabajo; "fricciones" que toman cuerpo en la temporalidad, en el mal funcionamiento de los servicios p¨²blicos de empleo, en la generalizaci¨®n de las subvenciones al empleo, en la negociaci¨®n colectiva; "fricciones" que ha querido resolver la reforma laboral, para unos de forma insuficiente, para otros de forma excesiva.
Puede parecer algo de locos, pero el tr¨ªo premiado ha cogido todos estos ingredientes y la cantidad de decisiones individuales que conllevan -aceptar o no un trabajo, seguir buscando, pasar un d¨ªa m¨¢s en paro cobrando prestaci¨®n, no conformarse con el salario ofrecido, enviar otro curr¨ªculo, llegar a una entrevista y encontrarse cientos de candidatos- y han elaborado una ecuaci¨®n, un modelo matem¨¢tico que sirve para sacar conclusiones y proponer soluciones a un problema tan cotidiano, desgraciadamente, c¨®mo buscar empleo y no encontrarlo. Y eso ha sido, con todas las imperfecciones y simplezas que recoge un ejemplo (tambi¨¦n las hay en los modelos matem¨¢ticos), lo que les han valido el Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Econ¨®micas en memoria de Alfred Nobel, nombre oficial del Nobel de Econom¨ªa.
En Espa?a, el reconocimiento a estos investigadores hab¨ªa llegado antes que a Suecia. Sin saberlo, casi sin pretenderlo, los estadounidenses Diamond, del prestigioso instituto bostoniano de posgrado MIT, y Mortensen, de la Northwestern University, en las afueras de Chicago, y el brit¨¢nico chipriota Pissarides, de la London School of Economics, han estado presentes en las mesas de di¨¢logo y en los debates que han rodeado a la reforma laboral. La temporalidad (que ya Pissarides apunt¨® hace un par de a?os como un arma de doble filo para Espa?a), las subvenciones al empleo o los costes de despido son algunos de los temas que se han abordado y los cambios adoptados para solucionar sus "fricciones" siguen la l¨ªnea de investigaciones que parten de los Nobel de este a?o.
"Se puede decir que s¨ª han influido", concluye Javier Andr¨¦s, profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Valencia. Andr¨¦s es uno de los integrantes del grupo de los 100 economistas, aglutinado en torno a la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (Fedea). En pleno debate sobre la reforma laboral, ellos pusieron encima de la mesa un contrato ¨²nico para acabar con la temporalidad y lo hicieron partiendo de varias investigaciones apoyadas en las ense?anzas del tr¨ªo premiado. En una de ellas se concluye que la subida del paro hubiera sido cuatro o cinco puntos porcentuales menos (ha crecido del 8% al 20%), explica uno de los autores del estudio, el profesor Juan Jos¨¦ Dolado, de la Universidad Carlos III de Madrid.
Tambi¨¦n Santos Ruesga, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, cree que los Nobel de este a?o han inspirado la reforma. Pero ¨¦l discrepa de gran parte de sus ense?anzas. "Dan una explicaci¨®n parcial del mercado laboral", sostiene. "Solo analizan el desempleo". Esto lleva a Ruesga a rechazar, por tanto, la reforma laboral.
Pero la influencia de los Nobel en la regulaci¨®n laboral espa?ola -o en su debate, aunque acabe en rechazo- no acabar¨¢ con la reforma ya aprobada. "Cuando se piensa en un sistema de prestaciones por desempleo hay que pensar en c¨®mo se dise?a", explica desde Londres Barbara Petrongolo, colaboradora de Pissarides, y como ¨¦l, profesora de la London School of Economics. "Hay que pensar primero en que se ofrezca una protecci¨®n al parado y luego en que este encuentre motivaciones para seguir buscando trabajo". Y, precisamente, el cambio en el seguro de paro es uno de los puntos que la reforma impone en la agenda del Gobierno para cuando mejore el mercado laboral.
Petrongolo propone un sistema que d¨¦ una paga alta al parado al perder el trabajo y disminuya con el tiempo. La progresividad es algo que ya contempla el sistema actual. Nada m¨¢s quedarse en paro, un espa?ol cobra el 70% de su sueldo, y a los seis meses pasa a percibir el 60%. Para Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, la paga inicial deber¨ªa ser m¨¢s alta, y la disminuci¨®n mayor conforme pasara el tiempo. El objetivo es que el parado se vea obligado a buscar empleo con m¨¢s ah¨ªnco a medida que pasan los meses, aunque el dinero total a pagarle sea el mismo. "Si la gente tiene asegurada una paga durante mucho tiempo, baja la intensidad en la b¨²squeda. Tendemos a agotar la prestaci¨®n cuanto m¨¢s larga es", agrega, y ah¨ª est¨¢ la "fricci¨®n".
Por su parte, Miguel ?ngel Malo, de la Universidad de Salamanca, recuerda que entre las conclusiones de los Nobel sobre las prestaciones por desempleo tambi¨¦n est¨¢ su bondad. La protecci¨®n a los parados evita que un ingeniero sin trabajo se vea obligado a aceptar el primer empleo que le llega, bien sea en una empresa tecnol¨®gica bien en una que no precisa formaci¨®n, razona.
Entre las primeras tareas que tendr¨¢ que afrontar el nuevo ministro de Trabajo aparece la reforma de las pol¨ªticas activas de empleo (intermediaci¨®n entre ofertas y demandas de trabajo, subvenciones a la contrataci¨®n y formaci¨®n de los parados) y mejorar el deficiente funcionamiento de los Servicios P¨²blicos de Empleo. Tambi¨¦n en este campo, el modelo que dise?¨® Diamond y que posteriormente aplicaron al mercado laboral Mortensen y Pissarides ha encontrado campo de desarrollo.
El primer paso ya lo dio el Gobierno con la reforma laboral. Las empresas privadas -b¨¢sicamente las empresas de trabajo temporal- podr¨¢n intermediar. Podr¨¢n buscar empleo a los parados o trabajadores a las empresas (que tendr¨¢n que asumir el coste). O por decirlo con un lenguaje m¨¢s pr¨®ximo a los premiados, m¨¢s agentes en el mercado buscando informaci¨®n y eliminando "fricciones".
Pero como recuerda Malo, esto no es suficiente. "Si las mejores ofertas ya no pasan por los servicios p¨²blicos ahora, todav¨ªa menos cuando haya intermediaci¨®n privada. El INEM [nombre antiguo de los servicios p¨²blicos de empleo] tendr¨¢ que mejorar porque tendr¨¢ que bregar con los trabajadores que reciben peores ofertas. Si no, ser¨¢ ineficaz difundiendo informaci¨®n. O sea, habr¨¢ fricciones", profundiza Malo.
Pero todav¨ªa hay m¨¢s asignaturas pendientes. Entre ellas est¨¢ la formaci¨®n de los parados, probablemente la m¨¢s importante para que el mill¨®n largo de empleados que han perdido su empleo en la construcci¨®n puedan trabajar en otro sector. A ella dirigi¨® sus palabras el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, nada m¨¢s salir la reforma laboral del Congreso y algunas de las enmiendas que el PSOE introdujo en el tr¨¢mite parlamentario.
"?Qu¨¦ pasa en un mercado laboral donde hay un 40% de sobre-cualificaci¨®n, de trabajadores con un empleo que requiere menos formaci¨®n?", se pregunta Dolado. Apoyados en modelos de b¨²squeda, este catedr¨¢tico de Econom¨ªa y sus compa?eros Marcel Jansen y Juan Francisco Jimeno han concluido que los principales damnificados son los menos formados, apartados de sus empleos potenciales por diplomados o licenciados, a la espera de "algo mejor".
Consciente de que las ecuaciones galardonadas pueden dar lugar a lecturas duras socialmente -una de las acusaciones m¨¢s habituales-, Petrongolo se apresura a recordar que tambi¨¦n hay cabida para las subvenciones al empleo: "En periodos de crisis es in¨²til insistir en los incentivos al parado para que busque empleo. Es mejor subvencionar a las empresas para que mantengan el empleo". Las palabras de Petrongolo recuerdan mucho al modelo alem¨¢n de reducci¨®n de jornada, que tanto ¨¦xito ha tenido en la gran potencia europea para contener el paro y que ha tratado de trasplantarse en Espa?a con la reforma laboral. No obstante, Dolado se apresura a puntualizar: "Hay que subvencionar solo el empleo que sea sostenible. Aqu¨ª no hubiera tenido sentido mantener los trabajos de la construcci¨®n residencial". Tampoco convencen a Felgueroso y a Malo las subvenciones a la contrataci¨®n, bonificaciones generalizadas que han imperado en Espa?a hasta ahora (la reforma intenta corregirlo).
Pero si el mercado laboral espa?ol tiene que arreglar algo es la negociaci¨®n colectiva. Hay un extra?o consenso en torno a ello. Solo en la necesidad; no en el c¨®mo, claro. En marzo acaba el plazo que tienen sindicatos y empresarios para pactarla; de lo contrario, el Gobierno actuar¨¢. Y no falta, de nuevo, entre el grupo de los 100 quien propone cambios partiendo de las investigaciones de Mortensen y Pissarides. "Lo importante es que puede explicar la rigidez de los salarios", analiza Felgueroso, en referencia al aumento de los salarios en 2009 pese a la ca¨ªda de precios: "Los sueldos reales subieron cuando se destru¨ªa empleo", recuerda.
Como el FMI, Felgueroso reclama que los convenios se pacten en las empresas y ataca la estructura de la negociaci¨®n colectiva actual, asentada en tres niveles: sectorial, provincial y empresarial. Aunque como recuerda Jansen, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, esto no supone asimilar el sistema individualizado de EE UU. "No viene nada mal la representaci¨®n sindical", afirma.
Un r¨¢pido vistazo a las teor¨ªas de los Nobel 2010 podr¨ªa dar la impresi¨®n de que sus trabajos abarcan toda la dimensi¨®n del mercado laboral. Pero lo cierto es que, como admite Jansen, uno de sus principales seguidores en Espa?a, tienen un punto flaco: "El modelo est¨¢ poco desarrollado desde el punto de vista de la empresa, pues solo se considera como una generadora de vacantes, de puestos de trabajo. No se recogen las pol¨ªticas de los departamentos de recursos humanos". Mucho m¨¢s duro es Ruesga. Para un keynesiano como ¨¦l, Diamond, Mortensen y Pissarides son "neocl¨¢sicos" que tratan el mercado laboral y el empleo como una simple mercanc¨ªa m¨¢s. "Las vacantes ya existen, lo que no explican es c¨®mo se crean".
La historia de los modelos de b¨²squeda arranc¨® en 1971 con Diamond. En plena crisis de empleo de los a?os ochenta, Mortensen y Pissarides los trasladaron al mercado laboral, pero no ha sido hasta un cuarto de siglo despu¨¦s cuando se ha reconocido su trabajo. Tal vez la depresi¨®n laboral, que por lo visto no estimula solo la literatura, sea el germen del Nobel de econom¨ªa en 2040.
PETER A. DIAMOND. El antiguo profesor de Bernanke
A mediados de septiembre, el senador republicano Richard Shelby objet¨® el nombramiento de Peter Diamond (Nueva York, 1940) como miembro del Consejo de Gobierno de la Reserva Federal de EE UU. Shelby arguy¨® que Diamond carec¨ªa de experiencia en pol¨ªtica monetaria. Nunca un veto pol¨ªtico result¨® m¨¢s inoportuno.
Para m¨¢s coincidencia, Diamond fue uno de los profesores del presidente de la Fed, Ben Bernanke. Tiene abundante investigaci¨®n publicada sobre los efectos de la fiscalidad en el crecimiento y es una autoridad en materia de pensiones y Seguridad Social.
Defensor de los planes de est¨ªmulo ¡ª"sin ellos, el paro ser¨ªa mucho mayor"¡ª, el profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) ha sido galardonado por un trabajo de 1971 en el que analizaba los fundamentos de los mercados de b¨²squeda.
DALE T. MORTENSEN. El triunfo del hombre humilde
A Dale Mortensen (Oreg¨®n, 1939) el premio le pill¨® en pleno almuerzo con otros colegas en la Universidad de Aarhus, Dinamarca, donde es profesor visitante. Y no dej¨® de hacerlo al conocer la noticia. Todo el mundo coincide en su humildad. De hecho, estos d¨ªas ha insistido en que la investigaci¨®n es siempre un trabajo colectivo.
Sobre la teor¨ªa de Diamond, Mortensen desarroll¨® ¡ªprimero en solitario y luego con Christopher Pissarides¡ª un modelo que mostraba por qu¨¦ el desempleo se dispara durante la fase de recesi¨®n pero se reduce lentamente durante la recuperaci¨®n.
Otro de sus campos de investigaci¨®n es el del "mercado del matrimonio", que analiz¨® en un informe en 1988 donde explicaba que una de las razones del divorcio es el gran esfuerzo que supone encontrar al compa?ero o compa?era perfecto a la primera. No es su caso. Lleva 47 a?os casado.
CHRISTOPHER PISSARIDES. Retirar poco a poco los est¨ªmulos
El primer chipriota galardonado con un premio Nobel tiene tambi¨¦n nacionalidad brit¨¢nica, as¨ª que la celebraci¨®n, en su caso, ha sido por duplicado. Quiz¨¢s no hac¨ªa falta tanto porque Christopher Pissarides (Nicosia, 1948) en su comparecencia en la London School of Economics no pod¨ªa ocultar su felicidad por "el mayor honor que jam¨¢s pod¨ªa haber recibido".
Pissarides public¨® su papel m¨¢s reconocido en 1994, Creaci¨®n y destrucci¨®n de empleo en la teor¨ªa del desempleo, junto al profesor Mortensen. Pero llevaba desde principios de los a?os setenta interesado por todo lo relacionado con el mercado de trabajo. Su alegr¨ªa por el premio contrasta con el pesimismo que subyace en su diagn¨®stico de la situaci¨®n. "Dudo que el paro se reduzca mucho en los pr¨®ximos dos o tres a?os". De ah¨ª que asegure que "se est¨¢ yendo demasiado r¨¢pido" con la retirada de est¨ªmulos.
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