En el c¨¦sped
?Qu¨¦ pensar¨ªamos de un futbolista que en lugar de disputar la pelota se convirtiera en un aficionado m¨¢s que grita y anima, pero en lugar de hacerlo desde la grada lo hace sobre el c¨¦sped? M¨¢s o menos eso es lo que fue decidida a hacer Esperanza Aguirre a su desayuno de Televisi¨®n Espa?ola. Eludir que es presidenta de una de las autonom¨ªas m¨¢s representativas del Estado, para ejercer de opositora desprejuiciada. Como Cristiano Ronaldo desplegando una pancarta al borde del ¨¢rea en vez de ir a rematar el c¨®rner. Tal fue la actitud que Ana Pastor tuvo que abandonar su cordial sonrisa inteligente para desorbitar los ojos y exigir que aquello pudiera ser una entrevista normal y corriente. Para encontrar una entrevista normal y corriente con un pol¨ªtico habr¨ªa que remontarse al invento de los asesores de imagen, pero su invitada se excedi¨®: tildaba de preguntitas a las preguntas, elogiaba la tele p¨²blica y solo le falt¨® regalar unos patucos a la presentadora, que pronto dar¨¢ a luz.
Puede que la raz¨®n de esta hipertrofia de la actitud sobre el contenido sea que las recetas neoliberales para la crisis del sistema neoliberal son bastante pobres. Si Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n admite que el secreto es trabajar m¨¢s por menos y Esperanza Aguirre que hay que ahorrar gastos y bajar los impuestos, ser¨¢ necesario que expliquen c¨®mo resolver tan milagrosa ecuaci¨®n. Cu¨¢les son los servicios p¨²blicos que se van a recortar y las medidas coercitivas que aplicar¨¢n. Porque tienen muy claros los clavos que apuntalar¨¢n la viga, pero no ense?an el martillo. Quiz¨¢ porque el martillo no es fotog¨¦nico.
Si Zapatero est¨¢ noqueado por los pu?etazos de la realidad, el rival del otro lado del ring se limita a dar saltos de alegr¨ªa pensando en que ser¨¢ campe¨®n sin tener que pelear. Y es posible que suceda as¨ª. Pero Esperanza Aguirre ostenta la corona madrile?a y su gesti¨®n del poder tendr¨ªa que ser la avanzadilla de lo que nos espera. Acaba de montar una campa?a publicitaria rogando respeto para los profesores, como si los profesionales de la educaci¨®n fueran mascotas maltratadas o el c¨¦sped de un parquecillo que no hay que pisar. Iniciativas como esa son cosm¨¦tica de gobierno frente a esencia de gobierno. Mal augurio.
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