Rubalcaba y el ni?o jud¨ªo
Por sorpresa y con alevos¨ªa -el propio presidente hab¨ªa insistido en que solo sustituir¨ªa a Corbacho- Zapatero ha hecho baldeo general en el Gobierno. Aznar se mofaba de los ciudadanos con los misterios de su cuaderno azul y Zapatero disfruta negando lo que har¨¢ tres d¨ªas m¨¢s tarde. Vanidad de vanidades, dec¨ªa el Eclesiast¨¦s. En fin, quiz¨¢s este secretismo ha sido la clave para que ahora haya salido adelante una remodelaci¨®n que naufrag¨® en junio por algunas indiscreciones.
La primera lectura del cambio es la de un Gobierno para la remontada. El presidente ha puesto la plantilla ministerial en manos de dos de los pol¨ªticos m¨¢s solventes de la escena espa?ola, Rubalcaba y J¨¢uregui. Se acabaron las frivolidades. Adi¨®s a las ocurrencias, como el Ministerio de Igualdad o el de Vivienda. Gente fuerte al mando para tensionar el equipo para una carrera de a?o y medio, llena de obst¨¢culos por el camino.
Por lo que pudiera pasar, el presidente ha dejado en un rinc¨®n, lejos de la pelea, a Carme Chac¨®n
La segunda lectura es en clave sucesoria. Basta pasar lista para ver que Rubalcaba va a tener un Gobierno y un partido (con Marcelino Iglesias, al frente) a su medida. El dedo de los medios de comunicaci¨®n ya le ha se?alado como el ungido por Zapatero. Me imagino que Rubalcaba, bregado en mil batallas pol¨ªticas, conoce un viejo cuento jud¨ªo que dice as¨ª: "Un padre pide a su hijo que salte por la ventana. El ni?o, asustado, se resiste. "?No tienes confianza en tu propio padre?". El hijo se decide, por fin, a saltar. Al caer, se hace da?o. "Ahora ya lo sabes", le dice el padre. No tienes que confiar en nadie. Ni siquiera en tu propio padre". Trinidad Jim¨¦nez acaba de pasar por una experiencia parecida a la del ni?o jud¨ªo y, sin embargo, la generosidad del padre le ha premiado con el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Sin duda, Rubalcaba habr¨¢ hecho un fr¨ªo c¨¢lculo de riesgos y oportunidades. Su fuerza principal -la pol¨ªtica es complicidad sin amistad, como dec¨ªa La Bo¨¨tie- est¨¢ en que Zapatero ha ligado por completo su suerte a la suya. Pero si la remontada funciona, Zapatero la considerar¨¢ un ¨¦xito propio -los que ocupan la cima de la pir¨¢mide no entienden de m¨¦ritos compartidos. Y es posible que el presidente vuelva a so?ar. Y que entienda que todav¨ªa no ha llegado su hora y que tiene una tercera oportunidad. Si las cosas van mal, ser¨¢n hermanos en el fracaso -las derrotas s¨ª que buscan compartirlas los que est¨¢n en la c¨²spide. Por lo que pudiera pasar, el presidente ha dejado en un rinc¨®n, lejos de la pelea, a Carme Chac¨®n, protegida bajo el palio del Ministerio de Defensa.
Hay una tercera lectura que tiene que ver con el pacto PSOE-PNV. La promoci¨®n de Rubalcaba y J¨¢uregui ser¨¢ interpretada como la se?al de que el futuro del presidente pasa por Euskadi y que busca en el final de ETA su salvaci¨®n.
Zapatero, despu¨¦s de los muchos palos recibidos, podr¨ªa haber aprendido que es un error su idea de que este r¨¦gimen es muy presidencialista y los ministros solo est¨¢n "para dar gusto al presidente". Un Gobierno fuerte es un Gobierno m¨¢s a la vista. Puede ser el parapeto que permita al presidente mantenerse a recaudo, con la esperanza de que, con un periodo de menos visibilidad, pueda recuperar parte de la magia perdida ante la opini¨®n p¨²blica. Tengo la sensaci¨®n de que llega tarde. Cuando la confianza se pierde es muy dif¨ªcil recuperarla.
En cualquier caso, la fecha escogida coloca al Gobierno ante un calendario muy exigente. A un mes vista est¨¢n las elecciones catalanas, con mal pron¨®stico para los socialistas; medio a?o despu¨¦s llegar¨¢n las municipales, que no pintan mucho mejor. ?Por qu¨¦ ha decidido Zapatero que sea este Gobierno y no el anterior el que cargue con estos marrones? Probablemente, por una cuesti¨®n de tiempo: a mediados del a?o pr¨®ximo, despu¨¦s de dos percances electorales, habr¨ªa realmente muy poco espacio para la remontada. Incluso puede que, con su optimismo proverbial, Zapatero piense que todav¨ªa hay recorrido para poder influir positivamente en los resultados de las elecciones m¨¢s cercanas. Pero puede tambi¨¦n que su elecci¨®n obedezca a razones m¨¢s dram¨¢ticas: no se sent¨ªa capaz de llegar a junio con el Gobierno que ten¨ªa y con el estado interno del partido.
A Rubalcaba corresponde ahora dotar a los socialistas de relato (que su electorado entienda lo que hacen y por qu¨¦ lo hacen), de cr¨¦dito y de coherencia. Y todo ello sin provocar lo m¨¢s temible en pol¨ªtica: los celos del jefe. Es m¨¢s arriesgado que lo que el padre jud¨ªo ped¨ªa a su hijo.
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