Cameron mutila el Estado de bienestar

?Pol¨ªtica econ¨®mica o simplemente pol¨ªtica, pol¨ªtica en estado puro? O quiz¨¢s solo una apuesta, como denunciaron ayer los laboristas pero como parecen pensar tambi¨¦n algunos analistas no necesariamente muy alejados de la ideolog¨ªa conservadora. Sea por lo que sea, el Partido Conservador brit¨¢nico dio ayer cuerpo al mayor recorte del gasto p¨²blico que se recuerda en Reino Unido desde la II Guerra Mundial, al mayor ajuste del Estado del bienestar jam¨¢s acordado en un solo d¨ªa por un Gobierno brit¨¢nico. Y, aunque la motivaci¨®n oficial es econ¨®mica, puede acabar marcando pol¨ªticamente la legislatura que acaba de empezar.

Lo que no se sabe a¨²n es en qu¨¦ sentido la va a marcar. Lo que s¨ª se sabe es que casi medio mill¨®n de trabajadores del sector p¨²blico van a perder su empleo. Que el Estado de bienestar brit¨¢nico va a verse reducido en m¨¢s de 19.000 millones de libras al a?o (21.600 millones de euros). Que las tasas universitarias se van a multiplicar. Que los ej¨¦rcitos brit¨¢nicos van a perder efectivos humanos y materiales. Que conseguir una vivienda social va a ser mucho m¨¢s caro. Que hombres y mujeres van a tener que trabajar hasta los 66 a?os antes de poder cobrar una pensi¨®n p¨²blica.

"Hoy Gran Breta?a da un paso atr¨¢s al borde del abismo", dice Osborne

Se sabe tambi¨¦n que los departamentos ministeriales van a ver reducido el gasto corriente en un 19% en los pr¨®ximos cuatro a?os. Algunos, como el Foreign Office, casi una cuarta parte. Otros, como Educaci¨®n o Sanidad, se van a ver afectados mucho menos porque los conservadores se comprometieron a respetar esas partidas para conseguir el apoyo de los brit¨¢nicos en las pasadas elecciones.

El canciller del Exchequer y responsable del Tesoro, George Osborne, adopt¨® ayer tonos dram¨¢ticos al presentar el ajuste en la C¨¢mara de los Comunes. "Hoy es el d¨ªa en que Gran Breta?a da un paso atr¨¢s al borde del abismo", dijo. "Abordar el d¨¦ficit presupuestario es inevitable. Renunciar ahora a eso y abandonar nuestros planes ser¨ªa un camino a la ruina econ¨®mica", a?adi¨®. "Tenemos la peor herencia econ¨®mica de la historia", dramatiz¨®. "Tenemos que tomar decisiones duras para asegurarnos de que la cat¨¢strofe econ¨®mica de los anteriores Gobiernos no se repita", insisti¨®.

Argumentos, en realidad, m¨¢s pol¨ªticos que econ¨®micos. Nadie en Reino Unido discute que hay que reducir el d¨¦ficit p¨²blico. Ni siquiera los laboristas. El debate, hace meses pero todav¨ªa ahora, es hasta d¨®nde tiene que llegar la tijera en un momento en que la recuperaci¨®n econ¨®mica es todav¨ªa fr¨¢gil. "El canciller nos presenta una vez m¨¢s su propuesta de recortar los d¨¦ficits fiscales y de reducir la presencia del gasto p¨²blico en el PIB como algo inevitable. En realidad, no es as¨ª. No era necesario concentrarse tanto en el ajuste o el gasto. Eso era una opci¨®n. Yo podr¨ªa estar en general de acuerdo con eso. Pero es tanto una decisi¨®n pol¨ªtica como una necesidad econ¨®mica", escrib¨ªa ayer mismo Martin Wolf, legendario comentarista del Financial Times y nada sospechoso de izquierdismo.

Wolf va a¨²n m¨¢s all¨¢ y enfatiza que, aunque Osborne ten¨ªa raz¨®n al subrayar ayer que los tipos de inter¨¦s de las emisiones de deuda brit¨¢nica se han reducido desde que los conservadores est¨¢n en el poder, el diferencial con la deuda de Estados Unidos a 10 a?os ha crecido desde entonces "a pesar de que Estados Unidos no tiene una pol¨ªtica de consolidaci¨®n fiscal y Reino Unido s¨ª".

El comentario de Martin Wolf tiene inter¨¦s no solo porque procede de un analista pro-mercado sin especial simpat¨ªa por el Partido Laborista, sino porque enfatiza el hecho crucial de que en realidad el empe?o del Gobierno brit¨¢nico por un ajuste tan brutal, que quiere eliminar el d¨¦ficit p¨²blico estructural en cuatro a?os y dejar en el 3% en ese periodo un d¨¦ficit que ahora supera el 11% del PIB es, sobre todo, una apuesta. Una apuesta econ¨®mica, pero tambi¨¦n una apuesta pol¨ªtica.

Si la econom¨ªa brit¨¢nica crece con rapidez a pesar de la retirada de los est¨ªmulos p¨²blicos, el sector privado absorbe la p¨¦rdida de empleos en el sector p¨²blico y los ingresos de Hacienda mejoran hasta el punto de permitir a la coalici¨®n suavizar el ajuste con unas cuantas golosinas fiscales de cara a las pr¨®ximas elecciones, George Osborne habr¨¢ ganado esa apuesta y ser¨¢ coronado como un genio de las finanzas y, sobre todo, de la pol¨ªtica.

Pero si ocurre lo contrario, si la situaci¨®n econ¨®mica empeora, el paro aumenta, el descontento social se extiende y el Gobierno se convierte en chivo expiatorio de una crisis que la opini¨®n p¨²blica tiende a poner en el debe de los banqueros pero tambi¨¦n del Partido Laborista, Osborne habr¨¢ perdido su apuesta, el primer ministro David Cameron ver¨¢ peligrar su cada vez menos revolucionaria revoluci¨®n conservadora y los liberales-dem¨®cratas se ver¨¢n atrapados entre la espada de un socio de Gobierno al que no aman y una pared que puede acabar aplastando su futuro pol¨ªtico.

El de ayer en los Comunes era aparentemente un ejercicio econ¨®mico, una batalla entre quienes creen que de estas crisis se sale reduciendo el gasto p¨²blico y quienes piensan que ese fue el gran error de los a?os treinta. En realidad, todo era pura pol¨ªtica.