La polic¨ªa desbloquea a porrazos la principal refiner¨ªa de Par¨ªs
Los huelguistas acatan servicios m¨ªnimos impuestos para distribuir gasolina
Nicolas Sarkozy prometi¨® el lunes pasar al ataque ante la amenaza de par¨¢lisis de un pa¨ªs, Francia, soliviantado por su pol¨¦mica reforma de las pensiones. Ayer lo cumpli¨®. A las cuatro de la madrugada del viernes se present¨® en la entrada de la estrat¨¦gica refiner¨ªa de Grandpuits, en la regi¨®n de Par¨ªs, paralizada por huelga desde hace 15 d¨ªas, el prefecto del Departamento de Seine-et-Marne, Michel Guillot, una suerte de delegado del Gobierno franc¨¦s. Y a los sindicalistas que hac¨ªan guardia en la puerta sentados en sillas de playa al pie de una hoguera les indic¨® que a partir de ese momento los dep¨®sitos de combustible de esa refiner¨ªa quedaban intervenidos por el Estado y que un grupo especializado de la plantilla de trabajadores, los encargados de llenar los camiones cisterna, deb¨ªan, por ley, volver al trabajo a las nueve de la ma?ana. A esa hora, un pelot¨®n de antidisturbios se abri¨® paso a golpes y a empujones hacia la entrada, desalojando a los 80 operarios que trataban de impedir que la veintena de trabajadores del turno de ma?ana, huelguistas pero obligados bajo pena de c¨¢rcel, entraran a Grandpuits. Hubo tres heridos.
El Gobierno obliga a trabajar a equipos de emergencia bajo pena de c¨¢rcel
Los sindicatos lo ven como "un atentado contra la democracia"
"El prefecto apel¨® al C¨®digo de Defensa, como si estuvi¨¦ramos en guerra, pero no estamos en guerra, ni en estado de sitio", explic¨® Frank Machon, sindicalista de la CGT. La ley, seg¨²n la prefectura, permite, "en caso de urgencia y atendiendo al orden, a la salubridad y a la seguridad, que se pueda intervenir todo bien o servicio y requerir a toda persona necesaria para el funcionamiento de ese servicio concreto". Los sindicalistas ven en este acto, simplemente, la violaci¨®n del derecho de huelga y un "atentado contra la democracia".
Sea como fuere, una veintena de trabajadores, escoltados por los antidisturbios, entr¨® en la refiner¨ªa a las 9.30 de la ma?ana y comenzaron a trabajar. Poco despu¨¦s, los primeros camiones cisterna llenos de gasolina procedentes de Grandpuits, situada a 70 kil¨®metros al sureste de Par¨ªs, sal¨ªan de la refiner¨ªa con el objetivo de paliar la particular escasez de combustible que vive la capital del pa¨ªs y las provincias cercanas.
Un par de horas despu¨¦s, los antidisturbios se retiraron un centenar de metros y los sindicalistas, tras denunciar lo que consideran un atropello, volvieron a la puerta de la refiner¨ªa. A lo largo de la ma?ana, acudieron en su ayuda trabajadores ferroviarios, estudiantes de instituto, profesores o empleados de Correos deseosos de mostrarles su apoyo. Supieron entonces que, por orden del prefecto, a las dos de la tarde, a la hora del turno de tarde, una nueva remesa de trabajadores movilizados deber¨ªa entrar para sustituir a los que se encontraban dentro cargando camiones.
El progresivo desbloqueo de dep¨®sitos de carburante por parte de la polic¨ªa ha hecho que la gasolina fluya un poco m¨¢s en Francia. El ministro de Ecolog¨ªa y Transportes, Jean-Louis Borloo, calculaba ayer que entre 2.000 y 2.500 gasolineras de las 13.000 estaciones de servicio francesas se encontraban vac¨ªas. Mejor que el jueves, cuando se contaban 2.790 y mucho mejor que el mi¨¦rcoles, d¨ªa en que hab¨ªa 3.200. Pero, tras una reuni¨®n celebrada ayer en el palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, se lleg¨® a la conclusi¨®n de que "a¨²n pasar¨¢n varios d¨ªas hasta que se vuelva a la normalidad". Por lo pronto, las mayores existencias de gasolina han viajado prioritariamente a las estaciones de servicio de las autopistas para abastecer el consumo de los automovilistas que iniciaron ayer las vacaciones de Todos los Santos.
Mientras, los trabajadores de Grandpuits celebraban a las dos de la tarde una asamblea en la que decid¨ªan, tras criticarlo con amargura, no oponerse al decreto del prefecto de Seine-et-Marne y dejar la puerta libre para que sus compa?eros obligados a trabajar pudieran entrar. As¨ª fue: un operario -tambi¨¦n movilizado- ley¨® despacio la lista de los 20 empleados que sustituir¨ªan a los del primer turno. "No tiene sentido resistirnos as¨ª. Nos han pegado. Hay tres compa?eros en el hospital. Tenemos mucha rabia dentro. Pero la lucha seguir¨¢ de otra manera", dijo uno de los sindicalistas.
Otro record¨® que solo los dep¨®sitos alimentan a los camiones, y que la refiner¨ªa (como las otras 11 del pa¨ªs) sigue paralizada y que es cuesti¨®n de d¨ªas que las reservas se agoten. Y otros decidieron torpedear la ruta de los camiones taponando una carretera. Todos aplaudieron. Despu¨¦s, pu?o en alto, cantaron La Marsellesa.
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