Mi vida con un pol¨ªgamo
La mujer que deton¨® el debate de la poligamia en Francia, una conversa al islam, se proclama "a gusto" con el velo integral
Su historia estall¨® a finales de abril, cuando decidi¨® recurrir una multa de 22 euros por conducir con niqab, el velo integral que deja los ojos al descubierto, a diferencia del burka. La noticia tuvo un eco tremendo en pleno debate sobre la prohibici¨®n de esta prenda en Francia, pero el foco pas¨® r¨¢pidamente de aquella treinta?era, con el rostro tapado y los ojos pintados de negro, a su compa?ero, Li¨¨s Hebbadj. El ministro del Interior en persona, Brice Hortefeux, acus¨® al hombre de origen argelino de practicar la poligamia y le amenaz¨® con retirarle la nacionalidad. De un d¨ªa para otro ella pas¨® de ser la "mujer del niqab al volante" a ser la "mujer del pol¨ªgamo de Nantes", ciudad en cuya periferia est¨¢n instalados.
La primera mujer del pol¨ªgamo hizo de alcahueta entre su marido y Sandrine. "Al principio, alucin¨¦", reconoce esta
Pasados unos meses, Sandrine Moul¨¨res ha publicado un libro: Los cabeza de turco de la Rep¨²blica: Yo, Sandrine, mi vida, mi historia, mi verdad (editorial Michalon). Explica c¨®mo vivi¨® aquellos d¨ªas, pero tambi¨¦n relata c¨®mo una joven francesa cat¨®lica de las afueras de Nantes decidi¨® convertirse al islam, escogi¨® cubrirse con un niqab y, sobre todo, acept¨® la propuesta de su amiga y confidente Miriana para convertirse en la concubina de su marido.
Cuando convoc¨® a la prensa local para denunciar la multa, la joven de 32 a?os, madre de cuatro hijos, no se imaginaba la tormenta medi¨¢tica que se le acercaba. "En apenas 24 horas mi imagen sal¨ªa en todas las televisiones", recuerda Sandrine, que tom¨® el nombre de Jamila cuando se convirti¨® al islam con apenas 19 a?os. Atiende la llamada de tel¨¦fono desde su casa de Nantes, con un tono de voz muy juvenil y din¨¢mico. "Ha sido traum¨¢tico y muy violento, los medios me acosaban, estaban instalados a la vuelta de la esquina, me espiaban escondidos detr¨¢s de la verja de mi jard¨ªn, pero tampoco me daban la oportunidad de dar con tranquilidad mi versi¨®n de los hechos".
El mismo d¨ªa se supo que el hombre que la acompa?aba en aquella comparecencia estaba casado con otra mujer, tambi¨¦n francesa convertida al islam, y manten¨ªa una relaci¨®n con una tercera. El Ministerio del Interior pidi¨® que se investigara si viv¨ªa en una situaci¨®n de poligamia de hecho, si se aprovechaba de esta situaci¨®n para cobrar ayudas sociales y, finalmente, si estos motivos eran suficientes para retirarle la nacionalidad francesa. Finalmente, Li¨¨s Hebbadj, quien reconoci¨® tener "amantes", pero neg¨® la poligamia formal -solo est¨¢ casado por lo civil una vez-, fue acusado el 9 de junio de estafa, fraude a las ayudas sociales y de trabajo en condiciones irregulares, dado que no habr¨ªa declarado parte de las horas de sus empleados.
Durante las noches enteras que pas¨® en vilo, "con un nudo en el est¨®mago y la garganta en un pu?o", superada por la magnitud de las reacciones, Sandrine decidi¨® escribir su versi¨®n de los hechos en hojas sueltas. "Al principio realmente fue algo terap¨¦utico para m¨ª", dice. Su abogado le dio la idea de hacer un libro.
"Quiero dejar claro que no hablo en nombre de todas las mujeres con niqab", afirma. Y cuenta su versi¨®n. Hija de un ateo y una cat¨®lica no practicante, muy unida a su madre, sinti¨® desde peque?a la atracci¨®n de la espiritualidad. No acababa de reconocerse en la Biblia y, aconsejada por una amiga, empez¨® a interesarse por el islam, hasta que decidi¨® convertirse, coincidiendo casi con el divorcio de sus padres. En su proceso de aprendizaje de la religi¨®n musulmana conoci¨® a Miriana, con quien congeni¨® de inmediato.
Fue esta la que le propuso compartir a su marido. "Al principio, alucin¨¦", recuerda Sandrine. Miriana le explic¨® que iba en serio, que la pareja llevaba tiempo pensando que "ser¨ªa enriquecedor tener a un nuevo miembro en la familia". Finalmente, se dej¨® convencer y tras varios encuentros con Li¨¨s decidi¨® aceptar lo que califica de "propuesta inesperada".
Y ahora resulta que Sandrine ten¨ªa una predisposici¨®n a aceptar la poligamia desde la adolescencia porque lleg¨® a convencerse de que ning¨²n hombre es fiel. "Pensaba: ?qu¨¦ voy a hacer para no ser yo tambi¨¦n traicionada?", recuerda. Dice que actualmente cree "tambi¨¦n" en la monogamia, pero vive "a gusto" con su situaci¨®n personal. A la familia se sum¨® una tercera mujer, Sonia, e incluso una cuarta, Nina, repudiada despu¨¦s y que ahora acusa a Li¨¨s de violaci¨®n. Las tres esposas actuales viven cada una con sus hijos respectivos en tres viviendas diferentes en la misma zona de las afueras de Nantes, comparten padre de familia y la descendencia va al mismo colegio. ?Y no le resulta extra?o? "A m¨ª lo que me resulta chocante son las amantes escondidas, con hijos que no son reconocidos por sus padres", contesta Sandrine.
Tambi¨¦n fue Miriana quien la acompa?¨® a comprar su primer velo integral. La familia se hab¨ªa mudado a Londres, donde les parec¨ªa que la sociedad estaba m¨¢s abierta a su forma de practicar su religi¨®n y donde permaneci¨® un a?o. "En cuanto me lo prob¨¦ sent¨ª un bienestar interior que me hizo olvidar el aspecto exterior", asegura Sandrine. El tribunal resolver¨¢ sobre el recurso a la multa el pr¨®ximo 13 de diciembre. Mientras tanto, el Parlamento ha aprobado la prohibici¨®n del velo integral en todos los espacios p¨²blicos, incluida la calle, por lo que la cuesti¨®n de si la prenda es compatible o no con una conducci¨®n segura ha quedado obsoleta. Se prev¨¦ que la nueva legislaci¨®n se empiece a aplicar el a?o que viene. "No s¨¦ que har¨¦", dice ahora Sandrine, quien acaba de crear su propia empresa de servicios de ayuda a las personas mayores. "Me parece muy grave que se obligue a una mujer a llevar el velo integral, pero me parece igual de grave que se le proh¨ªba hacerlo a quien lo haya escogido libremente, como yo", sostiene.
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