Una sentencia impide la demolici¨®n de una casa en la Ca?ada Real
La vivienda est¨¢ en una v¨ªa pecuaria donde se erigen cientos de casas ilegales
Por primera vez una sentencia resuelve que no se puede demoler una casa de la Ca?ada Real Galiana, la v¨ªa pecuaria de casi 15 kil¨®metros de longitud en la que se erigen cientos de viviendas ilegales. En noviembre de 2008, con el pijama puesto, les lleg¨® una orden de derribo de su chal¨¦ a Rosa y Jes¨²s. Su abogado, Roberto Alonso, "el abogado de la Ca?ada", consigui¨® la suspensi¨®n de aquella demolici¨®n proyectada con 24 horas por el Ayuntamiento de Rivas. Desde entonces, comenz¨® un largo proceso judicial que concluy¨® el pasado viernes: "Declaro la resoluci¨®n municipal de derribo contraria a derecho", falla el Juzgado n¨²mero 17 de lo Contencioso-administrativo de Madrid. El municipio tiene 15 d¨ªas para recurrir.
Es la primera vez que un juez rechaza un derribo en esta ubicaci¨®n
Los due?os figuran empadronados en el chal¨¦ desde 2000
La sentencia es la primera que dicta que no se puede derruir una casa de la peculiar senda, llena de construcciones al margen de la ley. Y, precisamente, lo hace cuando se intenta reactivar una ley de la Comunidad de Madrid que pretende regular el terreno. Esa propuesta data de julio de 2009, aunque el proyecto est¨¢ paralizado desde entonces, entre otras cosas, por los desacuerdos entre el Ayuntamiento de Madrid y el Gobierno regional. Distintas Administraciones e instituciones han protestado por ello.
Si el fallo sirve como precedente, los distintos municipios afectados pueden ver frenados sus planes de despejar la v¨ªa. Casi todas las semanas hay derribos en la senda, especialmente por parte del Consistorio madrile?o, a quien afecta la parte m¨¢s conflictiva de la "calle" (la zona que parte en dos la carretera de Valencia). Muchas de estas demoliciones se han conseguido suspender por distintos letrados, incluidas las de algunas chabolas de la zona conocida como el Gallinero, pero no a trav¨¦s de una sentencia, sino de medidas cautelares.
Roberto Alonso considera que el legajo es "fundamental", porque nunca se hab¨ªa pasado de la suspensi¨®n temporal de una demolici¨®n y esto es definitivo. El letrado, que lleva m¨¢s de 20 casos, tiene una ligaz¨®n sentimental con esta batalla. A su padre, de oficio carbonero, le expropiaron hace 25 a?os un terreno donde guardaba el mineral para construir la carretera que ahora une Vallecas y Vic¨¢lvaro. Su an¨¢lisis ahora va m¨¢s all¨¢: "La sentencia acredita que lo que se pretend¨ªa con la primera demolici¨®n que pretend¨ªa el Consistorio de Rivas quiz¨¢s se fundaba en obtener una cierta repercusi¨®n p¨²blica y, de paso, presionar a la Comunidad de Madrid para que aprobase la ley de la ca?ada".
Jes¨²s, fontanero de 57 a?os, y su mujer, Rosa, instaladora de gas, est¨¢n empadronados desde 2000 por el Ayuntamiento de Rivas en esta construcci¨®n alta de cemento que ocupa uno de los regatos de la v¨ªa pecuaria, en el Sector IV. Cuando se intent¨® por primera vez tirar su casa, fue la primera en solicitarse para ocupantes espa?oles. Hasta esa fecha, los derribos afectaban sobre todo a las casitas levantadas por marroqu¨ªes. Ellos construyeron la vivienda de manera paulatina -"seg¨²n ¨ªbamos teniendo dinero"- desde 1995. Viven all¨ª permanentemente y reclaman que todos sus papeleos "han ido con la legalidad desde el primer d¨ªa".
Pero no terminan de estar tranquilos. "Es un respiro despu¨¦s de dos a?os de no poder ni ponernos el pijama porque te intentaban tirar la casa sin avisar ni con 24 horas", dice Rosa, pero sabe que "esto es solo una batalla y la guerra no est¨¢ ganada". Sus principales lamentos son contra el Ayuntamiento de Rivas, a quien acusan de pensar "que en esta calle solo viven drogadictos y delincuentes".
El Consistorio ripense no contest¨® ayer a las llamadas de este diario. Pero en su momento su argumentaci¨®n fue que la construcci¨®n fue "ejecutada sin contar con la oportuna licencia y no ser susceptible de legalizaci¨®n". Tambi¨¦n, dice Alonso, se vertieron descalificaciones contra ¨¦l y los m¨¢s de 200 vecinos agrupados en una asociaci¨®n y a los que representa el abogado, de 36 a?os. "Ahora tendr¨¢n que tragarse las palabras", reivindica el letrado, que no quiere valorar en exceso la posibilidad de que Rivas puede recurrir el fallo.
La historia de Jes¨²s y Rosa no es excepcional. En su tramo de la v¨ªa hay muchas casas con aspecto de chal¨¦s convencionales habitadas por espa?oles. O, en realidad, no tan habitadas. Muchos de los propietarios de estas viviendas en realidad no residen en ellas. Todos se valen de generadores el¨¦ctricos pagados entre grupos de vecinos para el suministro de luz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.