El exorcismo
Me hab¨ªa parecido entender que el gobierno de izquierdas era una opci¨®n estrat¨¦gica del PSC. Que con ella se pretend¨ªa superar las fronteras identitarias y situar la pol¨ªtica catalana en torno a la oposici¨®n derecha/izquierda como ocurre en todas las democracias. Ahora Montilla proclama: "su tiempo -el del tripartito- ha pasado" y "no lo reeditaremos aunque sumemos". Un cambio estrat¨¦gico de este orden merece alguna explicaci¨®n m¨¢s, sobre todo ante un electorado que si ya estaba perplejo por los desencuentros acumulados por los socios de gobierno, m¨¢s lo est¨¢ ahora viendo los bandazos que da el PSC a medida que se acercan las elecciones. Antes de este solemne adi¨®s al tripartito, ya se hab¨ªa dado un giro previo. El presidente, que en julio encabez¨® la indignaci¨®n de Catalu?a por la sentencia del Estatuto, en septiembre empez¨® a recomponer el discurso de anta?o, en el que el PSC aparec¨ªa como la alternativa al nacionalismo catal¨¢n y sus diversas veleidades. ?Qu¨¦ significa el r¨¦quiem por el tripartito? ?Que el PSC abandona la dial¨¦ctica derecha-izquierda y vuelve a la dial¨¦ctica identitaria?
La liquidaci¨®n del tripartito deja a la izquierda sin opci¨®n. ?Se puede hablar de elecciones realmente competitivas?
A pesar de los ¨¦xitos innegables en cuanto a realizaciones concretas, el tripartito ha fracasado pol¨ªticamente. Las encuestas lo dicen de manera rotunda. La gente no quiere que se repita. La teor¨ªa electoral dice que tener el gobierno da un plus de votos de en torno a los tres puntos a la hora de la competici¨®n. El tripartito ser¨¢ una excepci¨®n: gobernar le ha restado. No ha habido un mensaje pol¨ªtico compartido. Y el PSC se ha ido desdibujando a medida que el tiempo pasaba. Buscando la sinton¨ªa con el electorado, Montilla niega el tripartito. Juega, adem¨¢s, con la ventaja de que, probablemente, los resultados electorales no dar¨¢n oportunidad a la verificaci¨®n de su promesa, es decir, anticipa su fracaso. Montilla afirma que no cambiar¨¢ "sus principios a cambio de ser investido". ?Est¨¢ diciendo que s¨ª los cambi¨® hace cuatro a?os? Los socios son los mismos, y sus exigencias tambi¨¦n. El ecologismo y la independencia siguen siendo sus banderas. ?Qu¨¦ gana el presidente con esta renuncia? ?Es posible aspirar a ganar unas elecciones negando el gobierno que se ha presidido durante cuatro a?os? ?Qu¨¦ confianza genera con ello a los ciudadanos? El acto del Liceo da la sensaci¨®n de un rito de exorcismo: el presidente y su partido expulsan los demonios que les han torturado durante cuatro a?os y se sienten liberados. Pero me temo que liberados para la derrota.
Ante las elecciones, el anuncio de Montilla significa que renuncia a que gobierne la izquierda. Si el tripartito es irrepetible, para que hubiera un gobierno de izquierdas ser¨ªa necesario que ocurriera lo imposible: que el PSC obtuviera una mayor¨ªa suficiente para gobernar solo. No lo ha conseguido en 30 a?os, no lo va a conseguir ahora que las encuestas le dan un desgaste sin fin. Quedan solo dos opciones: un gobierno nacionalista en cualquiera de sus variantes (CiU en solitario, con apoyo externo del PP o en coalici¨®n con Esquerra), "cuanto m¨¢s nacionalista menos nacional", por decirlo con una f¨®rmula de Carod Rovira. O la m¨ªtica socioverg¨¨ncia, en la que los socialistas conservar¨ªan cuotas de poder pero estar¨ªan condenados a un papel secundario y perder¨ªan su condici¨®n de alternativa. Tengo para m¨ª que el gobierno CiU-PSC, un fantasma que gravita siempre sobre la pol¨ªtica, nunca se har¨¢ carne. En cualquier caso, la liquidaci¨®n del tripartito deja a la izquierda sin opci¨®n. ?Se puede hablar as¨ª de unas elecciones realmente competitivas? ?Qu¨¦ debe votar un elector que no quiera un gobierno nacionalista conservador?
Ante este panorama, la negaci¨®n del tripartito solo cabe entenderla en clave poselectoral. Montilla ha llegado a la conclusi¨®n de que la suerte est¨¢ echada. Con sus bandazos, ya no para ganar sino para salvar los muebles, tiene m¨¢s posibilidades de restar que de sumar, porque desconcierta a todos. Y lo que hace es situar al PSC en el d¨ªa siguiente. ?C¨®mo? Con el regreso al pasado. El PSC deja de priorizar la construcci¨®n de una izquierda nacional catalana, para regresar a la disputa identitaria, para volver a ser la alternativa al nacionalismo y sus diversas variantes. En realidad, es un retorno a la anormalidad de un pa¨ªs sin alternativa. El PSC vuelve as¨ª a una cultura que siempre ha estado latente: sus elecciones son las locales y las espa?olas, no las catalanas. Es lo que de ¨¦l espera el PSOE. Pero, cuidado, porque la pendiente de la derrota suele ser muy inclinada y genera efectos en cadena. El d¨ªa despu¨¦s del entierro del tripartito, la pregunta es: ?qui¨¦n reconstruir¨¢ la izquierda nacional catalana?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.