Los mismos derribos, las mismas ratas
Urbanismo reanuda las demoliciones en el miserable poblado de El Gallinero
Los ni?os de El Gallinero, un poblado chabolista de la Ca?ada Real, aprovechan las desgracias para jugar. Ayer por la tarde se entreten¨ªan con los restos de tablas que dej¨® por el suelo la pala del Ayuntamiento de Madrid.
-Mira qu¨¦ casa tan bonita estoy haciendo -dec¨ªa una ni?a.
-?Y cu¨¢ndo la empezaste?
-?Ahora!
Eran las cinco de la tarde. Los operarios de la Concejal¨ªa de Urbanismo y la Polic¨ªa Municipal hab¨ªan pasado por all¨ª poco antes. Llegaron a la una de la tarde. Loredana Stoian, una vecina de 21 a?os, cuenta la orden que dieron: "Sacar a los ni?os y la ropa".
Urbanismo no tiraba chabolas en El Gallinero desde la primavera, seg¨²n los voluntarios de la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, que trabajan ayudando a los vecinos del poblado -calculan que son 240 adultos y 385 ni?os-. El Ayuntamiento afirma que ha vuelto a la carga para "disuadir" a quien quiera asentarse en este agujero de pobreza, un lugar con cerca de 100 chabolas y poblado desde hace tres a?os por gitanos rumanos. Dice que ayer demoli¨® 12 chamizos donde no viv¨ªa nadie, que solo estaban en construcci¨®n. Los vecinos del poblado y los voluntarios de la parroquia aseguran que fueron cinco y que estaban habitados.
Por lo visto sobre el terreno, no cabe pensar que se tirasen 12 casuchas. Solo hab¨ªa dos n¨²cleos de escombro que no deb¨ªan de pertenecer a m¨¢s de media docena de viviendas. Junto a uno de ellos, Enak¨¦ Patrian, un hombre de 46 a?os con cuatro hijos, dec¨ªa que aquel mont¨®n de tablas era su casa desde hac¨ªa un a?o. En otra zona del poblado, Luminitza, 18 a?os, tres hijos, explicaba en el interior de una chabola l¨®brega que su familia tendr¨ªa que pasar all¨ª la noche porque otro de aquellos montones era su techo: sumando los hu¨¦spedes y los refugiados, 11 personas en 20 metros cuadrados. Eran las seis de la tarde y empezaba a soplar el fr¨ªo.
El que las casas estuviesen o no habitadas es importante. En el primer caso, aunque se trate de infraviviendas ilegales, el Ayuntamiento debe tener permiso judicial para tirarlas. En el segundo caso, no es necesario. Un miembro de la parroquia, Jorge Fern¨¢ndez, denuncia que Urbanismo derriba casas sin autorizaci¨®n: "La gente siempre les pide que ense?en los papeles cuando van a hacer demoliciones y nunca los dejan ver, porque hacen lo que les da la gana".
Las operaciones del Ayuntamiento contra las viviendas ilegales son ocasionales, y las chabolas se montan casi tan r¨¢pido como las tira la pala, as¨ª que El Gallinero sigue igual. Aislado a un lado de la autopista a Valencia. Poblado por ratas y por personas en la miseria. Con los varones a la puerta de sus chozas pelando los tubos de cobre que roban para vender. Con sus ni?os sucios. Y ahora, seg¨²n los voluntarios, con un problema m¨¢s: el bus escolar ya no para en su marquesina. Dicen que no hay asientos. Que otros ni?os los ocupan.
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