Serrano
El domingo pasado me di una vuelta por Serrano. Lo suelo hacer de cuando en cuando y no para triturar la tarjeta de cr¨¦dito, sino por el gusto de ver lo que compra la gente gorda. El que m¨¢s y el que menos se ha dado un lujo en alg¨²n momento comprando una prenda o un complemento de esos que tienen un precio imp¨²dico, todo es cuesti¨®n de prioridades. Siempre se me ocurren un mont¨®n de cosas mejores en las que gastar mi dinero que un traje de afamada marca, una maleta de apellido franc¨¦s o un reloj a juego con el yate (no tengo yate y tampoco uso reloj). Tal vez est¨¦ vulgariz¨¢ndome aunque nada me resulta m¨¢s vulgar que la adicci¨®n a las marcas y el tratar de aparentar lo que no eres. Serrano es la calle del pijismo y la tonter¨ªa, el Sangril¨¢ de la apariencia, el escaparate de la gente bien. All¨ª donde parece que el dinero no es un bien escaso. Casi una afrenta en tiempos de crisis, pero quiz¨¢ una afrenta necesaria para mantener viva la ilusi¨®n de que nada ha cambiado, que todo va bien y que las grandes firmas apuestan porque vaya a¨²n mejor. Todo esto es lo que se amonton¨® en mi cabeza mientras paseaba por esta calle fisgoneando los detalles reci¨¦n estrenados de la reforma que acometi¨® el Ayuntamiento de Madrid.
La convivencia entre ciclistas y viandantes se pone a prueba en el nuevo espacio
Aunque la obra de mayor envergadura es la que a¨²n colea bajo tierra, la acometida en superficie es algo m¨¢s que un lavado de cara. La idea era proporcionar lustre y se?or¨ªo a esa milla dorada dot¨¢ndola al mismo tiempo de una funcionalidad de la que desde luego carec¨ªa. Antes de la reforma el tr¨¢nsito en Serrano era infernal, el aparcamiento imposible, y la doble fila una ofensa a la disciplina viaria. Tampoco resultaba c¨®modo para los peatones. El ancho de las aceras no se correspond¨ªa con el prestigio de la calle, los alcorques del arbolado reduc¨ªan la superficie utilizable, y las motos se com¨ªan otro tanto. Dos a?os de zanjas, vallas, ruido y polvo. Dos a?os de obras a tumba abierta han obrado una remodelaci¨®n inteligente de esta emblem¨¢tica v¨ªa en abierto contraste con la actuaci¨®n municipal emprendida en Col¨®n y Recoletos. Para empezar, la obra de Serrano no le ha costado un duro a los madrile?os. La factura de 106 millones de euros se ha financiado ¨ªntegramente con la gesti¨®n de los tres aparcamientos subterr¨¢neos a¨²n en construcci¨®n. Tres mil plazas de residentes y rotaci¨®n que compensan el espacio ganado en superficie para los peatones. La absoluta conjura de la doble fila en Serrano y sus calles adyacentes mantiene e incluso aumenta la capacidad circulatoria a pesar de la eliminaci¨®n de un carril para ampliar el ancho de las aceras.
Los 10 metros que tiene la de los pares es lo m¨¢s agradecido de la reforma. La holgura para el paseante permite una nueva hilera de arbolado con alcorques de compactado y rejilla que pueden pisarse. El pavimento es de granito del bueno. Muy elegante cuando est¨¢ limpio, pero muy poroso, para evitar deslizamientos, y resulta extremadamente sucio. Tendr¨¢n que emplearse a fondo con el agua a presi¨®n para mantener a raya los chorretes. Serrano tiene ahora dos carriles para el transporte p¨²blico y uno para las bicis un poco estrecho y apenas diferenciado del espacio peatonal.
La cada vez m¨¢s conflictiva convivencia entre ciclistas y viandantes por la creciente invasi¨®n de bicis por las aceras de Madrid se pone a prueba en Serrano. M¨¢s de uno ya ha encajado en las costillas un golpe de manillar. El mobiliario urbano es sobrio y funcional como le gusta a Gallard¨®n por lo que se agradece el toque de color de los bancos que rompen la uniformidad del gris y sobre todo el de las jardineras de acero cort¨¦n. En mi paseo ech¨¦ de menos las flores y la calidez mundana que proporcionan las terrazas. El comercio parece bastante satisfecho y los vecinos tambi¨¦n. La nueva cara de Serrano es sin duda mejor que la anterior. Es una calle emblem¨¢tica con tir¨®n para el turismo de paso, pero echo de menos imaginaci¨®n y esfuerzos similares en otros barrios de Madrid.
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