Una EPA m¨¢s
Cada trimestre esperamos con cierta ansiedad lo que nos dir¨¢ la EPA sobre la evoluci¨®n de nuestro mercado de trabajo, en especial, desde el shock que supusieron los resultados del primer trimestre de 2009. La ¨²ltima EPA parece haber tra¨ªdo algunas buenas noticias: aumenta el empleo, cae el paro. Esta encuesta sigue dando la radiograf¨ªa m¨¢s completa y fidedigna de nuestro mercado laboral. Pero, aunque nuestros pol¨ªticos se empe?en en ello, interpretar los resultados de forma coyuntural resulta bastante arriesgado. Por ejemplo, este tercer trimestre recoge justo el cambio estacional: ca¨ªda del paro hasta julio-agosto, aumento desde agosto-septiembre. La buena noticia es que hemos recuperado la estacionalidad, despu¨¦s de un a?o tan calamitoso como el anterior.
Lo alarmante sigue siendo el rid¨ªculo porcentaje de parados que dedican su tiempo a la formaci¨®n
Pero por el medio, tambi¨¦n est¨¢ la entrada en funcionamiento de una nueva reforma laboral. A diferencia de otras anteriores, esta no ha tenido efectos anticipados y tambi¨¦n se ha argumentado que no lo veremos tampoco en el corto plazo porque depender¨¢ de c¨®mo se implemente en la pr¨¢ctica jur¨ªdica y eso lleva un tiempo.
Aun as¨ª, observamos que el aumento del empleo se ha concentrado en la poblaci¨®n m¨¢s joven y en la de m¨¢s edad, mientras que cae en edades intermedias. Algunos argumentar¨¢n que es debido a la nueva pol¨ªtica de subvenciones que se concentra en los tramos de edad extremos, favoreciendo el empleo de unos, perjudicando el de otros. Otros dir¨¢n que pocos efectos habr¨¢ tenido de momento, dado que en t¨¦rminos netos se destruye empleo indefinido y la tasa de temporalidad vuelve a aumentar.
Normal, los datos del Inem ya nos estaban confirmando que los contratos de fomento de la contrataci¨®n indefinida estaban teniendo poco ¨¦xito. Desde luego, aun sin mucha confianza sobre los efectos benignos de esta reforma habr¨¢ que esperar. Adem¨¢s, los datos tambi¨¦n est¨¢n contaminados por el ajuste presupuestario, desde la disminuci¨®n de los salarios de los funcionarios, hasta la subida del IVA o el final de algunas subvenciones. Tambi¨¦n es demasiado pronto para evaluar este cambio de pol¨ªtica econ¨®mica. Los aficionados a la coyuntura lo tienen realmente complicado.
Otras variables siguen o han iniciado una tendencia que s¨ª nos deber¨ªa preocupar. Por ejemplo, la participaci¨®n laboral se ha frenado desde hace ya m¨¢s de un a?o, amortiguando los efectos de la crisis sobre el paro. Llegar¨¢ un momento en que se recupere (nuestra tasa de actividad laboral sigue siendo muy baja), y tenga el efecto contrario sobre la tasa de paro. El desempleo de larga duraci¨®n sigue aumentando. Esto tambi¨¦n es natural en un momento de recesi¨®n, y as¨ª seguir¨¢ durante unos trimestres aun cuando se recupere la tasa de creaci¨®n de empleo.
Lo alarmante sigue siendo el rid¨ªculo porcentaje de parados que dedican su tiempo a la formaci¨®n, en especial entre los menos cualificados. La tasa de formaci¨®n no reglada, esencialmente la ocupacional, ha ca¨ªdo desde el inicio de esta recesi¨®n, justo cuantas m¨¢s necesidades de reciclaje y disponibilidad de tiempo tienen nuestros parados.
Otra tendencia igual de preocupante es el aumento del tama?o de la generaci¨®n Ni-Ni, esto es, los j¨®venes que ni estudian ni trabajan, aun habiendo abandonado la escuela en edad temprana. Estos son algunos de los datos que realmente nos deber¨ªan preocupar en cada EPA. Son los que deber¨ªan convencer a nuestro Gobierno de la necesidad de no seguir posponiendo las reformas laborales y educativas sine d¨ªe.
Florentino Felgueroso es profesor de la Universidad de Oviedo y director de la c¨¢tedra de Capital Humano y Empleo de Fedea.
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