Comunidad PAU
Una mirada al estilo de vida en las ampliaciones de Vallecas, Carabanchel y Las Tablas, una vez agotada la prol¨ªfica d¨¦cada de la construcci¨®n en la periferia
Pocos marcos legales tan burocr¨¢ticos como eso que llaman Programa de Actuaci¨®n Urban¨ªstica han prendido tanto en una ciudad. Algunos barrios (Las Tablas, Montecarmelo, Sanchinarro) hasta portan el t¨¦rmino PAU delante del nombre. Por su condici¨®n y ubicaci¨®n, nada se expandi¨® tanto durante la ¨²ltima d¨¦cada como la silueta de Madrid. Hoy, la poblaci¨®n estimada en los 18 PAU rebasa las 150.000 personas.
Su actual funcionamiento es una lid entre el aplatanamiento vecinal y los esfuerzos por consolidar un barrio. ?Se har¨¢ sitio el peque?o comercio? ?Arraigar¨¢n los ¨¢rboles en sus solares arenosos? ?Alg¨²n d¨ªa lograr¨¢n los vecinos llenar de alma sus ¨¢reas? Son prop¨®sitos que solo se dan en una de las ampliaciones urbanas que EL PA?S ha recorrido: Vallecas, Carabanchel y Las Tablas, tres comunidades PAU con m¨¢s de 60.000 habitantes.
En Carabanchel, el nuevo barrio cubre las carencias del casco hist¨®rico
Los vecinos del PAU de Vallecas 'emigran' a la parte antigua porque "falta alegr¨ªa"
VALLECAS "La plaza del pueblo es el centro comercial"
El Ensanche de Vallecas es un lugar enorme con miles de casas habitadas y miles de metros cuadrados de arena y asfalto bald¨ªos. En 700 hect¨¢reas viven unas 20.000 personas, siete veces menos que en el distrito Centro de la capital, que tiene 520 hect¨¢reas. "Es una adherencia desproporcionada en forma y tama?o", reprueba Eduardo Mangada, ex consejero socialista de Ordenaci¨®n del Territorio.
"Aqu¨ª no hay vida social", dice un vecino, que lleg¨® al Ensanche atra¨ªdo principalmente por dos cosas: un ¨¢tico y un garaje que pudiera permitirse pagar. Pero en el paquete ven¨ªan eso y un barrio hipotenso. "Sales a la calle y no tienes un pu?etero bar, ni un quiosco, ni una cafeter¨ªa", cuenta.
Por las aceras del PAU camina poca gente. Por sus anch¨ªsimas v¨ªas circula una parte ¨ªnfima de los coches que podr¨ªan caber. Las medianas son franjas de vegetaci¨®n asilvestrada o, peor a¨²n, c¨²mulos de tierra y escombro que quedaron all¨ª estancados despu¨¦s de las obras.
La vida del barrio gira en torno a un gran centro comercial. Los vecinos tienen que acudir all¨ª para realizar la mayor¨ªa de sus compras y en muchas ocasiones es este su lugar de ocio: 160 negocios concentrados les ofrecen comercio y diversi¨®n, un espacio privado que funciona como si fuese p¨²blico. Agentes de la Polic¨ªa Nacional patrullan tranquilamente por sus pasillos encerados. "Aqu¨ª la plaza del pueblo es el centro comercial", dice Josu¨¦ Lozada, salvadore?o de 25 a?os.
La relaci¨®n del PAU con el resto de su distrito, la zona antigua de Villa de Vallecas, es escasa. No hay flujo entre el barrio nuevo y el viejo. Y, si lo hay, suele ser el de alg¨²n nost¨¢lgico de su antiguo barrio que pasa parte del d¨ªa al otro lado de la frontera urbana, como Juli¨¢n Guill¨¦n, de 50 a?os: "Vengo todos los d¨ªas a comer donde mi madre y a estar con los amigos", cuenta dentro de un bar de Villa de Vallecas. "En los bares del PAU falta alegr¨ªa".
CARABANCHEL "Ni te estresas ni te aburres"
La suerte del PAU de Carabanchel es la de ser un barrio que dimana de otro pegado a ¨¦l: Carabanchel Alto. Simult¨¢neamente a otros ensanches, el apetito inmobiliario despeg¨® en 2002 y finaliz¨® har¨¢ cosa de un a?o con la entrega de las ¨²ltimas llaves. Unos 20.000 habitantes tiene ahora. Y una ocupaci¨®n casi total (96%). "Es el mejor PAU con mucho", opina Mangada. "Tiene una arquitectura digna e integrada en las antiguas calles".
"Lo que me encanta de aqu¨ª es la vida social". La que habla es Rebeca Nafr¨ªa, una vecina nada sospechosa de conformismo. Rebeca ya ha visitado el plat¨® de alguna televisi¨®n madrile?a para protestar por el lamentable estado de los interiores de su edificio, uno de los inmuebles sostenibles concedidos por la Empresa Municipal de Vivienda. Esos bloques, c¨¦lebres por su dise?o, son una de las se?as del nuevo barrio. "Los vecinos no pueden ni poner las cortinas por la humedad de la pared, las puertas no encajan en el marco y la chapa de las ventanas amenaza con desprenderse", denuncia.
Deficiencias aparte, el PAU de Carabanchel ha sorteado relativamente bien los rompecabezas que minan la convivencia de otros barrios igual de j¨®venes. Es sintom¨¢tico que quien comparta esta visi¨®n sea Pedro Casas, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Carabanchel Alto, una de las m¨¢s combativas.
"El PAU cubre algunas de las carencias del casco hist¨®rico de Carabanchel Alto, como los locales de ocio, y recibe de ¨¦l los servicios de un barrio tan arraigado", explica Casas. El metro lleg¨® gracias a 20 a?os de lucha vecinal. Y dos buses lo conectan con el centro. "La verdad", comenta el encargado del pub irland¨¦s Peter Rabbit & Friends, "es que aqu¨ª ni te estresas ni te aburres".
LAS TABLAS "Urbanizaciones cerradas como castillos"
A primera vista es una larga v¨ªa, pero la avenida del Camino de Santiago es una gran zanja virtual que secciona el barrio de Las Tablas. En la orilla derecha abunda la vivienda libre, bloques de pisos que, sin ser de lujo, cuentan con portero y piscina y a los que se accede marcando un c¨®digo electr¨®nico. En el margen izquierdo gana la vivienda de protecci¨®n oficial o de precio tasado. Edificios con piscinas, tambi¨¦n, pero menos suntuosos. "Aqu¨ª las urbanizaciones son cerradas como castillos: cada uno vive en su bloque y solo sale a tomar el sol", ironiza Lorenzo ?lvarez, presidente de la asociaci¨®n de vecinos.
Por todas partes proliferan los solares desiertos, calvas de tierra adonde el ladrillo no lleg¨® y que hacen las veces de parques. Un vistazo en coche, a pie, o desde Google Earth confirma que este lugar es lo que parece: un desierto de casas distanciadas entre s¨ª, un alfoz con unos servicios a medio construir, un barrio rodeado de empresas cuya poblaci¨®n flotante iguala su n¨²mero de habitantes (alrededor de 25.000). Bonifacio Mart¨ªn, due?o de un puesto de comida para llevar pegado al edificio de Vodafone, censura que los trabajadores estacionen los coches "hasta en tercera fila".
Perge?ado desde el PGOU de 1997, Las Tablas terminaba de recibir a sus inquilinos justo cuando empezaba a arreciar la crisis. Como barrio carece de muchas cosas: de instituto, por lo que 400 alumnos estudian fuera la Secundaria -el transporte escolar se suprimi¨® para este curso-; de 800 plazas en los colegios, pese a tener seis escuelas; y de centro de salud. "?Qu¨¦ diferencia hay entre una ciudad-dormitorio y esto?", se pregunta ?lvarez.
Las Tablas es pura clase media. Territorio PAU, ya que linda con dos ensanches m¨¢s, Montecarmelo y Sanchinarro. La inseguridad parece no existir. Pero al caer la noche y al estar la comisar¨ªa m¨¢s cercana en el barrio del Pilar, ¡°pr¨¢cticamente todos los comercios han sufrido robos¡±, denuncia la presidenta de la asociaci¨®n de empresarios de la zona, Marisol Ares. Dos alunizajes ha padecido ella en su ¨®ptica.
65.000 habitantes
- Las Tablas. Viviendas previstas: 12.272. Viviendas concedidas: 11.508 (6.830 protegidas o de precio tasado). Poblaci¨®n estimada: 20.000 habitantes.
- Vallecas. Viviendas previstas: 28.058. Viviendas concedidas: 23.523 (12.450 protegidas o de precio tasado). Poblaci¨®n estimada: 25.000 habitantes.
- Carabanchel: Viviendas previstas: 12.365. Viviendas concedidas: 11.901 (5.902 protegidas o de precio tasado). Poblaci¨®n estimada: 20.000 habitantesMadrid
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