Sindicalista
La conveniente traducci¨®n y divulgaci¨®n de una frase del aguerrido juglar Woody Guthrie fue durante mucho tiempo que su guitarra le serv¨ªa para matar fascistas. Una investigaci¨®n m¨¢s rigurosa revel¨® que Guthrie era m¨¢s radical en su deseo. Su impresentable convicci¨®n era que su guitarra serv¨ªa para matar dem¨®cratas. Guthrie dedic¨® emotivas canciones a la figura de Joe Hill, a la lucha sindicalista cuando militar en ella contra el esclavismo ancestral que impon¨ªan los patronos implicaba que te rompieran los huesos o te asesinaran. En esa misma naci¨®n, ocurri¨® tiempo despu¨¦s algo tan degenerado como que el sindicato de currantes m¨¢s poderoso del pa¨ªs se hiciera socio del sindicato del crimen, que Jimmy Hoffa hiciera permanentes negocios con la Mafia. Hay de todo en la historia del inaplazable sindicalismo, seg¨²n las ¨¦pocas y la situaci¨®n de cada pa¨ªs, pero resulta muy arriesgado identificarlo eternamente con el progresismo. Mi idea de la izquierda no es el estalinismo, pero tampoco puedo asociarla con el meapilas Walesa y con esos gemelos siniestros, l¨ªderes de un sindicalismo obrero que logr¨® vencer al r¨¦gimen de su totalitario pa¨ªs. Tambi¨¦n recuerdo la enorme simpat¨ªa de Franco hacia una cosa aun m¨¢s alucin¨®gena que farsante llamada sindicato vertical.
El finado Camacho pag¨® su fe en el sindicalismo con numerosas y prolongadas estancias en el siempre ingrato trullo, continu¨® hasta el final de sus d¨ªas en la seguridad de que el comunismo era lo mejor que hab¨ªa ocurrido en la tierra, jam¨¢s fue visitado por el rayo milagroso de esas conversiones ideol¨®gicas que pueden mejorar notablemente la cuenta corriente y transformarte en ¨ªdolo de lo que supuestamente detestabas, tampoco se hizo sociata cuando le conven¨ªa y en la medradora certeza de que siempre habr¨ªa un ministerio o una direcci¨®n general para su honorable persona. Que su horroroso jersey se pusiera de moda entre tanto feligr¨¦s fue grotesco (tambi¨¦n la gorra del Che) y su discurso pod¨ªa sonar a monocorde y previsible. Pero es imposible negar su honradez y su credibilidad. En tiempos duros y en tiempos golosos.
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