El pasado es un pa¨ªs extranjero
La vida sin ETA. Euskadi en paz. Los concejales hasta ahora amenazados, libres para pasear, pedir el voto al vecino, acudir a las urnas. Los escoltas, en busca de nuevos trabajos. Los pol¨ªticos, de nuevos temas para la disputa. Euskadi libre al fin, porque la primera libertad es vivir. Y la carga irrecuperable y sin remisi¨®n de la sangre, la muerte y el dolor, sometida a la lenta acci¨®n de las estaciones, la lluvia y el viento, el recuerdo y la desmemoria, quiz¨¢s en algunos casos el arrepentimiento y el perd¨®n.
No estamos todav¨ªa en eso. Pero algo atisbamos ya, por la apariencia de normalidad en anteriores treguas. Ahora, esa izquierda abertzale que nunca le ha fallado a ETA ha decidido terminar: la entrevista con Otegui publicada por EL PA?S no ofrece lugar a dudas. Nadie sabe, sin embargo, hasta d¨®nde alcanza ese adi¨®s a las armas que la rama pol¨ªtica de los etarras tanto desea y proclama; tampoco si los jefes militares est¨¢n por la labor o hacen o¨ªdos sordos; ni siquiera si alguien tiene en sus manos la vara de mando que permita acabar de una vez, o si tal decisi¨®n producir¨ªa el desacato de una parte de los pistoleros que reanudar¨ªan sus actuaciones para dinamitar el proceso de paz.
La paz, otra vez al alcance de la mano. Y luego, ya sin ETA, Euskadi libre al fin, porque la primera libertad es vivir
Hace bien el ministro del Interior al dejar bien sentadas las cosas. Nada debe hacer el Gobierno. Nada deben hacer los dem¨®cratas. Quienes deben moverse son los violentos y quienes les han proporcionado ox¨ªgeno y a veces m¨¢s que ox¨ªgeno. Y sus movimientos deber¨¢n ser cautelosos para conseguir dos cosas a la vez: regresar a la vida civil, a la normalidad de su participaci¨®n en las urnas y la democracia, y hacerlo arrastrando a todo su mundo, incluidos a los m¨¢s violentos, para que ning¨²n fragmento se escape y prosiga su extorsi¨®n terrorista.
No hacer nada no quiere decir no mantener la atenci¨®n ni bajar la vigilancia. No hay duda de que desde ETA y su entorno habr¨¢ quien intente sacar provecho del abandono de las armas, ya que no pueden seguir sacando provecho del mantenimiento de la lucha armada. En realidad, todo el mundo quiere sacar provecho pol¨ªtico de todo en cualquier momento, y raz¨®n de m¨¢s si se trata de la apertura de una era de paz. El PP teme que el PSOE quiera hacerse la foto. El PSOE, que quiz¨¢s en alg¨²n momento quiso hacerse la foto, sabe que es mejor para sus propios intereses dejar que las cosas lleguen por sus propios pasos. Batasuna apuesta por una mayor¨ªa soberanista en el Parlamento vasco. Pero el PP a su vez, o al menos parte de dicho partido, quisiera convertir el final de ETA en el final del independentismo vasco y, una vez ya puestos, de todos los independentismos.
M¨¢s mezquino imposible: exactamente lo contrario del consenso brit¨¢nico a prop¨®sito de Irlanda del Norte. ?No bastar¨¢ con condenar la violencia, como quiere la Ley de Partidos? ?Ni conseguir que ETA cierre la tienda, como queremos todos? Nos equivocaremos si entendemos que condenar la violencia significa arrepentirse del pasado. ETA no tardar¨¢ en disolverse, pero el relato de ETA no desaparecer¨¢: pretender que tambi¨¦n se disuelva es impedir que quienes la han apoyado se expliquen a ellos mismos los cuentos que precisen para seguir viviendo y mir¨¢ndose al espejo por la ma?ana. Y eso ser¨¢ la paz. Precede a la reconciliaci¨®n, que tambi¨¦n llegar¨¢, cuando a nadie le interesen ya los relatos porque el pasado se habr¨¢ convertido en un pa¨ªs extranjero.
Es verdad, alguien escribi¨® que el pasado es un pa¨ªs extranjero donde todo es distinto. En Zaragoza, en los palacios de S¨¢stago y de Montemuzo, podemos visitar estos d¨ªas las exposiciones Tierra y libertad y Libertarias en conmemoraci¨®n del centenario de la fundaci¨®n de la CNT, magn¨ªficas muestras de una historia de un pa¨ªs violento y conmovedor, pero irreconocible. Dentro de unos a?os, ojal¨¢ sean pocos, quiz¨¢s visitaremos exposiciones de esta historia vasca de violencia y muerte con el mismo extra?amiento con que ahora conmemoramos los 100 a?os del anarcosindicalismo y evocamos las vidas truculentas de aquellos "reyes de la pistola obrera", que se proclamaban "los mejores terroristas de la clase trabajadora".
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